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La era de la reconversión profesional

Para seis de cada diez empresas el reciclaje de sus plantillas será la prioridad tras la pandemia. Algunas compañías ya lo están ofreciendo

Carmen Sánchez-Silva
Julio Carballeda, trabajador reconvertido de la hostelería, delante de la industria donde trabaja.
Julio Carballeda, trabajador reconvertido de la hostelería, delante de la industria donde trabaja.R.G.

Reciclarse o morir. Es la nueva máxima del mercado laboral. La crisis del coronavirus ha puesto de manifiesto esta necesidad para trabajadores y empresas. Los primeros, al quedarse en el paro y contar con menores posibilidades de colocación en un país donde el desempleo se ha disparado. Las segundas, después de que el virus modificara sus modelos de trabajo y las arrojase a un entorno más cambiante e impredecible si cabe. En esta tesitura, el 61% de las compañías establecen el reciclaje de sus plantillas como primera prioridad tras la pandemia, muy por encima del 20% anterior, según el estudio Las empresas españolas frente a la revolución del reskilling, elaborado por EY.

“Las empresas tienen una responsabilidad ineludible sobre el aprendizaje y reciclaje profesional de sus trabajadores. Entre otros motivos, porque para muchas de ellas la falta de capacidades de sus trabajadores es uno de los principales obstáculos a los que se enfrentan para poder llevar a cabo sus planes de negocio”, asegura el estudio. Por ello su segunda prioridad es la planificación estratégica de su fuerza de trabajo, que pasa de ser relevante para el 26% de las compañías consultadas por EY al 41% actual.

Ese es el horizonte que se fijan para 2022. Y saben cómo conseguirlo. Los empleadores creen que las prácticas de reciclaje con mayor impacto son los programas de aprendizaje entre compañeros y los de formación interna, además de los que ayudan a los trabajadores a concienciarse de su empleabilidad; formación a los líderes para que sirvan de ejemplo y las rotaciones entre puestos de trabajo. Sin embargo, “es de destacar que, salvo los cursos internos de la empresa, estas prácticas están entre las menos consolidadas en las organizaciones”, dice la consultora, si bien son en las que van a centrar sus esfuerzos en los próximos 12 meses.

Algunas compañías sí están trabajando ya en la reconversión de trabajadores. Intermediarios del mercado laboral como Adecco y Taalentfy han lanzado programas para capacitar rápidamente a personas que se han quedado en paro. “Ayudar a la recualificación laboral es el foco actual de Adecco. Con el programa Movilización por el Empleo hemos llegado a acuerdos con patronales para colaborar dentro de las políticas activas en la búsqueda de nichos de empleo”, sostiene Javier Blasco, director de Adecco Group Institute. Consciente de que muchos trabajadores no podrán hallar empleo en los próximos meses, la empresa ofrece además talleres de corta duración que permiten su reconversión. Cursos de peón industrial o ferrallista, por ejemplo, porque tanto la industria como la construcción siguen buscando personal y, a menudo, dice Blasco, hay puestos que se quedan sin cubrir. O de habilidades digitales, en las que ya han formado a 100.000 personas. “Actualmente mucha gente se está reconvirtiendo a través de estos u otros cursos”, asegura.

Así lo demuestra Julio Carballeda, nacido en Venezuela hace 59 años. Lleva tres años viviendo en España, ejerciendo como preparador físico, que es su profesión, si bien no le proporciona el sustento necesario para vivir. Hasta que llegó el coronavirus lo conseguía trabajando como camarero, pero con el cierre de hoteles y la explosión de los expedientes de regulación temporal de empleo en todo el sector, “me quedé sin empleo”. Entonces se convirtió en reponedor de supermercado. “Muevo cielo y tierra cuando necesito dinero”, reconoce. Era el principio de la pandemia, cuando las tiendas de alimentación reclamaban personal. Pero unos meses después decayó la demanda y Carballeda tuvo que volver a buscarse la vida y adquirir formación para un puesto en el que nunca había trabajado, esta vez como mozo de almacén de una industria de alimentación, donde ya le han hecho fijo y ahora es un empleado polivalente. Este profesional ha cursado múltiples formaciones online, en general de 4 a 8 horas, aunque también de 80, y se ha servido del gran formador de hoy, como llama a YouTube, para adquirir destrezas que no tenía.

Lucía Álvarez, asturiana de 35 años, también se ha reconvertido. Licenciada en Administración de Empresas, trabajaba en un banco hasta que fue despedida y “no veía mi continuidad en el sector. No me gustaban sus prácticas y quería cambiar”, asegura. Estuvo meses moviendo su currículo sin que saliese oportunidad alguna, en plena pandemia, ya desmotivada y frustrada, dice, se topó con el programa ReOrientación 4.0 de Taalentfy que le permitió ganar confianza, crear su marca personal, aumentar sus contactos y ganar visibilidad en redes sociales.

Chute de energía

Se trata de un programa de un mes con el que la plataforma laboral analiza las fortalezas y debilidades de los candidatos a través de test y define un plan de búsqueda de empleo ad hoc que parte de la mejora del currículo, apoyo para abordar entrevistas, análisis Dafo… “Fue un chute de energía. No tuve la impresión de participar en un programa de reorientación profesional”, indica. Lucía ha encontrado trabajo en la Administración pública y dice que su meta es seguir formándose. Ahora está abierta a enfrentar cualquier reto laboral, sostiene.

Pablo Sirvent también realizó ese programa que Taalentfy se propone reeditar en breve. El análisis de su candidatura mostró que tenía dotes de liderazgo y, de hecho, actualmente trabaja como responsable de calidad en una industria cárnica. Pablo mejoró su perfil personal y encontró las herramientas para hallar ofertas de empleo adecuadas para saltar del negocio del vino al cárnico, indica.

Vicenta Calvo y Jennyfer Rosa Sánchez son otras dos trabajadoras de Adecco que se han servido de los cursos para cambiar de profesión a la fuerza. Vicenta era camarera de piso en hoteles y Jennyfer camarera. Ahora trabajan en el office de una residencia de ancianos y de monitora en un colegio, respectivamente. Jennyfer ha hecho cursos de primeros auxilios y sobre la covid y Vicenta se ha sacado el carné de manipuladora de alimentos.

De operarios a programadores

De la línea de producción a la línea de código. Así bautiza Seat el programa que ha puesto en marcha para que cinco de sus jóvenes operarios se conviertan en desarrolladores de software en cuatro meses a través de una formación intensiva. “Lo que pretendemos es demostrar que somos capaces de mover gente que está actualmente en la fábrica y cambiarles el rol, sus vidas y su futuro a través de la tecnología para que puedan aportar en un escenario diferente”, explica Carlos Buenosvinos, responsable del proyecto Seat:Code. Los candidatos, que serán los primeros de una larga lista, según la compañía, deben ser empleados, tener interés por la programación y cierto nivel de inglés.


Sobre la firma

Carmen Sánchez-Silva
Es redactora del suplemento Negocios. Está especializada en Economía (empleo, gestión, educación, turismo, igualdad de género). Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Previamente trabajó en La Gaceta de los Negocios, Cinco Días, Ranking, Mercado e Ideas y Negocios. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.

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