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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Los impuestos salvan vidas

Las palabras de Feijóo de que el Gobierno “se está forrando” facilitan el terreno a la extrema derecha

Andreu Missé
Feijoo PP
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijoo, durante el Congreso del partido en Sevilla a comienzos de abril.Alejandro Ruesga (EL PAÍS)

Este año se cumplirá el 80 aniversario del Informe Beveridge, que constituye el documento fundacional de la Seguridad Social en el Reino Unido, que a su vez inspiró a otros países democráticos. El informe fue encargado por el Gobierno conservador de Winston Churchill a William Henry Beveridge, director de la Escuela de Estudios Económicos de Londres, quien lo presentó en 1942. A diferencia del sistema de seguros (enfermedad, accidentes y pensiones) que Bismarck había establecido en Alemania (1883- 1889), con subsidios proporcionales a las contribuciones de los trabajadores, el sistema británico garantizaba una pensión mínima igual para todos los trabajadores.

La novedad del plan de Beveridge es que implicaba una decisiva contribución del Estado (impuestos) para financiar los seguros sociales, que de inmediato aumentó un 30%. En los años 40 y principios de los 50 del siglo pasado, debido a la financiación de la guerra y de la seguridad social, el Reino Unido tenía la tasa superior del impuesto sobre la renta más alta el mundo. Por encima del 90%, como ha explicado el economista Thomas Piketty. Una política fiscal progresista que compartieron conservadores y laboristas en el Reino Unido y demócratas y republicanos en Estados Unidos hasta principios de los 80.

Las sucesivas crisis (la financiera de 2008, la de la pandemia de la covid-19 y la guerra de Putin contra Ucrania) afrontadas por España y el resto del países del mundo han disparado el gasto público de forma extraordinaria.

Como recoge la reciente Actualización del Programa de estabilidad 2022 -2025, enviado a Bruselas la semana pasada, España ha tenido que implementar varias medidas para mitigar los efectos de la guerra que ascienden a 16.000 millones de euros. Incluyen la bonificación de 20 céntimos del precio de los carburantes; aumento del 15% de la cuantía del Ingreso Mínimo Vital; ampliación de los beneficiarios del bono social eléctrico en 600.000 personas, reducción de los cargos de la tarifa de electricidad en un 55% y extensión de la rebaja del IVA al 10% y del impuesto Especial de electricidad al 0,5%.

La guerra ha comportado además otros gastos como los 1.200 millones de euros para atender a los refugiados de Ucrania o el aumento del gasto en defensa para alcanzar el compromiso marcado por la OTAN del 2% del PIB para 2030. Gastos que solo se pueden asumir con impuestos o con deuda pública, que se encuentra por encima del 115% del PIB.

Sin duda, las medidas adoptadas por el Gobierno son insuficientes ante el aumento de necesidades sociales causadas por la reducción de la actividad económica. En este contexto y con la historia conocida, resulta lamentable la afirmación del líder conservador Alberto Núñez Feijóo de que el Gobierno “se está forrando” con los impuestos. Utilizar palabras tan burdas en esta materia es facilitar el terreno a la extrema derecha, que domina el arte de falsear los problemas. La proximidad de las elecciones no deberían hacer perder los papeles tan fácilmente. Quienes visitan los hospitales públicos, voten a quien voten, saben a dónde van los impuestos. Saben que los impuestos salvan vidas. Seriedad por favor.

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