El PIB de la eurozona se desplomó un 3,6% en el primer trimestre, dos décimas menos de lo previsto
La economía de los Diecinueve confirma su mayor retroceso de la serie histórica
Los mercados se han agarrado en las últimas jornadas al optimismo por la reapertura tras meses de confinamiento para experimentar un prolongado rally bursátil. En la economía real, sin embargo, los datos van a otro ritmo, y aún quedan muchas malas noticias por trasladar. La agencia estadística europea, Eurostat, fue este martes mensajera de una nueva tanda de malas nuevas: el PIB de la zona euro se desplomó en los tres primeros meses del año un 3,6%, la mayor caída de la serie histórica, merced a una segunda parte del mes de marzo de parón en seco de la actividad. Los números tienen un reverso positivo: el descenso ha sido dos décimas menos pronunciado de lo anticipado a finales de abril, cuando se estimó en el 3,8%.
Como señalan los analistas de ING, la rectificación se debió sobre todo a la mejora de Francia, que pasó de un derrumbe de su economía del 5,8% a uno igualmente inquietante pero más suave del 5,3%. “La variación no cambia demasiado las cosas”, dicen desde el banco holandés. No hace falta ser adivino para saber que lo peor, en términos estadísticos, está por llegar. El segundo trimestre del año ha visto una interrupción de la fuerza productiva europea sin precedentes, que ha ido acompañado de un retroceso de la inversión y del consumo, con el sector servicios como gran damnificado, y eso se reflejará en las próximas estimaciones de Eurostat.
De los primeros tres meses se pueden extraer varias conclusiones: solo cuatro países de los Veintisiete se libraron del rojo: Irlanda (+1,2%), fue líder destacada gracias a que el crecimiento de sus exportaciones de tecnología y productos farmacéuticos compensaron con creces la llegada de la covid-19. También cerraron al alza Rumanía y Bulgaria (+0,3%) y Suecia (+0,1%). El país escandinavo optó por una fórmula de confinamiento voluntario del que se ha arrepentido en las últimas semanas por el elevado número de víctimas respecto a los países de su entorno, pero logró amortiguar el impacto del coronavirus en el primer tramo del año. A la cola de los Veintisiete quedaron España (-5,2%) e Italia y Francia (-5,3%), entre los más golpeados por la pandemia en sus primeros compases.
Europa se coloca así a las puertas de una nueva recesión, la tercera en lo que va de siglo tras las de 2008-2009 y 2012. En este caso, sin atisbo de sorpresa, dado que los organismos internacionales vienen avisando de que el virus pondrá fin a un ciclo de siete años de crecimiento.
La magnitud del tropiezo por llegar —la presidenta del BCE, Christine Lagarde, cifra la caída entre el 8 y el 12% del PIB— ha servido para movilizar de urgencia a la UE en torno a un plan de reconstrucción, el denominado Next Generation EU, dotado con 750.000 millones de euros. El programa, que todavía debe recibir el visto bueno de los Veintisiete, trata de no repetir los errores del pasado, cuando la lentitud de la respuesta exacerbó las consecuencias de las recesiones.
Eurostat también corrigió este martes el crecimiento de los Veintisiete ligeramente al alza. Entre enero y marzo el descenso del PIB fue del 3,2% y no del 3,3% como se había calculado en un principio.
Con las tasas de desempleo creciendo, y el segundo trimestre prácticamente perdido, una de las batallas claves para atenuar el shock para la economía se librará en el periodo vacacional. “El ahorro ha aumentado, pero la cuestión es si los consumidores podrán y querrán gastar de nuevo en los meses de verano, y si los negocios pueden y quieren invertir de nuevo”, concluye Bert Coijn, economista de ING.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.