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Politizados a la fuerza

El virus lo asalta todo, también nuestra conciencia política

Manifestantes en la Puerta del Sol de Madrid el 21 de mayo de 2011. / LUIS SEVILLANO
Manifestantes en la Puerta del Sol de Madrid el 21 de mayo de 2011. / LUIS SEVILLANO

El consumo de medios de comunicación se ha disparado durante la pandemia, así lo señalan trabajos como el de Montaña Blasco y otros (2020). La televisión ha seguido siendo el medio preferido por los españoles para informarse. Según este estudio, el consumo de telediarios ha aumentado un 65% durante la crisis sanitaria. También se ha disparado el consumo de programas de información en radio –crecieron un 112%– y de periódicos digitales –que doblaron su tráfico de visitas–.

Esto constituye un buen indicador del momento de extrema politización en el que nos encontramos. Mantenerse ajeno a la política parece más difícil que nunca por dos razones: desde el inicio de la pandemia se toman medidas que atraviesan la cotidianidad de los ciudadanos. De modo que, aunque queramos, no podemos desconectar de la esfera política. En segundo lugar, estas medidas tienen un carácter dinámico. Es decir, el ciudadano además de ver transformada su vida, debe estar continuamente atento a las decisiones políticas para saber si al día siguiente puede viajar, ir al trabajo, al bar o simplemente salir de casa.

La politización o momento de socialización política es el “periodo en el que cristalizan la identidad política, los valores y el comportamiento político de los ciudadanos y que tiende a permanecer bastante estable durante el resto de su vida(Neundorf & Smets, 2017).

Hay eventos que, por su importancia, marcan el comportamiento político de generaciones enteras, lo que se denomina “efecto cohorte o de generaciones políticas” (Simón, 2018). Muchos académicos indican que esta crisis de la Covid-19, por su trascendencia histórica, política y mediática, va a ser el agente ‘politizador’ de la generación de jóvenes que ya padecen y van a continuar sufriendo su larga lista de consecuencias –sanitarias, económicas, psicológicas, de restricción de derechos y libertades, etcétera–.

Sin embargo, esta pandemia, no solo va a politizar a los que –por su edad– corresponde. Además, puede marcar políticamente a otros perfiles menos ortodoxos, o quizás menos estudiados por la disciplina del comportamiento electoral. Aquellos que no se interesaban por la política, pero que ahora lo tienen que hacer necesariamente por lo profundo de las restricciones que alteran su cotidianidad.

Siguiendo esta lógica, la pandemia estaría politizando por partida doble: en primer lugar, a quienes toca por edad de politización; pero también a quienes permanecían ajenos a la política por voluntad o desinterés, pero que ahora se ven obligados a seguir la actualidad política y, como consecuencia, a formarse una opinión.

La cuestión clave derivada de este caldo de cultivo es: ¿En qué sentido nos va a politizar la pandemia? Quien sepa responder o intervenir en la respuesta, podrá conocer o guiar el comportamiento político futuro de varios millones de jóvenes y ciudadanos anteriormente desconectados de lo político.

La respuesta, además, constituye en sí misma una ventana de oportunidad para la construcción de algún discurso o movimiento político que está por llegar. Con suerte, alejado del oportunismo que en el pasado tanto se ha nutrido de crisis de esta envergadura.

* Gonzalo Velasco Monasterio es analista político de la Fundación Alternativas

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