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Columna
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Falacias que oscurecen la economía

En su libro, Juan Torres López llega a la conclusión de que las propuestas de la ciencia dominante están plagadas de falsedades

Una pareja de ancianos con mascarilla sentada en un banco, el 27 de julio, en Madrid.
Una pareja de ancianos con mascarilla sentada en un banco, el 27 de julio, en Madrid.A. Pérez Meca (Europa Press)
Andreu Missé

Los ciudadanos viven con estupor las enormes dificultades que se presentan para afrontar sus problemas económicos cotidianos. Son asuntos vitales para la mayoría de las personas como las pensiones, el disparo de los precios o el empequeñecimiento de los salarios. Las soluciones de los economistas y políticos convencionales conducen a la frustración ante la aparente imposibilidad científica de cambiar las cosas. Las explicaciones dominantes conducen al fatalismo porque según la lógica económica nada se puede hacer. Razonamientos cuanto menos sospechosos.

El catedrático de Economía de la Universidad de Sevilla Juan Torres López ha investigado estas situaciones y llegado a la conclusión de que las propuestas de la ciencia dominante están plagadas de falsedades. Con el propósito de desmontar estas falacias, el profesor Torres ha escrito Econofakes. Las 10 grandes mentiras económicas de nuestro tiempo y cómo condicionan nuestra vida, (Deusto), un libro que pone al descubierto el interés oculto que hay detrás de estos engaños. En su opinión “esas diez grandes mentiras no son ni mucho menos casuales, sino que se corresponden casi a la perfección con otros tantos procedimientos “a través de los cuales se consigue concentrar el ingreso y la riqueza cada vez en menos manos”. El propósito de estas falsedades asegura es “hacer que la gente permanezca en silencio cuando se le restringen los derechos y se le impone un determinado modo de vida para que todo eso pueda suceder”.

El libro es un esclarecedor ejercicio de desmitificación de los grandes axiomas contenidos en la economía dominante que han calado profundamente en la sociedad y tienen un importante efecto desmovilizador. Algunas de las máximas que menciona son: “Para crear empleo hay que bajar los salarios”; “El capitalismo es la economía del mercado libre y la competencia” o “El Estado es el problema porque el gasto público es dinero tirado, expulsa la inversión privada, obliga a poner impuestos que perjudican a todos y genera deuda que frena el crecimiento económico”. Todos son desmentidos con argumentos científicos.

Es ilustrativo el análisis sobre la falacia de las jubilaciones: “El envejecimiento de la población hará imposible financiar las pensiones públicas”. Las autoridades y centros de estudios de los bancos insisten desde hace décadas en que el sistema público de pensiones es insostenible. El autor demuestra la falsedad del argumento demográfico con varios razonamientos: no hay ninguna técnica que permita realizar predicciones científicas sobre el futuro de la población y la financiación del sistema no depende solo del número de pensionistas pues hay que considerar también la riqueza que puede generar la economía, el número de ocupados y su productividad. Una mentira no desinteresada que persigue que la población, (la que pueda), tome una decisión financiera arriesgada y deposite sus ahorros en fondos de pensiones privadas.

Las conclusiones del profesor Torres son estremecedoras. “La economía dominante de nuestro tiempo no es una ciencia y está plagada de falsedades, no por casualidad, muy perjudiciales para la mayoría de la gente”. Enderezar estos entuertos es la tarea más urgente para cualquier alternativa.

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