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Bankia: una entidad salpicada de polémicas

La antigua caja ha estado marcada por los casos judiciales de las preferentes, las tarjetas ‘black’ y la salida a Bolsa

Momento del juicio en la Audiencia Nacional sobre el 'caso Bankia', el 26 de septiembre de 2016.  Entre los acusados, a la derecha de la imagen está el expresidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, junto a su sucesor en el cargo, Rodrigo Rato. Y en la primera fila, a la izquierda, Gerardo Díaz Ferrán, expresidente de CEOE.
Momento del juicio en la Audiencia Nacional sobre el 'caso Bankia', el 26 de septiembre de 2016. Entre los acusados, a la derecha de la imagen está el expresidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, junto a su sucesor en el cargo, Rodrigo Rato. Y en la primera fila, a la izquierda, Gerardo Díaz Ferrán, expresidente de CEOE.Chema Moya (EFE)
Hugo Gutiérrez

Diez años después del descalabro de Bankia, entidad que acabó engullida por CaixaBank, sigue siendo el gran símbolo del hundimiento de las cajas de ahorro. Todavía quedan pendientes algunos flecos judiciales, por ejemplo el que implica a Rodrigo Rato por un supuesto trato de favor en la concesión de contratos publicitarios de la entidad financiera en el marco de la causa sobre el presunto origen ilícito de su patrimonio. Aunque los grandes casos ya se han resuelto y han puesto negro sobre blanco los excesos que cavaron la tumba del banco: las preferentes, las tarjetas black y la salida a Bolsa han marcado para siempre esta entidad salpicada de polémicas.

Las preferentes

Uno de los episodios más controvertidos para el sector en general y Bankia en particular se produjo tras la crisis financiera de 2008. Muchas entidades lanzaron al mercado un nuevo producto en busca de capital: las participaciones preferentes. Se trataba de un instrumento complejo y de riesgo elevado para los inversores. Y el gran problema fue que se vendieron en las sucursales a todo tipo de clientes, que no lo entendían en su totalidad y sin distinguir el perfil de riesgo de cada uno. En muchos casos, lo compraron por la confianza con el banco pero sin saber a qué se exponían.

Estos pequeños inversores ponían sus ahorros en un producto que exigía una vinculación “a perpetuidad”, y aunque los bancos dejaron al principio una vía de escape para recuperar el dinero, cuando las cosas se pusieron feas el sistema dejó atrapados a miles de personas. Hubo manifestaciones durante años y fue una de las fotos que dejó la Gran Recesión. Bankia no era la única entidad que comercializó participaciones preferentes, pero su caso fue más llamativo por tener que ser rescatada con dinero público.

La venta masiva de estos productos alcanzó los 42.500 millones de euros desde 1999, aunque la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) cree que solo 6.000 millones se comercializaron incorrectamente. Bankia heredó el problema de lo realizado por Caja Madrid, Bancaja, La Caja de Canarias, Caja Ávila, Caixa Laietana, Caja Segovia y Caja Rioja, que se traspasaron al nuevo banco tras la fusión en julio de 2010. Tenía unos 300.000 clientes perjudicados. El caso llegó a los tribunales y la Audiencia Nacional consideró que no se podía acusar a Bankia de ningún delito por esta comercialización.

Protesta de la asociación de consumidores Adicae frente a la sede de Bankia por las participaciones preferentes, en Madrid.
Protesta de la asociación de consumidores Adicae frente a la sede de Bankia por las participaciones preferentes, en Madrid.

Las tarjetas black

En otoño de 2014 se destapó el caso de los sobresueldos a directivos de Caja Madrid y Bankia. El FROB, el fondo público de rescate para la banca, denunció que cerca de 80 consejeros y altos directivos del banco utilizaron entre 2003 y 2012 unas tarjetas de crédito de empresa, opacas para el fisco, con las que gastaron 15,5 millones de euros en restaurantes, bares de copas, ropa interior, alimentación, compras en grandes superficies y viajes. Los consejeros y directivos también sacaron más de dos millones de euros en metálico de los cajeros sin ningún tipo de control. Un escándalo mayúsculo que reflejaba sin tapujos los abusos cometidos en las cajas de ahorro.

El sistema de las tarjetas black fue ideado por el expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa y mantenido por Rodrigo Rato tras su llegada a la presidencia del banco. Este trasladó asimismo el sistema a Bankia tras la fusión: la música nunca paró de sonar. Dos años y medio después de que estallara el caso, en febrero de 2017, la Audiencia Nacional condenó a penas de entre tres meses y seis años a los 65 acusados de apropiación indebida. Miguel Blesa, que cinco meses después de conocer la sentencia se suicidó mientras esperaba la decisión del Supremo, fue condenado a seis años de prisión. Rato recibió una pena de cuatro años y medio. El Tribunal Supremo, finalmente, mantuvo las condenas impuestas.

Salida a Bolsa

La Audiencia Nacional absolvió a los 34 acusados en el juicio por la salida a Bolsa de Bankia en septiembre de 2020, entre ellos el expresidente de la entidad Rodrigo Rato, de los delitos de estafa a los inversores y falsedad contable de los que estaban acusados. La sentencia destaca que el estreno bursátil contó con la aprobación de todos los supervisores —Banco de España, CNMV, FROB y EBA—. Se trataba de uno de los juicios económicos más importantes de la historia de España que se convirtió casi en el juicio a una época de excesos, la del fin de las cajas de ahorros.

Bankia salió a Bolsa en julio de 2011. En marzo del año siguiente presentó las cuentas de resultados anuales con un beneficio de 309 millones. En mayo de 2012, ya con Rato fuera y con José Ignacio Goirigolzarri en la presidencia se reformularon esas cuentas y Bankia pasó a presentar pérdidas de 2.979 millones. Tras eso, la entidad fue rescatada con 22.424 millones de dinero público. Peritos del Banco de España aseguraron que el banco maquilló sus cuentas para salir a Bolsa y captar inversores. Pero la sentencia tumbó ese argumento al considerar que no se imputaron “hechos concretos” a los responsables de Bankia y que únicamente les atribuyen “actitudes genéricas”.

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Sobre la firma

Hugo Gutiérrez
Es periodista de la sección de Economía, especializado en banca. Antes escribió sobre turismo, distribución y gran consumo. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS tras pasar por el diario gaditano Europa Sur. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla, Máster de periodismo de EL PAÍS y Especialista en información económica de la UIMP.

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