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Un almacén de Nueva York propina un revés a la movilización sindical de los trabajadores de Amazon

El rechazo del 62% de la plantilla a organizarse empaña la gran victoria de abril, cuando los empleados de un centro logístico formaron el primer sindicato de la empresa

María Antonia Sánchez-Vallejo
Trabajadores del almacén LDJ5 de Amazon en Staten Island (Nueva York)
Trabajadores del almacén LDJ5 de Amazon en Staten Island (Nueva York), este lunes tras conocer el resultado de la votación.DAVID DEE DELGADO (REUTERS)

La gran victoria que el movimiento sindical de EE UU cosechó en abril en un centro logístico de Amazon en Staten Island (Nueva York) se ha visto empañada este lunes con el varapalo sufrido en otro almacén cercano, perteneciente también al gigante del comercio electrónico. Los trabajadores contrarios a sindicarse se han impuesto a los partidarios de hacerlo con un porcentaje del 62%, con un resultado de 618 votos en contra frente a 380 favorables, según el cómputo de la Junta Nacional de Relaciones Laborales. La abstención marcó, no obstante, la votación: de los 1.600 empleados con derecho a voto, la mayoría de ellos contratados a tiempo parcial, solo participó un millar.

La victoria de la empresa no se ha reflejado sin embargo en los resultados bursátiles, ya que Amazon se ha dejado este lunes un 2,7%, que se añade a la pérdida del 14% el viernes, el remate de un balance trimestral sombrío.

El resultado supone un revés no solo para el recién formado Sindicato de Trabajadores de Amazon (ALU, en sus siglas inglesas), salido de la votación de abril, sino para la movilización sindical en su conjunto, que en el último año ha registrado un 60% más de actividad que en 2021, a juzgar por las solicitudes para celebrar elecciones sindicales tramitadas hasta marzo. En una coyuntura de desequilibrio en el mercado laboral, con más oferta que demanda —sobre todo en puestos mal pagados—, y bajo la presidencia más prosindical de las últimas décadas, la del demócrata Joe Biden, trabajadores del sector servicios —no solo obreros, también profesionales liberales, en despachos de arquitectura o importantes medios de comunicación—, han dado un decisivo impulso al papel de los sindicatos, cuando la afiliación a los mismos registra un mínimo histórico en el sector privado, apenas el 11% de la población activa.

El impulso de los trabajadores de Amazon ha recorrido en el último año un camino plagado de obstáculos. En abril de 2021, los empleados de un almacén en Alabama rechazaron organizarse sindicalmente bajo el paraguas de la organización mayoritaria del comercio. La junta de relaciones laborales ordenó repetir la votación por la injerencia de la empresa en el proceso, con profusión de mensajes a los empleados acerca de la inconveniencia de organizarse. La votación de abril en el gran centro logístico de Staten Island supuso un espaldarazo, especialmente por la constitución de un sindicato propio, pero el rechazo del almacén cercano —está al otro extremo de la calle— puede marcar, según los expertos, un declive o cuando menos un frenazo a la movilización.

La diferencia entre el centro JFK8, como se conoce al gigantesco centro logístico que votó a favor de sindicarse, y el más pequeño almacén que ha rechazado hacerlo puede estribar en las distintas condiciones laborales de los trabajadores: hay una mayoría de empleados a jornada completa en el JFK8, frente a contratos más precarios, a tiempo parcial, en el otro.

Amazon no es la única gran empresa estadounidense que asiste, atónita, al despertar de la conciencia sindical. La cadena de cafeterías Starbucks, que en diciembre pasado se apuntó la primera victoria simbólica en Buffalo (Nueva York), ha registrado más de 250 votaciones en otros tantos locales del país, igual que la firma de equipamiento deportivo REI, ambas con una característica: la contratación de jóvenes con mayor formación para trabajos no profesionales, como barista o vendedor, a menudo desempeños temporales hasta encontrar otro acorde con su preparación. Amazon, sin embargo, es el verdadero laboratorio: no solo por ser el segundo empleador del país, tras el gigante de la distribución Walmart, también por la propia calidad del trabajo y la relación contractual con la base de su plantilla.

Hasta el estreno de ALU en abril, Amazon habían logrado frenar los intentos de sindicalización desde su creación en 1994. A raíz del éxito, ALU generó un entusiasmo desbordante, hasta el punto de que sus responsables aseguran haber sido contactados por representantes de almacenes en todo el país. Pero el rechazo de LDJ5, como se conoce el almacén que ha rechazado sindicarse en Staten Island, empaña la que hasta ahora parecía una carrera imparable que, no obstante, ha tenido que enfrentar nuevos obstáculos: tras la votación de abril, Amazon interpuso un recurso de apelación, argumentando que los miembros de ALU habían “intimidado” a los empleados. La compañía también acusó a la delegación de la Junta de Relaciones Laborales en Nueva York, responsable de supervisar el proceso, de parcialidad. El caso ha sido trasladado a la delegación de Phoenix, que se pronunciará sobre la legitimidad de la votación a finales de mayo.

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