‘Déjà vu’ europeo
La historia nos enseña que los rescates tienen más costes que los beneficios que generan y debería ser un escenario a evitar
El FMI anticipa la peor recesión mundial desde la Gran Depresión en los años treinta. EE UU aumentará su déficit público hasta el 15% y la Reserva Federal ha anunciado que comprará deuda sin límites. El riesgo es que los inversores pierdan la confianza en el dólar. La pregunta es: ¿dónde pondrán el dinero? La medicina tardará en surtir efecto pero EE UU saldrá de la crisis, aunque las elecciones de noviembre meten más incertidumbre al escenario.
China se enfrenta a su peor crisis desde 1980. En el primer trimestre el PIB cayó un 10% trimestral, muchas empresas están quebrando, el Gobierno está rescatando bancos y perderán buena parte de su producción industrial, que será relocalizada en Europa y EE UU. El riesgo es una crisis social e institucional que parece poco probable. Por lo tanto, China saldrá aprovechando el tirón de importaciones de EE UU y el resto de periféricos en Asia.
Europa ha tenido el ciclo expansivo más corto y tendrá la recesión más profunda. La crisis nos pilla con la Comisión recién estrenada. La gestión de la crisis sanitaria fue sin coordinación y la de la crisis económica también. El debate se centra en la solidaridad, pero de nuevo el problema es entre países altamente endeudados y países menos endeudados.
Merkel, igual que Trump, ha actuado con Alemania primero. Consciente de la debilidad de su sistema bancario ha avalado todos los créditos de sus empresas y a todos sus trabajadores con ERTE. Aun así sufrirán una recesión muy dura, especialmente en el sector del automóvil.
No habrá eurobonos a corto plazo y los países con problemas para emitir deuda tendrá que pedir un rescate al Mede. La Comisión Europea ha presentado una especie de plan Juncker 2.0 para activar la inversión y ayudar a salir de la recesión y tiene muchas probabilidades de aprobarse. Exigirá inversión privada y se centrará en sostenibilidad y digitalización.
Los Gobiernos necesitan emitir mucha deuda pública a corto plazo y los mercados ya empiezan a resentirse. Con el BCE comprando deuda, la prima de riesgo italiana ha subido con fuerza el último mes y ya está de nuevo en 250 puntos básicos. En Italia el debate sobre el Mede ya ha llegado al parlamento. A este ritmo volveremos a ver mucha tensión en los mercados de deuda europeos.
España no ha reducido nada la deuda pública desde 2014, ha duplicado el déficit previsto en 2019 y Eurostat ha obligado a revisar al alza la estimación oficial del pasado año. El Gobierno ha anunciado que no habrá Presupuestos para 2020 y no han publicado su escenario, ni una estimación de déficit y deuda pública o de las medidas que ya han sido aprobadas.
La historia nos enseña que los rescates tienen más costes que los beneficios que generan y deberían ser un escenario a evitar. El Gobierno tiene una oportunidad la próxima semana en el Programa de Estabilidad que enviará a Bruselas para presentar un plan creíble de sostenibilidad de la deuda pública hasta 2023. Veremos.
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