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Japón aprueba un nuevo paquete de estímulos tras entrar en recesión

El montante total de los fondos movilizados tras esta segunda ronda equivale a un 40% del PIB

El Gobierno de Japón ha aprobado este miércoles un nuevo paquete de estímulos para hacer frente al impacto económico de la pandemia y evitar así el agravamiento de una recesión en la que el país entró oficialmente la semana pasada. Este segundo plan de ayudas moviliza 117 billones de yenes (casi un billón de euros), la misma cantidad que el anterior del pasado abril. La suma de ambos supone una cantidad total equiparable al 40% del PIB nipón y, en términos absolutos, la segunda respuesta más cuantiosa del mundo, solo superada por Estados Unidos.

Mantener el paro bajo control es una de las prioridades de este paquete. “Debemos proteger los negocios y el empleo por todos los medios ante el duro camino que tenemos por delante”, ha declarado el primer ministro, Shinzo Abe, en una reunión con legisladores de su partido. Una de las medidas en las que el mandatario ha hecho hincapié ha sido el aumento del sueldo máximo diario que las arcas públicas aportarán para los empleados de aquellas pymes que hayan iniciado un expediente de regulación temporal de empleo. Hasta la fecha, el Gobierno había establecido como límite 8.330 yenes (70 euros), diarios, un umbral elevado hasta los 15.000 (126), lo que Abe ha caracterizado como “el programa más generoso del mundo”.

Estos esfuerzos serán financiados por medio de un segundo presupuesto extraordinario y la emisión de 32 billones de yenes (270.000 millones de euros) de deuda pública, lo que elevará el montante total en el año fiscal en vigor a la cifra récord de 90 millones de yenes (760.000 millones de euros). El Gobierno, en cualquier caso, sabe que cuenta con el apoyo del banco central. A finales de abril, el Banco de Japón se comprometió adquirir tanta deuda pública como fuera necesario con el objetivo de mantener bajo control los costes de financiación del país. “La situación actual puede tener efectos negativos mayores a la caída de Lehman Brothers”, apuntó entonces su gobernador, Haruhiko Kuroda. “El Gobierno y el banco central necesitan trabajar juntos, en particular en un momento como este”.

Japón espera de este modo aliviar la presión sobre su economía, la cual cayó un 3,4% en los tres primeros meses de 2020 respecto al mismo periodo del año anterior, su segundo trimestre consecutivo en números rojos. Sin embargo, estos negativos resultados podrían ser solo “la punta del iceberg”, en palabras de Tom Learnmouth, economista para Japón de Capital Economics. El país nipón declaró el estado de emergencia a principios del mes pasado, por lo que “abril y mayo habrán sido mucho peor”. En un informe reciente, la consultora pronosticaba un desplome intertrimestral del -12% del PIB de abril a junio. El Gobierno ha levantado esta misma semana el estado de alerta, pero Shinzo Abe ha vuelto a advertir hoy de que no se trata del final de la epidemia. “Tenemos que tomar todas las medidas necesarias para prepararnos para otra oleada de infecciones”, ha señalado.

La aparición del virus ha agravado un escenario que ya de por sí era preocupante para la tercera economía mundial. La actividad se había contraído en 2019 a causa de la entrada en vigor de una subida del IVA postergada hasta en dos ocasiones; los daños causados por los tifones Faxai y Habigis; y la onda expansiva de la guerra comercial entre China y Estados Unidos. Todo ello había llevado al gobierno a presentar en diciembre del año pasado un programa inicial de estímulos por valor de 13,2 billones de yenes (casi 110.000 millones de euros), un 1,9% del PIB, un porcentaje muy significativo en su momento pero que a estas alturas ya pertenece a otro tiempo, mucho más próspero.

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