Nissan cerrará la planta de Barcelona
La multinacional japonesa prevé deshacerse de las instalaciones de la Zona Franca, en la que trabajan unos 2.800 empleados
Nissan cerrará su planta de la Zona Franca de Barcelona, según han confirmado fuentes de la Administración y sindicales. Un portavoz de la empresa ha evitado confirmar la decisión al señalar que se tiene que esperar “a conocer la estrategia de la compañía”, que se anunciará este jueves, durante la presentación de su plan estratégico para los próximos tres años, en la que prevé asumir un recorte de gastos de más de 2.000 millones de euros. La noticia ha sido comunicada a las administraciones, que consideran que todavía hay tiempo para intentar retener la factoría en España. El cierre de la fábrica supondría el despido de unos 2.800 trabajadores, aunque no está confirmado el cierre de las otras instalaciones que la multinacional japonesa tiene en Cataluña: Montcada i Reixac, Sant Andreu de la Barca, El Prat de Llobregat y el puerto de Barcelona. Si el cierre fuera total afectaría a 3.200 empleos directos, además de los más de mil trabajadores de subcontratas que trabajan dentro de las instalaciones de Nissan.
Fuentes del Ministerio de Industria han asegurado no tener comunicación oficial de la compañía. Está previsto que mañana por la mañana, antes de la rueda de prensa para explicar el plan estratégico, el presidente de Nissan en Europa, Gianluca de Ficchy, mantenga reuniones telemáticas de forma sucesiva con el Gobierno español, la Generalitat y los sindicatos.
La clausura de la planta de Nissan forma parte de la nueva estrategia pactada por la multinacional japonesa con sus socios de alianza, Renault y Mitsubishi. Según esta, la compañía japonesa se centrará en los mercados en los que es más fuerte ―Japón, China y Estados Unidos― y se replegará en Europa para dar todo el protagonismo a Renault. Y, en esa situación, la planta de Barcelona se quedaba en una situación de debilidad, tras dos años cruzando una travesía por el desierto en lo que se refiere a producción e inversiones. La planta, que el año pasado sufrió un tijeretazo en la plantilla que afectaba a 600 personas, operaba a una capacidad por debajo del 30% de su máximo y no había recibido inversiones que permitieran pensar un cambio de situación.
Esa situación había postrado en el desánimo a sus trabajadores, que denuncian desde hace meses la posibilidad del cierre. La última mala noticia llegó a principios del mes de mayo, cuando Nissan anunció que recuperaría la actividad de la planta el día 4 pero solo para fabricar rancheras que tenía que servir para Mercedes antes de que concluyera el plazo para hacerlo. Ni se iban a fabricar los modelos similares para Nissan y Renault ni se iba a recuperar la fabricación de la furgoneta eléctrica eNV-200.
Ante esas noticias, y al prever lo peor, la plantilla decidió convocar una huelga indefinida en el centro de Montcada, donde trabajan un centenar de personas, y ahogar la producción de la Zona Franca al no permitir la llegada de suministros básicos. A los dos días la principal instalación de Nissan en España quedaba inutilizada. Desde entonces esos trabajadores se han mantenido en huelga mientras el resto se sumaba a la regulación temporal de empleo activada para superar el cierre forzado por la crisis del coronavirus.
Pese al anuncio de cierre que se producirá mañana, tanto las administraciones como los sindicatos consideran abierta la partida y creen posible presionar al cuartel general de Yokohama para que mantenga la actividad fabril en España. El argumento que ha utilizado esta semana el Gobierno ha sido el costoso cierre de la fábrica de la Zona Franca, que estima que superará los 1.000 millones de euros a causa de las cargas laborales y que cargan sobre la planta de Barcelona.
El secretario de Industria, Raül Blanco, afirmó el lunes que el Gobierno no ofrecería una salida “pacífica” a Nissan en el caso de que esta decidiera cerrar. Y puso como alternativa una inversión de 300 millones de euros para crear una nueva línea de vehículos y dejar viva la fábrica. El Ministerio de Industria, junto a la Generalitat, presentaron hace unos meses un plan de viabilidad consistente en la asignación a la fábrica de un modelo eléctrico pequeño, propuesta que finalmente ha sido descartada.
Ajuste en Alcoa
Por otra parte, según explican fuentes sindicales, este jueves también se espera que Alcoa anuncie un ajuste de 600 trabajadores, aproximadamente la mitad de la plantilla, en la fábrica que tiene en San Ciprián, Lugo. Esta es la única planta que mantiene en España produciendo aluminio primario. Las otras dos, las de Avilés y A Coruña, se vendieron el año pasado al fondo suizo Parter Capital tras nueve meses de negociaciones y con la garantía de mantener el empleo durante al menos dos años. Alcoa pagó por esa operación unos 100 millones de euros. La empresa ya llevaba tiempo alegando que los costes energéticos eran demasiado elevados, sobre todo tras una caída del 90% de los ingresos por interrumpibilidad. La sobrecapacidad que existe en la producción mundial también supone un problema generalizado en el sector. Este jueves al mediodía se reunirá la cúpula de la empresa con los representantes de los trabajadores para discutir la situación de la planta.
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