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La Reserva Federal de EE UU apunta a una recuperación en la segunda mitad del año

El banco central estadounidense rebaja los riesgos inflacionarios y mantiene sus políticas de crecimiento con tasas de interés cercanas al cero y la compra masiva de bonos

María Antonia Sánchez-Vallejo
Jerome Powell, presidente de la Fed, en el Capitolio en diciembre.
Jerome Powell, presidente de la Fed, en el Capitolio en diciembre.POOL (Reuters)

Las acciones de las grandes tecnológicas han iniciado este martes la sesión en Wall Street con caídas, en un mercado preocupado por el eventual alza de las tasas de interés de los bonos del Tesoro de Estados Unidos y a la espera de la comparecencia ante el Congreso de Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal (Fed). Cauto pero un punto optimista, Powell tranquilizó a todos al descartar que la inflación constituya una gran amenaza para la economía estadounidense cuando inicie su recuperación, allá para la segunda mitad del año, y reiteró que el banco central planea mantener sus políticas de fomento del crecimiento, con tasas de interés cercanas a cero y compra masiva de bonos.

En su audiencia ante el comité bancario del Senado para presentar su informe semestral de política monetaria, Powell declaró: “La pandemia ha dejado una significativa huella en la inflación. Para algunos de los sectores que han sido más severamente afectados los precios se mantienen particularmente débiles. En general, y en el acumulado de los últimos 12 meses, la inflación sigue estando por debajo de nuestro objetivo del 2% a largo plazo”.

La recuperación económica es desigual y dista de ser completa, reiteró el presidente de la Fed, citando el ejemplo del mercado de trabajo para ilustrar la inconsistencia de la mejoría. “Aunque se han hecho muchos progresos en el mercado de trabajo, sigue habiendo millones de estadounidenses en paro”, recordó; “el camino que tenemos por delante continúa siendo considerablemente incierto”.

El desempleo ha corregido su tendencia al alza tras aumentar dramáticamente el año pasado por culpa del cierre total o parcial de la actividad económica, pero la tasa oficial de paro, del 6,3%, sigue siendo el doble de la registrada en febrero de 2020 (3,5%), con un récord negativo del 14,7% en abril, correspondiente a la incidencia de la primera oleada y los distintos confinamientos decretados por los Estados. En el último trimestre del pasado año se mantuvo cerca del 7%, lo que indica un estancamiento.

El mercado, mientras, empieza a notar la incipiente confianza del consumidor, con un perceptible aumento del gasto, pero otros sectores continúan lastrados por la paralización derivada de la pandemia. La actividad de la construcción y la industria sigue tirando de la economía. Las últimas previsiones del banco central apuntan a un crecimiento del 4,2% este año, después de la caída del 2,4 % registrada el pasado.

Cuando está a punto de cumplirse un año de la política de estímulos de la Fed, que ha mantenido estos meses el precio del dinero a casi el 0%, más la compra mensual de deuda por importe de 120.000 millones de dólares, Powell se mostró ligeramente optimista, sin abandonar su tradicional cautela. “Aunque no deberíamos subestimar los desafíos que tenemos por delante, los hechos apuntan a una mejoría de las perspectivas para más adelante en el año. Sobre todo, si el continuado progreso en [el ritmo de distribución de] las vacunas ayuda a acelerar el retorno a las actividades normales”, dijo.

Algunos economistas han advertido del riesgo de sobrecalentamiento de la economía a medida que el proceso de vacunación se generalice y alcance a una mayoría de estadounidenses -un horizonte, según el presidente Joe Biden, que podría completarse en julio-, pero los responsables de la Fed han minusvalorado esa preocupación. Las dinámicas que reflejan la inflación generalmente “no cambian por un centavo”, ha subrayado Powell este martes, reiterando que, si eso sucediera y hubiera un repunte de los precios, la Fed dispone de las herramientas adecuadas para enfriar la subida.

La política de estímulos de la Fed se añade a los dos grandes paquetes de ayuda aprobados el año pasado por el Congreso, y al ambicioso programa por valor de 1,9 billones de dólares, pendiente de aprobación en las Cámaras, con el que la Administración de Biden pretende responder a las necesidades de familias y pymes.

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