Cuando trabajar un día menos funciona
Microsoft disparó un 40% la productividad de su división en Japón tras reducir la semana laboral a cuatro días
Cuando el mundo se paralizó el año pasado, los 1.000 empleados de la empresa tecnológica Awin, afincada en Berlín, se fueron a casa, abrieron sus portátiles y empezaron a trabajar desde la cocina o el salón. Para reducir el estrés del teletrabajo, la dirección dio libres a sus empleados las tardes de los viernes y el experimento tuvo tanto éxito –las ventas, el compromiso de la plantilla y la satisfacción de los clientes aumentaron– que en enero de 2021 la empresa decidió dar un paso más y poner en marcha una semana de cuatro días para todos, sin recortes en los salarios ni en las prestaciones. “Creemos firmemente que los empleados felices, comprometidos y equilibrados producen un trabajo mucho mejor”, afirma el director general de la compañía, Adam Ross, en una entrevista con Bloomberg. “Encuentran formas de trabajar de forma más inteligente, y son igual de productivos”.
Tras más de un mes de prueba, la tecnológica, filial de Axel Springer, ha sufrido algunos problemas técnicos al reducir su jornada, como coordinar las libranzas –el empleado es libre de elegir su día libre o dividirlo en dos medias jornadas–, pero Ross ya no se imagina volver atrás. Tras seis años con un pie en Londres y otro en Berlín, ahora disfruta de un día a la semana con la agenda despejada, lo que le permite pasar tiempo con su familia. Las empresas solían “tomar medidas para la salud física de las personas, pero nunca para su salud mental”, cuenta el ejecutivo. “Veo que eso está cambiando, y queremos ser un motor para ello”.
La fórmula adoptada por esta firma alemana es aún extremadamente residual, pero en los últimos años ha ido ganando más adeptos, especialmente tras el paso de la pandemia, que ha acelerado la digitalización y el teletrabajo. El sitio web de ofertas de empleo ZipRecruiter recoge que la proporción de anuncios que mencionan una semana de cuatro días se ha triplicado en los últimos tres años.
Uno de los casos más destacados a nivel internacional fue la prueba que llevó a cabo Microsoft durante el pasado agosto en su división japonesa, que pasó a operar solo de lunes a jueves. Los resultados revolucionaron el sector y protagonizaron numerosos titulares: la productividad se disparó un 40%. El trabajo diario se compactó para aprovechar mejor el tiempo, según explicó la tecnológica, y pasaron de comunicarse a través del correo electrónico a hacerlo mediante un chat. Igualmente, se impuso un tope de media hora a las reuniones y se limitaron a cinco personas.
Otro gigante que se ha sumado al experimento ha sido Unilever, fabricante de productos corporales. Desde diciembre, 81 empleados de la filial neozelandesa del grupo llevan tres meses trabajando 32 horas a la semana y si la prueba funciona –durará un año– podrían extrapolar el sistema a sus 155.000 empleados de todo el mundo. “Nuestro objetivo es medir el rendimiento en función de la producción, no del tiempo. Creemos que la antigua forma de trabajar está desactualizada y ya no es adecuada”, apunta el director de Unilever en Nueva Zelanda, Nick Bangs.
Se extenderá en España en 2021
En España, la empresa Software Delsol, ubicada en Jaén, fue pionera en recortar un día de trabajo a la semana hace poco más de un año y detrás de ellos han ido otras empresas, como los restaurantes La Francachela, en Madrid. Fuentes de Delsol asegura que el cambio ha sido “muy positivo”, tanto en productividad como en el ánimo de los empleados, con una reducción del absentismo laboral del 28% y un crecimiento de la facturación del 20%. Eso sí, matizan que a cambio, la jornada diaria es de nueve horas, 36 a la semana.
La implantación a gran escala de esta fórmula en España podría llegar este año, ya que Más País y el Gobierno han acordado financiar con 50 millones de euros a las empresas que adopten esta medida, aunque la letra pequeña tiene que ser aún redactada junto con el ministerio de Industria, que se reunirá con el partido de Íñigo Errejón a finales de marzo.
Algunos propietarios de negocios no han tardado en contactar con los promotores del programa, como Pilar Saiz, que regenta el Hotel Torrecedo, de una estrella y ubicado en Las Arenas (Asturias), junto a los Picos de Europa. “Nuestra filosofía es crear un entorno agradable en el que la gente esté a gusto, feliz y además podamos ganar dinero”, cuenta al teléfono. “Vemos difícil implementarlo, especialmente en el sector hostelero, pero queremos intentarlo y el equipo está encantado, obviamente”. A la espera de ser seleccionados, ya calculan que tendrán que incorporar “al menos una o dos personas” a su plantilla de siete empleados para cubrir la reducción de horas trabajadas, a quienes podrá pagar con la ayuda que prepara el Ejecutivo.
Según el borrador del proyecto, la ayuda llegará a alrededor de 200 empresas, “ni muy grandes ni muy pequeñas”, en palabras de Héctor Tejero, coordinador político de Más País, quien descarta a negocios de menos de 6 trabajadores (aunque no es una cifra definitiva) por la complejidad que les supondría adaptarse a los turnos reducidos con tan pocos empleados.
La ayuda cubriría el 100% de la diferencia en el coste salarial por hora trabajada que tenga la empresa participante durante el primer año, el 50% durante el segundo y el 25% durante el tercero, aunque Tejero añade que están estudiando también otras fórmulas, como sustituir la ayuda directa por el asesoramiento a las empresas del proyecto. A cambio, las empresas se comprometerán a mantener o ampliar la plantilla y los salarios.
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