El atasco de la reforma laboral compromete el calendario con la UE
Los agentes sociales encallan en la temporalidad y los convenios colectivos
Ni la ampliación de dos a tres reuniones semanales, ni la entrada en el mes decisivo para su resolución parecen haber espoleado la negociación de una reforma laboral que sigue encallada, y cada vez más lejos de resolverse dentro del calendario pactado con la Unión Europea, un plazo que concluye el 31 de diciembre. La última reunión, celebrada este viernes, volvió a dejar sin resolver algunos de los apartados que están estrangulando el diálogo social, como son la referencia de las contratas y las subcontratas al convenio del sector de la empresa principal; y la prevalencia de los convenios sectoriales por encima de los de empresa. “Fue una reunión muy técnica”, se limitan a reconocer algunos de los que participaron en ella.
No por conocidas (y reiteradas) las discrepancias entre los agentes sociales parece más cercana una resolución satisfactoria. Aunque fuentes presentes en las reuniones aseguran que el estancamiento de las últimas semanas no se debe a una contaminación del ambiente negociador —afirman que el clima de trabajo es proclive a la consecución de consensos— y destacan la predisposición de las partes a alcanzar el acuerdo, pero sí dudan de que este llegue a tiempo. “Creo que saldrá antes de que acabe el año y que terminaremos como siempre en el periodo de descuento”, indica una fuente conocedora de la negociación. “Tengo la sensación de que habrá acuerdo final, pero hay veces que pienso lo contrario”, advierte.
La incertidumbre es en estos momentos una compañera de viaje más. Los mensajes de optimismo que lanzan algunos de los agentes sociales contrastan con el pesimismo de los otros. Quienes creen que no se llegará a tiempo lo hacen porque aseguran que los puntos centrales de la reforma laboral siguen alejados. Una distancia que se evidenció durante la reunión del miércoles, en la que la patronal presentó un documento de máximos con el que echaba agua sobre alguna de las velas que mantenían iluminada la negociación. Su rechazo frontal a la limitación de la temporalidad sobre la base de un porcentaje —ya sea general o sectorial—, junto con la creación de un solo contrato en el que se recogen hasta seis causas de producción que permiten la justificación de un contrato temporal (la propuesta del Gobierno es de tan solo dos); y la defensa de la prevalencia del convenio de empresa sobre el sectorial dinamitaron los pilares de algunos puentes en los que se había avanzado en su construcción.
Aunque la Comisión Europea se muestra partidaria de ofrecer algo más de tiempo para que la negociación pueda cerrarse con el acuerdo de las tres partes, tal y como reconoce una fuente cercana al diálogo social, esta bola extra traería aparejada una contrapartida: “Aunque dicen que no pasaría nada porque fueran necesarias tres o cuatro semanas más, esto también quiere decir que la entrega de los fondos europeos se retrasará en esa misma proporción de tiempo”. Europa se comprometió con España a entregar un paquete de ayudas de 140.000 millones de euros en los próximos cinco años a través del programa Next Generation.
Aquellos que observan con optimismo el continuo deshoje del calendario defienden la necesidad de todas las partes porque la redacción final del texto se conforme a partir de las aportaciones de todos ellos —las victorias en las pequeñas batallas no desmerecen una derrota en la guerra final—, que obliga a los más reacios a redefinir la proyección de sus líneas rojas.
Defensa de intereses
La interpretación que algunos agentes sociales hacen de cara al exterior del desarrollo de las negociaciones, escenificando enfrentamientos frontales que hacen presagiar un desenlace dramático, no se corresponde con su comportamiento después alrededor de la mesa de negociación. Así lo reconocen varias fuentes cercanas al diálogo social, que defienden estas actuaciones por entender que se enmarcan dentro de la defensa de los intereses que puertas adentro tienen cada uno de ellos.
La reformulación continua de las distintas propuestas planteadas por el Gobierno en la mesa de modernización del mercado de trabajo obedece a esta secuencia de contactos permanentes y que se fraguan, en algunos casos, incluso fuera de los días estipulados para las reuniones.
El menú para el encuentro del próximo martes será el mismo que el de este viernes —contratas, subcontratas y prevalencia de los convenios—, al que se sumará también la recuperación de la ultraactividad (el mantenimiento de los convenios hasta que concluyan las negociaciones para su renovación) que dejó sin efecto la reforma del PP de 2012.
Algunas fuentes cercanas al diálogo social adelantan que el acuerdo final “llegará pronto”. Con cuatro semanas todavía por delante, en el momento en el que se alcance un acuerdo, este deberá ser ratificado en el Consejo de Ministros, que podría llegar a convocarse de manera extraordinaria si fuera preciso. “Queda tiempo”, señalan otras fuentes.
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