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¿Qué necesita la cultura en la crisis del Covid-19?

El mundo cultural se enfrenta de nuevo a la pesadilla de 2008, pero con menos opciones de respuesta: durante aquellos años al menos existía la posibilidad de emigrar

El Museo del Prado, casi vacío un día antes de su cierre por el coronavirus. / BERNAT ARMANGUE (AP)
El Museo del Prado, casi vacío un día antes de su cierre por el coronavirus. / BERNAT ARMANGUE (AP)

Estamos viviendo una crisis sin precedentes que afecta a todos los ámbitos de nuestra vida. El primero de ellos el de la salud, sin duda prioritario para poder atender al resto de los frentes que tenemos abiertos. La situación se complica cuando simultáneamente tenemos que ofrecer respuestas a otras situaciones, también urgentes. La crisis sanitaria ha paralizado la actividad económica de todos los sectores. De nuevo la cultura se enfrenta a la pesadilla de 2008 con menos opciones de respuesta, si cabe. Durante aquellos años al menos existía la posibilidad de emigrar, mientras que en esta ocasión esa opción se descarta porque ni siquiera podemos salir de nuestras casas.

El Observatorio de Cultura y Comunicación de la Fundación Alternativas ha hecho un seguimiento del sector cultural desde 2011 mediante el ‘Informe sobre el estado de la cultura en España’. Por medio de este documento hemos confirmado la lenta recuperación que ha experimentado en los últimos años. Los datos de empleo cultural y de creación de empresas culturales nos empezaban a dar tranquilidad. Si bien, las condiciones de precariedad de muchos de los trabajadores del sector eran una cuestión preocupante, estaba previsto atenderla mediante el desarrollo del ‘Estatuto del artista’, uno de los compromisos asumidos por este Gobierno. Por desgracia no hemos podido consolidar los datos positivos, y la situación que se dibuja ahora es todavía peor que la que se inició en 2008.

Como decíamos antes, en España tenemos registradas 122.673 empresas culturales en los distintos sectores, de las que el 42 % están localizadas en la Comunidad de Madrid. De estas empresas sólo el 7,2% cuenta con más de seis trabajadores y sólo el 0,6% tiene más de 50 empleados. La mayoría de las empresas culturales de nuestro país tienen la característica de contar con entre uno y tres trabajadores. Por lo general estas pequeñas empresas prestan servicios a la Administración pública en todos sus niveles. Lo hacen en los servicios de mediación cultural, en los departamentos de educación de los centros culturales. Son también los profesionales que se ocupan de la animación de los diferentes equipamientos, y los que dan vida a nuestros teatros.

Las artes en vivo, la producción audiovisual o el negocio editorial en cualquiera de sus fases están sintiendo olvidados en estos momentos tan difíciles. Las medidas recogidas en el RDL del Gobierno buscan solventar el daño que la cancelación de la actividad económica está provocando. Se valoran los esfuerzos por aliviar la carga de los autónomos, pero sería de gran ayuda agilizar los pagos pendientes que la Administración tiene por los servicios que se le han prestado. Además, es necesario acompañar a las empresas del sector cultural en la solicitud de acceso a la línea de liquidez del ICO y a la línea para Pymes que se gestionará desde CESCE. En muchos casos es difícil entender los detalles sin un asesoramiento experto que además conozca las especificidades del sector.

En estos momentos lo más urgente es favorecer la liquidez de las empresas en general, y las de la cultura no pueden esperar más

Por lo que se refiere a las medidas para los trabajadores autónomos, y en la cultura son mayoría, se permite el cese de la actividad si la facturación de este mes es menor que el 75% de lo habitual. Se cobraría así un subsidio del 70% de la base de cotización durante el periodo que duren las medidas especiales del estado de alarma. Un autónomo, mientras tenga actividad (por mínima que sea), no puede darse de baja y su mayor preocupación es la liquidez para poder mantener al día los pagos. Por eso se pide también que se adelante un porcentaje de las actividades contratadas que han sido aplazadas. En estos momentos lo más urgente es favorecer la liquidez de las empresas en general, y las de la cultura no pueden esperar más. Ya hablaremos del IVA cultural, en estos momentos tenemos otras urgencias.

En España contamos con una sociedad de garantía recíproca especializada en el sector cultural[1] que podría ser una herramienta muy útil para que las empresas accedieran a crédito y consiguieran liquidez en estos momentos. Esto sería posible si el Ministerio de Cultura y Deporte contribuyera en la generación de capital aportando al fondo de provisiones técnicas de dicha entidad. La decisión es urgente y necesaria para mantener el tejido cultural de nuestro país y ayudar a sus profesionales a superar los peores momentos de esta crisis.

La problemática que dibujamos aquí es muy similar en los países de nuestro entorno. Por eso muchos de ellos han entendido el valor de la cultura en la sociedad y han hecho un esfuerzo especial para hacer llegar sus medidas a un sector que, salvo excepciones, tiene condiciones muy precarias en su desarrollo profesional y es extremadamente vulnerable a situaciones de crisis. Alemania, Francia e Italia se han pronunciado con contundencia para defender la cultura ante los efectos del Covid-19. Se protege con decisión el audiovisual, las artes escénicas, los museos y centros culturales, las librerías. En España necesitamos un pronunciamiento claro para reafirmar que apostamos por la cultura como sector generador de riqueza, innovación, creatividad y, lo más importante en estos momentos, cohesión social.

* Inma Ballesteros es directora del Observatorio de Cultura y Comunicación de la Fundación Alternativas

[1] CREA SGR, entidad financiera sin ánimo de lucro, supervisada por el Banco de España, que avala operaciones ante las entidades financieras.

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