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Los proveedores de Nissan preparan centenares de despidos ante el cierre

Gestamp negocia un ERE a 90 personas y otras empresas ultiman rescisiones ya pactadas

Nissan
Protesta de los trabajadores de la planta de Nissan de la Zona Franca de Barcelona.MASSIMILIANO MINOCRI (EL PAÍS)
Dani Cordero

Nissan paralizará, el próximo jueves, una de sus dos cadenas de montaje en la fábrica de la Zona Franca (Barcelona) con una incertidumbre total sobre cómo se asegurarán sus 2.500 empleos cuando las instalaciones cierren totalmente a final de mes. Las dudas que sufre su plantilla contrastan con la certeza de los trabajadores de sus proveedores y subcontratas, que ya han empezado a recibir noticias sobre el inminente fin de sus contratos. Una lluvia fina de despidos que afectará, en las próximas semanas, a centenares de personas con un desasosiego unánime: se sienten desamparados porque creen que el proceso de reindustrialización está enfocado, exclusivamente, en el empleo directo del fabricante de automóviles japonés.

Gestamp negocia con los sindicatos un expediente de regulación de empleo (ERE) para recortar a la mitad —90 de 180 trabajadores— su plantilla de la factoría de El Prat de Llobregat, donde realizan el ensamblaje de componentes para Nissan además de otras piezas para Volvo. Marelli empezará a partir de la próxima semana el despido de 66 personas cuyas tareas también estaban vinculadas a la actividad de la Zona Franca y empezará a desmontar las líneas de producción. Tachi-S, especializada en las estructuras de asientos, echará a la calle a las 32 personas que quedan. En Lear, el cierre afectará a una decena de sus trabajadores. Trety, en Maçanet de la Selva, prevé que la pérdida de pedidos de Nissan se lleve por delante unos 30 empleos (sobre un total de 187) una vez concluya el ERTE con el que han capeado el temporal. Y de Magna se irán una cincuentena de trabajadores después de la decena que se fueron antes. En ISS se prevén 90 bajas.

Son solo algunos ejemplos de la última oleada de despidos provocada por la crisis industrial de Nissan. Llega después de un año en el que ya se ha ido destruyendo trabajo, tal y como dejó de manifiesto la finalización del contrato con Acciona Facilities Services, que supuso medio millar menos de empleos. Otros muchos proveedores se han ido deshaciendo de personal en cuanto Nissan rebajó pedidos por el fin de la producción de la pick up que fabricaba para Mercedes o la paulatina reducción del ensamblaje de otros vehículos.

Nadie sabe bien a cuánta gente acabará afectando el cierre de Nissan ni cuántos expedientes de regulación se han acordado desde que se confirmó la noticia el pasado año. “Es muy difícil saberlo porque afecta a muchos ámbitos diferentes y no es nada fácil saber la afectación directa”, explica Daniel Domínguez, de la federación de industria de CC OO. El Departamento de Empresa elaboró un mapa de empresas afectadas, pero argumenta que no puede hacer públicos sus nombres. Hace un año la Diputación de Barcelona elaboró un informe similar en el que establecía el mapa de afectación con las empresas. Su conclusión era que la crisis por la marcha del fabricante japonés afectaba a 78 centros de trabajo de 69 empresas.

En total, en torno a 2.700 empleos afectados en proveedores directos además de los directos de Nissan (unos 2.500). Pero la mancha del impacto era mucho mayor, afectando a hasta 13.400 puestos de trabajo, directos, indirectos e inducidos afectados en toda la cadena de valor. Ese cálculo lo efectuaban utilizando un múltiplo sobre el empleo generado por el sector de la automoción: 2,4 trabajadores indirectos por cada uno directo. Una portavoz de la corporación supramunicipal advierte de que esos datos no están actualizados. En todo caso, no incluyen otros grandes cierres que afectan a la industria auxiliar de la automoción en Cataluña: Continental, Robert Bosch y Nobel Plastiques, que han despedido a 1.200 personas más.

David Ribas, miembro del comité de empresa de Magna (UGT), resume bastante el sentir de más de media docena de trabajadores consultados por EL PAÍS: “Tendríamos que estar en la reindustrialización, pero no. Dentro de la fábrica [muchos proveedores ocupan espacio dentro de las mismas instalaciones de Nissan] somos casi tantos como ellos, pero no cuentan con nosotros”. O la de Frank Ruiz, presidente del comité de Tachi-S (UGT), cuando lamenta cierto abandono del resto de empresas afectadas cuando ellos han ido, asegura, “a todas las manifestaciones para defender a la plantilla de Nissan”. En algún momento los empleados de la cadena de proveedores y de subcontratas se han autodefinido como los “invisibles” de la crisis y ahora ya preparan el desmantelamiento de sus cadenas de montaje.

Algunas empresas subcontratadas mantendrán su empleo hasta finales de junio. Es el caso de una parte de la plantilla de ISS, a la que Nissan le ha pedido que aguante en las instalaciones hasta junio, a la espera de qué sucede con el futuro de las instalaciones, para mantener instalaciones como la planta de pintura o mantener la limpieza de las instalaciones ocupadas por el personal de oficinas que todavía no abandonará el espacio. En todo caso, en la mayoría de los casos las condiciones de los ERE se negociaron ya hace tiempo y la suerte está echada.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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