‘Mentoring’ profesional para romper con los estereotipos de género

15 directivas de prestigio en España. 15 estudiantes universitarias con ganas de comerse el mundo; 15 proyectos o ideas innovadoras, y tres meses para desarrollarlas conjuntamente gracias al conocimiento que las mentoras aportarán a sus jóvenes estudiantes. Así es el shadowing Yo, jefa, una iniciativa de mentoría impulsada por la agencia de comunicación Trescom con la colaboración de múltiples empresas y entidades académicas españolas, y el objetivo de impulsar y visibilizar el empoderamiento femenino en el mundo del emprendimiento, aún mayoritariamente copado por los hombres.

Presentado a principios de marzo en el Campus Esade de Madrid, el programa apenas ha sufrido contratiempos con motivo de la pandemia de coronavirus, y mentoras y estudiantes se mantienen en contacto un mes después a través de videoconferencias y correos electrónicos. Para Francisco Polo, Alto Comisionado para España Nación Emprendedora, “apostar por la igualdad no es solo una cuestión de principios, sino también de estrategia: los datos demuestran que las empresas lideradas por mujeres son el doble de rentables, a pesar de conseguir menos de la mitad de financiación que las de los hombres”. En su opinión, “hay que reducir desigualdades como la brecha de género, que afecta al 50 % de la población”.

“El programa sirve para acercarnos a esas chicas y enseñarlas la realidad, pero también para que sepan que sí se puede, que sí se llega”, afirma Gloria Gubianas, cofundadora de la firma de moda sostenible Hemper y una de las mentoras de Yo, jefa. Juanita Bedoya, su mentorizada, quiere desarrollar una marca de bolsos y complementos fabricados con los recortes de tejido vaquero de las fábricas textiles, reduciendo así el desecho de telas. Pero los proyectos son muy variados, y van desde una plataforma para mejorar la calidad de vida de los pacientes con cáncer (de Carla Montull) a una tecnología que ayude a los niños a desarrollar sus habilidades blandas (de Nur Younis) y un marketplace para futuras mamás (de Patricia Aranda), por citar algunos ejemplos.

"Creo que es una iniciativa importante para las nuevas generaciones. Nos faltan referentes que ayuden a eliminar el límite mental que a veces, como mujeres, nos imponemos, y que aún nos ponen en ciertos sistemas", sostiene Laura Nevola, CEO de IDP Pharma y otra de las mentoras. "Además, trabajar con jóvenes tan entusiastas aporta mucha energía positiva".

Una relación con beneficios para todos

Pero ¿en qué consiste exactamente el mentoring? Se trata de un acompañamiento profesional en el que se facilita la transmisión de conocimiento a través del aprendizaje con un mentor o tutor, que aconseja y guía a otra persona con el objetivo de potenciar sus capacidades y habilidades profesionales. “Cualquier persona comprometida, a la que le apasione de verdad crecer profesionalmente y acelerar su potencial, puede beneficiarse de un programa de este tipo. Ello le servirá para aprender de la experiencia consolidada, conectar con un mundo de oportunidades nuevas y acceder a una red de networking”, revela Esther Cid, experta en mentoring digital y CEO de Tipscool, una startup de tecnología de la educación.

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Iniciativas como Yo, jefa sirven para que jóvenes emprendedoras puedan adquirir los conocimientos y habilidades que necesitan para conseguir hacer realidad sus ideas. “Si no hubiera participado en varias aceleradoras, donde excelentes profesionales nos ayudaron en el proceso de creación de nuestra empresa, nuestra andadura no habría llegado hasta aquí”, confiesa Fátima Lucas, CEO y cofundadora de Zymvol Biomodeling, y mentora del programa. “Es por ello que somos conscientes de la importancia de contribuir con nuestras propias experiencias en el desarrollo de jóvenes con talento”.

El asesoramiento que reciben esas jóvenes les ayuda a dar forma a su proyecto, desde establecer un plan de negocio, analizar su viabilidad económica y estudiar el mercado potencial hasta definir las necesidades financieras, tecnológicas y humanas del mismo, beneficiándose del conocimiento que sus mentoras poseen en cada campo respectivo, y en muchas ocasiones de su red de contactos. “Al principio estaba un poco perdida, ya que, a pesar de tener libretas enteras llenas de bocetos e ideas, no sabía cómo organizarlas y reflejarlas en un modelo de negocio. Gracias a mi mentora, en cuestión de dos semanas he podido realizar un business model canvas, mock-ups, comenzar el diseño de la web y realizar una gran investigación”, cuenta Nur Younis, una de las estudiantes participantes.

Pero no solo se benefician los estudiantes o empleados que reciben ese acompañamiento profesional. Estos programas presentan también numerosos beneficios para las empresas, ya que no solo les mantiene actualizados sobre las tendencias actuales en sus respectivos campos, sino que también “disponen de personas que inspiran y están extra motivadas por crecer profesionalmente, alineados con la estrategia de fidelización del capital humano”, esgrime Cid. “La marca personal que se crea el propio empleado genera en la empresa un valor positivo sobre el sentimiento de pertenencia y la formación específica que obtiene cada persona”.

En la mayoría de quienes se dedican a mentorizar hay, además, un sentimiento subyacente de gratitud, de quienes se beneficiaron en su día de la ayuda de otros y deciden utilizar la experiencia acumulada para hacer lo mismo con las nuevas generaciones. “En mis años como emprendedora, siempre he valorado mucho la figura de los mentores que me han guiado; en muchos sentidos han sido claves tanto en el aprendizaje como en diferentes momentos de apoyo, reconoce Fátima Mulero, fundadora de AuTICmo y mentora de Yo, jefa. “Yo creo que en el mundo del emprendimiento existe una cadena de favores que es muy bonita y que hay que mantener”, añade Gubianas. “Cuando alguien llama a tu puerta porque quiere montar su propia empresa, de cero, enseguida la abres y estás dispuesta a compartir tu experiencia, porque alguien, en su día, también te la abrió a ti”.

¿Qué hace y qué no hace el mentor?

Se trata de orientarles y ayudarles para que consigan sacar el talento que llevan dentro, "y que quizá nadie antes se lo había hecho ver”, explica José Lozano, experto en e-learning y mentor en la escuela de negocios IEBS. “Es un trabajo continuo que a veces requiere una conversación presencial, otras online y, por supuesto, un plan de trabajo con objetivos. Hay que hacerles ver dónde están sus puntos fuertes y dónde pueden mejorar, cómo enfocar sus proyectos... Pero no resuelvo sus problemas ni hago el trabajo por ellos”, afirma. “Tan solo les pongo un espejo delante y les digo: “Mírate, ese eres tú. Quizá no te conoces bien, ni sabes todo el potencial que tienes, pero debes sacarlo adelante”.

Para que la mentoría sea efectiva, por tanto, se necesita sobre todo una cosa: la voluntad para aprender y prosperar personal y profesionalmente. Como los alumnos que participan en el programa Creamos oportunidades en hostelería, de la Fundación Mahou San Miguel. Una iniciativa social desarrollada desde hace poco más de tres años en colaboración con escuelas de hostelería, entidades sociales y la Administración pública, y dirigida a jóvenes en situación de desventaja social de Madrid, Burgos y Barcelona. “En 2019, tuvimos 70 profesionales trabajando como mentores; personas que mantienen una implicación y compromiso constantes, y que también colaboran en la formación adicional que reciben los jóvenes, ofreciendo masterclasses en competencias profesionales y otras materias de interés”, comparte Beatriz Herrera, directora de la fundación.

Para Gubianas, “la mentoría sirve también para desmitificar la visión que tenemos de los emprendedores y emprendedoras de éxito... Cuando yo estaba estudiando, veía a las mujeres emprendedoras como superlejanas, y estaba convencida de que eso era algo que yo nunca podría conseguir”. Pero, como ella misma se encarga de recordar, “poder, se puede”, una máxima que se encargan de recordar también cada día desde Tipscool, donde han creado programas de mentoría y orientación del talento joven enfocado a promover las carreras STEAM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Artes y Matemáticas, por sus siglas en inglés) entre las jóvenes.

“Nosotros colaboramos con empresas motivadas en atraer el talento femenino, y recientemente lanzamos la campaña I can be, para romper con los estereotipos de género y que niñas y chicas descubran que pueden llegar a ser lo que ellas quieran, a través de los ojos de referentes que tenemos actualmente como mentoras inspiradoras: grandes ingenieras, matemáticas, científicas, investigadoras y tecnólogas punteras de nuestro país”, esgrime Cid. Y es que, con iniciativas así, quizá pronto sea posible derribar ese “techo de cristal”, esas barreras invisibles que continúan impidiendo que muchas mujeres lleguen a esos puestos de dirección para los que, sin duda, están capacitadas.

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