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El temor a una recesión devuelve al euro a la paridad con el dólar

El euro acumula una depreciación del 12% en lo que va de año ante el temor a que el deterioro económico se acelere

Matteo Allievi
Euro
Monedas de euro.REUTERS

Las previsiones de muchos analistas se han cumplido. A las 11.46 de este martes, hora peninsular española, el euro ha alcanzado la paridad con el dólar por primera vez después de 20 años, según datos de Bloomberg. El temor a que la escalada de precios lastre el crecimiento mundial en la segunda mitad de 2022 ha sido el principal detonante de la depreciación de la moneda única, que en lo que va de año ha perdido un 12% de su valor respecto al billete verde. Un claro reflejo de la debilidad de la eurozona. Hace un año el euro se cambiaba por 1,2 dólares.

La postura más agresiva de la Reserva Federal para contener la inflación, que ya ha aprobado dos subidas de tipos, frente al BCE explica buena parte de la paridad porque al ofrecer intereses más altos convierte al dólar en un valor refugio para los inversores. El miedo a que se acelere el deterioro económico se ha agudizado especialmente en Europa a medida que Rusia, su principal proveedor de energía, ha recortado los flujos de gas en represalia por las sanciones occidentales. Los suministros del gasoducto alemán Nord Stream 1 se detuvieron este lunes durante 10 días por labores de mantenimiento. Sin embargo, Berlín teme que el Kremlin ordene que la suspensión se extienda más allá de este plazo, hasta volverse indefinida.

La fecha del 21 de julio, cuando se debería restaurar el funcionamiento del gasoducto, será clave. “Si el corte se alarga, Alemania entraría automáticamente en recesión. Con los niveles de inventario actuales, muchas industrias alemanas no pueden enfrentarse al próximo invierno, por lo que deberán racionar el gas, lo que desencadenaría un efecto dominó que llevará a la destrucción de tejido productivo en Europa”, apunta Natalia Aguirre, analista de Renta 4.

Vientos de una fuerte ralentización soplan en la economía mundial. Hace tres semanas, Goldman Sachs elevó a un 30% la probabilidad de recesión en EE UU en 2023. Los economistas europeos tampoco ocultan su pesimismo. La publicación del índice de sentimiento económico ZEW de este martes refleja que la confianza de los inversores ha caído por debajo de los niveles registrados en marzo 2020, en pleno estallido de la pandemia de covid-19.

Tras alcanzar la paridad en la mañana de este martes, el euro ha vuelto a recuperar ligeras posiciones, en un comportamiento que algunos analistas califican como “rebote del gato muerto”. Los inversores consideran que los precios ya han caído lo suficiente, lo que les motiva a comprar durante un período corto de tiempo. No obstante, un nuevo desplome puede amagar a la vuelta de la esquina, en función también de la evolución de la inflación y de las próximas maniobras de los bancos centrales con respecto a la subida de tipos para paliarla.

Juan Ignacio Crespo, analista de mercados, advierte que, aunque los pronósticos son muy arriesgados, el euro podría seguir depreciándose. “El diferencial de tipos de interés entre EE UU y la eurozona, el funcionamiento a medio gas de la locomotora de Europa [Alemania] y la preferencia de los inversores por el mercado estadounidense, menos afectado por el terremoto que supone la guerra de Ucrania, constituyen el cóctel para que la moneda única siga perdiendo su valor”, asevera.

La depreciación del euro supone importantes cambios para la economía internacional. En primer lugar, importaciones más caras en Europa y exportaciones más baratas. Una empresa europea tendrá que abonar más por comprar productos de fuera, aunque al mismo tiempo la debilidad de la moneda única aviva las exportaciones, que resultan atractivas para los compradores extranjeros. Asimismo, los viajeros europeos de visita en Estados Unidos tendrán que rascarse el bolsillo, lo que puede perjudicar la industria turística al otro lado del Atlántico. Eso sí, los estadounidenses que crucen el charco tendrán más capacidad de gasto. Una buena noticia para el comercio del Viejo Continente.

Los bancos centrales, determinantes

Mientras el euro se hunde, el dólar corre. Según explican los analistas de Banco Base en una nota, el avance de la moneda estadounidense se debe a que el mercado sigue a la espera del dato de inflación en Estados Unidos, que se publica este miércoles y que podría ubicarse por encima del porcentaje de mayo, cuando se situó en 8.6%. Este escenario podría fortalecer la expectativa de que la Reserva Federal seguirá buscando adoptar una postura monetaria restrictiva de forma acelerada.

Por tanto, los mercados ya descuentan un tono aún más duro por parte de Washington, frente a la actitud cauta del Banco Central Europeo, que todavía no ha subido los tipos de interés tras la crisis de la pandemia. En este sentido, la reunión de Fráncfort prevista para la próxima semana será determinante en las fluctuaciones de los valores de las divisas. “El BCE se encuentra en una posición muy difícil. Ha llegado bastante tarde a la fiesta, tanto con respecto al fin de sus compras de bonos como al endurecimiento de su política monetaria”, ha señalado a la cadena CNBC Jeremy Stretch, jefe de estrategia de divisas de CIBC Capital Markets.

Matthew Ryan, analista de Ebury, recuerda que un euro más débil tiene implicaciones inflacionistas, por lo que los responsables de las instituciones monetarias podrían optar por subir los tipos de forma más agresiva de lo previsto (un cuarto de punto) para intentar ayudar a la divisa. Pero para Aguirre está bastante claro que el BCE apostará por una subida de 25 puntos básicos en la próxima reunión. “No es posible aguantar una inflación por encima del 8% cuando el objetivo debería ser el 2%. Pero, el BCE también debería ser consciente de que un alza de tipos con una economía en ralentización supone un endurecimiento de las condiciones financieras”, ha agregado. Christine Lagarde, presidenta de la institución, deberá afinar bien su discurso.

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