La paradoja de los hoteles en Sevilla
Con el 60% de los locales cerrados, el sector del alojamiento suma 24 nuevos espacios de cuatro y cinco estrellas
Sevilla cuenta con 29.769 plazas de alojamientos, casi tantas como las 29.436 que ofrecen las viviendas con fines turísticos (VFT), en total 59.205 camas esperando viajeros dispuestos a ocuparlas. Un año de pandemia y cierres perimetrales, con sus restricciones de movilidad, no ha hecho que el sector se cuestione la validez del modelo para el futuro y a pesar del batacazo provocado por el coronavirus, promotores y cadenas hoteleras continúan con sus planes precovid. La ciudad sigue sumando proyectos de inversión hotelera esperando que la vacuna contra la enfermedad reavive el turismo hasta cifras similares a las de 2019, año que se cerró con un récord: 3,12 millones de visitantes.
Actualmente, en la capital andaluza hay 24 nuevos hoteles de cuatro y cinco estrellas, dos de ellos de gran lujo, que están en distintos estadios: licencia en tramitación, proyectos, en obras, terminados esperando licencia de apertura o abiertos al público. Proyectos que dejarán en la ciudad 110 millones de euros solo en obras de construcción y que son en su mayoría rehabilitaciones de edificios preexistentes, según datos de la Delegación del Área de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo. El casco histórico de Sevilla, uno de los más extensos de Europa, es el lugar más demandado por los empresarios, por eso la mayoría de los proyectos son remodelaciones de edificios preexistentes.
Si los turistas cuando buscan el centro de una ciudad se fijan siempre en su ayuntamiento, el hotel de cinco estrellas que ocupará dos edificios de la plaza de San Francisco y otro a la espalda de la calle Álvarez Quintero se lleva la guinda. El proyecto, con la licencia de obras aún en tramitación, es para 28 habitaciones. Aunque a pocos pasos más del Consistorio abrirá pronto sus puertas otro de cuatro estrellas en el edificio racionalista que antes ocupaba el Banco de Andalucía y en la avenida de la Constitución, con una inversión de más de cinco millones de euros, está a la espera de licencia de apertura el Soho Boutique Catedral, un cuatro estrellas con 62 habitaciones, cuyo mayor activo será la terraza con una estupenda vista a su vecina de enfrente: el gran templo de la capital andaluza.
“Todos los proyectos son anteriores a la pandemia, porque Sevilla necesitaba más plazas de alto nivel. Lo que ha ocurrido con este parón es que las obras se han ralentizado y las constructoras se están dando menos prisa en terminarlas esperando que, mientras tanto, se recupere la movilidad”, ha explicado Manuel Cornax, presidente de la Asociación de Hoteles de Sevilla, que agrupa al 90% del sector.
Con la categoría más alta del sector, el gran lujo cinco estrellas, la cadena Millenium Hotels abrirá el Plaza Magdalena, un gigante con más de 6.000 metros cuadrados que albergará 89 habitaciones y que aspira a convertirse en el más lujoso de la ciudad. Las obras, que acumulan ya varios retrasos, ocupan los edificios en los que antes se ubicaban El Corte Inglés y el BBVA. En el diseño de los arquitectos Nadine Pieper y Etienne Borgos es, de nuevo, la terraza el gran atractivo del proyecto con una piscina y varios ambientes. En la calle Trajano, donde antes estaba la sede de la Cámara Agraria, continúa la rehabilitación de un edificio del XIX que también se convertirá en cinco estrellas gran lujo.
Entre las nuevas incorporaciones al mercado hotelero hay también edificios de nueva planta el Catalonia Santa Justa, un cuatro estrellas en construcción con 51 habitaciones, u otro de categoría similar en la zona de San Bernardo, con 48 habitaciones.
“Tenemos un aeropuerto que se va a ampliar, una ciudad dinámica con mucho atractivo y un potente motor cultural. Estos nuevos proyectos están dirigidos a clientes de alto nivel, menos afectados por la crisis que los potenciales clientes del turismo de sol y playa; de forma que en el futuro será una apuesta segura”, añade Cornax.
“Nosotros somos muy respetuosos con las decisiones empresariales, porque cuando alguien se decide a crear un hotel, un proceso que lleva años, es algo muy meditado. Está precedido por un estudio de financiación y de viabilidad. De forma que seguro que estos 24 nuevos establecimientos han tenido en cuenta todos los factores. Cuando se desconfine veremos el ritmo al que se va a producir la reactivación”, asegura el presidente de los hoteleros sevillanos. Según datos de la asociación, el 60% de los hoteles está ahora cerrado y la ocupación del resto es bajísima: del 10% al 15%.
“De momento el sector está aguantado y nadie ha echado el cierre definitivo, pero este segundo año será más duro sobre todo para los negocios pequeños. Casi todos los grandes hoteles se ubican en edificios alquilados y durante la pandemia han conseguido moratorias en los pagos, lo cual les está permitiendo superar esta crisis”, comenta Cornax.
“Hay que apostar por la diversificación económica en cualquier territorio. La dependencia excesiva del mercado de un solo un sector, como en el caso del turismo, hace que la crisis le afecte aún más, pero el turismo no es responsable de que la industria o la investigación no se desarrollen. Pensar eso sería como reprobar al alumno que saca sobresaliente porque otros suspendan”, afirma Antonio Muñoz, delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo.
“Creo que Sevilla todavía tiene margen de crecimiento en el campo de los hoteles de lujo, especialmente porque hay muchas compañías internacionales que aún no están en la ciudad y que atraen a un público de alto poder adquisitivo”, concluye Muñoz.
Una aventura privada
No todo son operaciones respaldadas por las grandes cadenas hoteleras, también hay casos, aunque muy pocos, de empresarios que han apostado por los alojamientos de lujo en el centro de Sevilla. Es el caso de Construcciones Aguado que en plena pandemia ha transformado la casa del marqués de Monteflorido, un edificio regionalista de 1925 diseñado por Ánibal González en apartamentos de lujo, opta a las cuatro llaves. “Es la casa familiar, donde yo nací, pero en 1992 la transformamos en oficinas y hace cuatro años decidimos cambiar de modelo y apostar, por primera vez, por el turismo. Ahora hay oficinas por todos lados, así que no nos arrepentimos de nuestra decisión en absoluto. Esto tiene que acabar y el turismo volverá a la ciudad”, adelanta Rafael Aguado, uno de los propietarios de la coqueta casa roja y blanca en la calle Rafael González Abreu que está a la espera de la licencia de apertura.
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