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La AIE liberará 60 millones de barriles de crudo ante la subida de precios provocada por la guerra en Ucrania

La cantidad puesta en el mercado equivale al 4% de las reservas de los miembros de la organización en todo el mundo

Refinería de petróleo
Refinería de petróleo, en Alemania. Getty Images

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) se mueve tras la invasión de Ucrania ordenada por Vladímir Putin. El organismo dependiente de la OCDE ha acordado este martes liberar 60 millones de barriles de crudo para tratar de frenar la subida de precios y asegurarse de que no habrá problemas de suministro tras la invasión rusa de Ucrania. La decisión, tomada en una reunión extraordinaria, busca además enviar “un mensaje fuerte y coordinado” a los mercados globales de crudo, según apuntó en un comunicado la institución, con sede en París. Los 31 miembros de la agencia, la mayoría de ellos europeos, cuentan con unas reservas estratégicas equivalentes a 1.500 millones de barriles, por lo que la cantidad liberada ronda el 4% del total.

La invasión de Rusia, segundo máximo exportador de petróleo del planeta —tras Arabia Saudí— y tercer productor mundial —tras Estados Unidos y Arabia Saudí—, llega en un momento de alta tensión en el mercado petrolero global, con el precio del barril de brent por encima de los 100 dólares, las reservas comerciales en mínimos de ocho años y el cartel de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) negándose en redondo a bombear más para tratar de reequilibrar la oferta y la demanda.

Es la segunda vez que se produce una liberación de reservas en los últimos meses. En noviembre del año pasado, Estados Unidos, China, Japón, el Reino Unido y Corea del Sur acordaron poner en el mercado 50 millones de barriles para presionar a la OPEP y obligarla a mover ficha. En aquella ocasión, la acción tuvo escaso éxito: fue poco más que una gota en un océano, el petrolero, en el que el precio no ha dejado de subir.

“La situación en los mercados de energía es muy grave y requiere nuestra plena atención. La seguridad energética global está bajo amenaza, poniendo la economía mundial en riesgo durante una etapa frágil de la recuperación”, ha alertado el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol. En una entrevista con este diario a finales de enero, cuando los tambores de invasión de Ucrania aún sonaban muy lejanos, el máximo responsable del organismo con sede en París ya advertía de que una guerra tendría “consecuencias sobre la UE, pero también, y enormes, sobre Rusia”.

Es la cuarta vez que la AIE lleva a cabo un movimiento de liberación sincronizado de las reservas de emergencia en sus casi cinco décadas de historia —fue creada poco después del estallido de la primera crisis del petróleo—. En anteriores ocasiones, los detonantes también fueron una guerra (la del Golfo, en 1991; la de Libia de 2011) o un desastre natural (el huracán Katrina, en 2005, que obligó a evacuar varias plataformas petroleras del golfo de México y disparó el precio de esta materia prima).

Rusia, un actor protagonista en el mercado petrolero

La AIE recordó que Rusia desempeña un rol destacado en el mercado energético global, ya que es el tercer mayor productor mundial de petróleo y el mayor exportador. Sus exportaciones, alrededor de cinco millones de barriles al día, equivalen aproximadamente al 12% del comercio global, y sus cerca de 2,85 millones de barriles diarios de productos derivados del petróleo representan cerca del 15% de los intercambios mundiales de productos refinados. El 60% de las exportaciones de crudo de Rusia tienen como destino Europa, y otro 20% China.

La reunión ministerial de la AIE ha coincidido en que el suministro energético no debería utilizarse como un medio de coerción política o de amenaza a la seguridad nacional e internacional, y avanzó que no descarta una nueva liberación de crudo en caso de que sea necesario. En el encuentro de este lunes, convocado por Birol por la vía de urgencia, los países también han abordado la dependencia del gas natural ruso y la necesidad de reducirla en favor de otros suministradores, así como de dar un acelerón en la transición energética. Ya no es una cuestión únicamente ambiental: la economía y la geopolítica obligan a agilizar el despliegue las renovables.

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