Indar bombea buenos resultados
El fabricante vasco de maquinaria aprovecha su proyección internacional para cerrar un año similar al de 2019 pese a la crisis
Las máquinas de Indar no son las más baratas del mercado, ni están fabricadas en un país low cost. La fortaleza (indar significa fuerza en euskera) del grupo vasco que desarrolla y produce motores y generadores eléctricos radica en su “gran capacidad tecnológica”, una oferta de “soluciones a la medida” del cliente y la “apuesta decidida” por la venta a nivel mundial. Una firma fuerte y muy consolidada en los sectores eólico, hidroeléctrico y marino, ahora ha dado el salto a la electromovilidad y al segmento de redes o energía estacionaria. “Nuestro objetivo es estar allí donde podemos ser líderes o colíderes; si no, no entramos”, afirma Peio Pagola, director general de la compañía que tiene su sede en Beasain (Gipuzkoa) y plantas en Segorbe (Valencia) y Milwaukee (EE UU). Indar ha conseguido codearse en el mercado internacional con las grandes multinacionales y pasado de alcanzar un volumen de ventas de 135 millones de euros en 2015 a cerrar el pasado ejercicio con 227 millones, un 68,1% más.
“Hemos llegado a nuestro 80 aniversario siendo uno de los grandes líderes de la máquina eléctrica rotativa a nivel mundial”, asegura Pagola. Fabrican generadores eólicos de más de seis megavatios de potencia, generadores para plantas hidroeléctricas de hasta 10 megavatios, motores para la propulsión eléctrica de buques y ferris de 320 metros de eslora o las mayores bombas de agua sumergibles del mundo.
La empresa abrió en 1940 con seis trabajadores que fabricaron un pequeño motor para una esmeriladora, fue prosperando y saliendo al mercado exterior a finales del siglo pasado y eclosionó en 2005 con la creación una nueva estructura de negocio que apostaba por la diversificación de productos y sectores. En 2008 sufrió un incendio que arrasó la fábrica de Beasain, justo cuando estaba en su máximo apogeo y tenía una fuerte cartera de pedidos. Aquel siniestro fue muy traumático porque pudo poner en jaque toda la actividad industrial de Indar, pero su flexibilidad y la presencia internacional permitieron reflotar la firma. Ha conseguido instalar sus productos en más de 45 países.
Uno de sus proyectos emblemáticos, ya culminado, es su reciente intervención en el lago Mead de Las Vegas, donde han instalado “los equipos sumergibles para abastecimiento de agua más grandes del mundo”, que permitirán luchar contra la sequía que padece la cuenca del río Colorado. Pagola apostilla que en esta estación de bombeo norteamericana se han colocado 40 bombas de cuatro megavatios a una profundidad de 140 metros. Indar se adjudicó el contrato por 70 millones de dólares en un concurso al que también concurrieron una firma austroalemana y otra japonesa.
En menos de un año también ha suministrado tres grupos motor-bomba sumergibles para una planta desalinizadora del condado de San Diego (California), su segundo mayor contrato, por el que ingresará cinco millones de euros. En este caso, el equipo de ingeniería de Indar ha conseguido superar el reto de cumplir las exigencias ambientales del programa Ocean Plant Ammendment del Estado norteamericano, que obliga a transformar agua del océano en agua potable sin dañar la vida marina, pues “los peces pueden pasar por las palas de los equipos sumergibles sin sufrir ningún daño”, sostienen en la firma vasca.
En las naves de Beasain se ensamblan y prueban todos los equipos, algunos de los cuales llegan a alcanzar los 10 metros de diámetro y tener un peso de 300 toneladas. Estos motores y generadores se transportan en piezas al punto de destino y allí vuelven a ensamblarse bajo la supervisión de técnicos de Indar. Un equipo de 900 empleados (700 en Beasain y el resto en Alicante y Milwaukee) ejerce de pulmón de la compañía, dice Pagola. Destaca el valor añadido que aportan los departamentos de I+D+i, uno por cada una de las cinco divisiones, y a los que se dedica el 5% de las ventas anuales: “Es lo que nos permite crear tecnología propia, diferenciarnos de la competencia y estar en primera línea, tuteándonos con las grandes multinacionales”. El 60% de la plantilla está compuesta por ingenieros y licenciados en otras disciplinas.
La entrada de Indar en el grupo Ingeteam, en 1997, representó un “punto de inflexión” en la trayectoria empresarial, pues le permitió incorporar a sus motores y generadores la electrónica de control y potencia que desarrolla la empresa especializada en ingeniería eléctrica.
Suma de fuerzas
Esta suma de fuerzas le ha hecho crecer año tras año hasta superar los 200 millones facturados, de los que el 90% proviene de la exportación de sus equipos. “Es sorprendente que en el exterior estamos siendo más reconocidos que en nuestro propio país”, comenta el director general. Este año, pese a los efectos de la pandemia, Indar espera rebasar de nuevo la barrera de los 200 millones y repetir un beneficio que rondará el 1%. “Sufrimos un pequeño paréntesis en la entrada de pedidos durante la primavera”, señala Pagola, “pero nuestro sector no se ha visto directamente afectado por la crisis de la covid-19. Tras el impacto inicial, ya hemos vuelto a la normalidad, gracias a que somos una empresa que trabaja con mucha inercia y tiene una cartera de largo alcance en el tiempo. Hemos alcanzado una estabilidad importante durante los últimos ejercicios en un negocio que no aporta grandes rentabilidades pese a mover volúmenes de venta muy altos”.
La estrategia del mañana, basada en la flexibilidad e identificación con las necesidades del cliente, está encauzada hacia su “consolidación” en los sectores eólico, marino e hidroeléctrico y hacerse “fuerte” en otros como la electromovilidad, principalmente en sistemas de electrificación del transporte ferroviario, y el segmento de los bombeos reversibles y los compensadores síncronos que estabilizan las redes eléctricas. Pagola constata que la evolución experimentada por Indar les ha permitido “ser los únicos con tecnología propia en el sector de la máquina eléctrica rotativa en España tras la marcha de las multinacionales: “Hemos demostrado fuera de aquí que somos capaces de sacar adelante grandes proyectos tecnológicos y deberíamos tener una oportunidad aquí. Estamos en la Champions, pero tenemos capacidad para subir aún más alto”.
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