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Helados de altos vuelos

La madrileña Pink Albatross despega con la venta de postres veganos de cinco sabores

Pepe Biaggio (izquierda) y Luke Saldanha, fundadores de Pink Albatross.
Pepe Biaggio (izquierda) y Luke Saldanha, fundadores de Pink Albatross.Rosa Collado

Sus helados se venden en tiendas especializadas de productos ecológicos y en restaurantes que preparan comida saludable y recetas con productos orgánicos. Luke Saldanha y Pepe Biaggio (de la India y Argentina, respectivamente) son los dos fundadores y, por el momento, únicos trabajadores de la plantilla; eligieron bautizar a sus helados como Pink Albatross (albatros rosado) por su admiración por esta ave. “Es capaz de tener una visión previsora desde muchos metros de altura, se adelanta a lo que está por venir”, explica Saldanha.

En su primer ejercicio cerrado, la start-up que opera en Madrid y solo ha lanzado cinco sabores, ha facturado casi 50.000 euros y ha conseguido financiación de la alemana Katjesgreenfood, especializada en dulces, y de un grupo de extrabajadores de Nestlé en Latinoamérica. “Buscamos socios estratégicos que conozcan el mercado, nos parece la única forma de crecer de manera razonable”, apuntan. Esta ronda les dejó 550.000 euros, con los que planean ampliar el equipo y seguir invirtiendo. A corto plazo, sus planes pasan por empezar a exportar a Chile, Reino Unido, Alemania y Holanda y adaptar algunos formatos de producto.

“Solo el año pasado hicimos 2.800 litros de helado, este, 1.400”, cuenta Saldanha, que explica que sus helados se hacen en Ávila. Son ellos, sin embargo, los que prueban ingredientes y fórmulas, y aunque, como dicen, “no somos chefs sino banqueros”, para ellos ha sido “prioritario” estudiar cómo hacer helados, “conocer los ingredientes, su calidad, la pureza de las mezclas y, en suma, fabricar un producto sano”. Una vez tienen la fórmula, cuentan con la ayuda de técnicos externos para darle sentido y redondear el producto.

Su estética no es la de la clásica tarrina. Para ellos, “lo verdaderamente importante” es que el consumidor sea seducido “por el envase retro con inspiración botánica, tome la tarrina y lea los ingredientes y cómo está hecho”, explican los emprendedores. Esa es una de las claves: llegar al cliente educado en hábitos alimentarios saludables y sostenibilidad y explicárselo a quien no lo esté. “Al principio queríamos etiquetarlos como plant based [dieta basada en alimentos vegetales] pero es más inclusivo el término vegano”, aseguran. Para Saldanha, que se define como vegano, “es una descripción que busca a flexitarianos, a veganos y a personas con alergias alimentarias”.


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