Adiós al verano turístico más corto del siglo
Las cadenas hoteleras adelantan el cierre de sus complejos vacacionales, con apenas clientes en septiembre, para limitar las pérdidas acumuladas
Piscinas vacías, muebles amontonados, cierres echados y de vuelta al expediente de regulación temporal de empleo (ERTE). Los hoteleros nunca vivieron una temporada alta tan corta como la de este año. La gallina española de los huevos de oro ha dejado pérdidas este verano, vapuleada por la covid y las restricciones a la movilidad entre sus principales clientes: ingleses y alemanes. “Ha sido con diferencia la temporada alta más corta de la historia”, indica Raúl González, consejero delegado de Grupo Barceló que, como la mayoría de las cadenas, ha empezado a cerrar antes de lo habitual sus establecimientos. “Normalmente no lo hacemos hasta finales de octubre o principios de noviembre. Pero después de cuatro meses cerrados, julio y agosto con una caída del ingreso del 70% respecto al año anterior y una perspectiva de caída del 75% en septiembre, estamos adelantando el final de la temporada”, justifica.
Barceló ha tenido en funcionamiento el 62% de su planta alojativa nacional hasta que Reino Unido y Alemania decidieron imponer cuarentenas a los ciudadanos que visitasen España. Los establecimientos baleares (más dependientes del turismo internacional, cerca del 90% de su negocio), fueron los primeros en clausurar sus puertas, a los que están siguiendo los peninsulares. “Intentábamos no cerrar, pero estamos abocados a ello porque no tenemos ni el 5% de clientes en septiembre”, explica González.
En Meliá International Hotels ocurre otro tanto. La compañía también puso a funcionar el 60% de sus instalaciones en julio y agosto, cerca de un centenar. “Hemos anticipado el cierre en Baleares, la zona más afectada de nuestra cartera, donde tenemos siete de los 21 hoteles operativos y a finales de este mes solo permanecerán abiertos tres”, explica André Gerondeau, director de operaciones del grupo. En Canarias, que iniciará su temporada alta en noviembre, han echado las persianas a cuatro establecimientos, “mientras estamos pendientes de que Alemania levante o reduzca la cuarentena”. Septiembre será un mes complicado en cualquier parte de España, asegura el directivo.
Durante julio y agosto, sus establecimientos han registrado en torno al 70% de ocupación respecto al año pasado, con algunas excepciones como el Don Pepe de Marbella, el Sancti Petri de Chiclana o el Cala Galdana de Menorca, que han llegado al 80%. “Ha sido un verano corto. Algunos hoteles solo han estado operativos ocho semanas. Pero en 40 hoteles hemos alcanzado el break even y beneficios en algunos”, sostiene Gerondeau. Meliá ha presentado unas pérdidas de casi 359 millones de euros en el primer semestre del año, las mayores de su historia. Barceló también va a batir el récord de números rojos de su trayectoria: “Serán muchas decenas de millones”, asegura su consejero delegado sin cuantificarlos.
No compensa
Otras cadenas hoteleras de menores dimensiones, como El Fuerte (con siete establecimientos en Andalucía y Baleares) o la de Inversiones Marylanza (con otros siete en Canarias, de los cuales ha abierto dos este verano) también ultiman su clausura. “Con la ocupación de agosto, del 60% para el 70% de las habitaciones disponibles por las medidas de distanciamiento, compensaba tener abierto, pero ahora tendremos que volver a cerrar por falta de alemanes”, aprecia Jorge Marichal, consejero delegado de Inversiones Marylanza y presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamentos Turísticos (Cehat). En Canarias, dice, actualmente hay tres veces más cancelaciones que reservas. “O abrimos corredores sanitarios o nos quedaremos sin temporada turística”, afirma.
Desde Fuerte Group Hotels, su director general José Luque, indica que seis de sus establecimientos cerrarán antes de fin de mes en lugar de a mediados de noviembre como era habitual. En verano sus alojamientos han tenido ocupaciones de entre el 36% y el 67%, “sin embargo, nos mató que se cortase el tráfico internacional y se impusieran cuarentenas entre los británicos”, asegura Luque, que habla de un 25% de clientes en septiembre, con los que no se alcanza el punto de equilibrio o break even. La cadena arrojará pérdidas de un millón de euros en 2020, frente a unos beneficios de dos dígitos del año anterior.
Sean grandes o pequeñas, de momento las compañías hoteleras aguantan. Los ERTE, los avales de los créditos ICO y las carencias hipotecarias decretadas por el Gobierno para combatir la covid, están permitiéndolas mantenerse hibernadas. Se prevé, no obstante, que muchas de ellas caigan según avanzan los meses y se retiran las ayudas, ahora pendientes de la prolongación de los expedientes de regulación de empleo. “El sector tendrá muchas dificultades para llegar a la próxima Semana Santa. En la medida en que se extiendan los ERTE podremos tener visibilidad económica. Si no, empezará a haber ERE”, considera Luque.
Se calcula entre 40.000 y 80.000 euros mensuales el coste de mantener cerrados establecimientos de 200 habitaciones. El gasto más importante es el de personal. Todas las firmas consultadas van a devolver a la suspensión temporal a gran parte de su plantilla. Porque la recuperación del turismo se prevé larga y costosa. “Si todo va bien, el año que viene tendremos caídas del 40% respecto a 2019, pero hasta 2024 no habrá recuperación”, estima Raúl González.
La hora de las ciudades
Con la clausura de la temporada vacacional que ha dejado sus mejores registros en Cádiz, Huelva, Asturias y Cantabria, las cadenas hoteleras se preparan para reabrir sus establecimientos urbanos “poco a poco”, según André Gerondeau, director de operaciones de Meliá. Pues Madrid solo tiene una pequeña parte de su planta alojativa en funcionamiento y Barcelona está sufriendo mucho, dada su dependencia del turismo internacional. Meliá abrirá en esas plazas, además de en París, Londres y Milán. El cuarto trimestre de la compañía depende, según el ejecutivo, de cómo se comporten Canarias y el Caribe, donde empieza a haber demanda. En el caso de Barceló, que tiene en EE UU su mejor desempeño, “cerramos hoteles de playa a la vez que intentaremos abrir hoteles urbanos”, según su consejero delegado, Raúl González.
Carne para los fondos de inversión
“O encontramos la vacuna para el coronavirus o decenas de miles de empresas turísticas no van a resistir”. Así de tajante se muestra José Luis Zoreda, director general del lobby de las grandes compañías del sector, Exceltur. Zoreda espera como agua de mayo la extensión de los expedientes de regulación temporal de empleo para el turismo, que se está negociando actualmente y que reúnen a la mitad de los afectados. Y ayudas directas para contrarrestar la falta de liquidez de los hoteles de sol y playa, el 70% de la oferta del país, a partir de septiembre u octubre, asegura. Pese a ello, Exceltur calcula que el turismo perderá 98.000 millones de euros este año.
Los inversores saben que muchas cadenas hoteleras no tendrán el suficiente fuelle para sobrevivir y sobrevuelan sus activos con ojos golosos. “Los fondos de inversión tienen mucho capital y llevan mucho tiempo escaneando propiedades”, señala Carlos Díez de la Lastra, director general de la escuela Les Roches Marbella. Sin embargo, de momento no se están cerrando operaciones, según Miguel Vázquez, socio responsable del área hotelera en Colliers International. La consultora cuantifica en 250 millones de euros las transacciones realizadas en el primer trimestre (frente a los 279 de igual periodo de 2019) y en solo 50 millones las del segundo trimestre, en comparación con los 522 del año precedente. “Aún no llegan hoteles para vender. El mercado de inversión está paralizado desde marzo, cuando preveíamos un año récord, con 1.700 millones de euros de inversión en curso”, asegura Vázquez.
Precios
Existe mucha liquidez, pero nadie se atreve a dar el paso porque se desconoce si los descuentos a aplicar sobre el precio precovid son del 15% o 20% o superiores. Y tampoco acompaña la financiación bancaria, centrada en los créditos ICO. El director de hoteles de Colliers prevé mucha actividad en 2021, cuando el estrés de las hoteleras se vuelva insostenible. Para responder a este momento se están levantando actualmente muchos fondos.
Tui ha puesto en venta un paquete de activos que no ha encontrado comprador. Mientras, Meliá y Barceló se declaran más proclives a la adquisición. “Hay apetito, aunque existen dudas con las valoraciones. Pero estamos alerta”, indican en Meliá.
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