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Perú paraliza la actividad de Repsol en sus aguas tras el vertido de crudo

El Gobierno alega que la petrolera española “no ha evidenciado acciones claras de limpieza y remediación ante lo sucedido”

Una persona trabaja en la limpieza de una playa en Perú, contaminada por el derrame de petróleo de la refinería La Pampilla, operada por Repsol.Foto: REUTERS

Después de 16 días del mayor vertido de petróleo en la costa central de Perú, el ministro de Ambiente, Rubén Ramírez, anunció este lunes la suspensión de las operaciones de carga y descarga de hidrocarburos de la empresa Repsol en el mar “hasta que brinde las garantías técnicas de que no se va a producir otro derrame”, una decisión que ha sido tildada de “desproporcionada e irrazonable” por parte de la compañía. Según informó la autoridad ambiental, la fuga del crudo durante la descarga del buque-tanque italiano Mare Doricum fue de unos 11.900 barriles, aunque la empresa alega que son 1.500 menos.

La fuga ocurrió la tarde del sábado 15 de enero cuando el buque italiano Mare Doricum -tanqueado con más de 900.000 barriles de petróleo brasileño- descargaba a las tuberías submarinas de la refinería La Pampilla, operada por Repsol en el distrito de Ventanilla (región Callao), a 25 kilómetros del centro de la capital.

El primer reporte de la compañía a la autoridad ambiental indicó que el derrame estaba “controlado” y había afectado 2,5 metros cuadrados de mar, con 0,16 barriles de crudo. Sin embargo, el petróleo avanzaba el domingo 16 con rumbo norte sin control debido a las corrientes.

Hasta este fin de semana, la autoridad de salud ordenó el cierre de 26 playas afectadas por la polución en las regiones de Lima y Callao. Dos áreas naturales protegidas también están contaminadas y miles de pescadores artesanales, trabajadores y comerciantes de balnearios han perdido su empleo por tiempo indeterminado.

El capitán del Mare Doricum, Giacomo Pisani, firmó ocho cartas de protesta desde que notó el derrame el sábado 15, y en una de ellas afirmó que la barrera de contención que colocó el personal de la refinería no era suficientemente larga para cubrir el perímetro de la embarcación. Entre otros fallos, también aseguró que pasaron varias horas hasta que un buzo de Repsol inspeccionó la zona donde ocurrió el derrame.

Según la empresa, el vertido fue causado por el “oleaje anómalo” que produjo la erupción de un volcán submarino en Tonga. Dicha versión ha sido negada por la Marina de Perú, por veleristas que se encontraban a la hora del derrame frente al buque. El propio capitán del buque inicialmente declaró a tres ministros y un congresista que no había más de tres nudos de viento ni olas en ese momento, pero en una de las cartas de protesta sí que admitió expresamente que “ocurrió una condición anormal de mar/oleaje durante la operación de descarga en la terminal 2 causando la ruptura de los cabos de amarre”.

Ramírez afirmó este lunes que la empresa “no ha evidenciado acciones claras de limpieza y remediación frente a lo sucedido”, y por ello le ha pedido actualizar o modificar su plan de contingencia. “No ha dado las certezas que pueda afrontar un nuevo derrame en las otras tres líneas de carga y descarga que vienen operando en el país”, agregó.

La resolución del Ministerio de Ambiente pide a Repsol que el plan de contingencia de la refinería La Pampilla considere una mayor “capacidad de respuesta inmediata ante la ocurrencia de un derrame de hidrocarburos de gran volumen” e “incorpore medidas necesarias para afrontar eventos” como el del 15 de enero. Además, solicita los certificados actualizados que aprueben “la integridad” de las instalaciones de la refinería. Un sistema de detección de derrames “en dos minutos” -que la empresa publicita en su página web- no funcionó ese día, reconoció una de las ejecutivas de Repsol, según consta en un acta de la investigación fiscal.

La compañía informó el domingo que sumó más equipamiento para limpiar las zonas contaminadas, por ejemplo, 30 skimmers, una especie de bombas que aspiran hidrocarburo. En un comunicado difundido la tarde del lunes, Repsol consideró “desproporcionada e irrazonable” la decisión del Estado peruano de paralizar sus actividades en el mar, pero agregó que con el fin de “garantizar el suministro de sus productos” colaboraría con las autoridades “de modo que puedan reanudarse las actividades indicadas lo antes posible”. Repsol agregó que la refinería La Pampilla, en cuya infraestructura ocurrió el vertido, “abastece el 40% del mercado peruano de combustibles”.

A raíz del derrame, la entidad de fiscalización ambiental fijó doce actos administrativos con plazos para la empresa, y hasta este viernes Repsol incumplió tres: no identificó el área total contaminada por el desplazamiento del crudo, no realizó la contención y recuperación del material contaminante en zonas dañadas ni tampoco en las dos áreas naturales protegidas que abarcan el litoral y el mar. Según fuentes de la autoridad ambiental, las multas por dichas infracciones serán tramitadas esta semana.

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