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LA CRISIS DEL CORONAVIRUS
Columna
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Crisis de deuda

Necesitamos convencer a los inversores internacionales o no habrá dinero para pagar todas las medidas que está aprobando el Gobierno

Uno de los camiones de Primark que realiza donaciones en España.
Uno de los camiones de Primark que realiza donaciones en España.PRIMARK (Europa Press)
José Carlos Díez

En los cursos de macroeconomía internacional enseñamos fundamentos de finanzas internacionales y de crisis de deuda a los futuros economistas. Los modelos se basan en el modelo original de Paul Krugman de 1979 por el que recibió el premio Nobel de Economía. Muchos y buenos economistas han hecho grandes aportaciones a esta rama de la economía, clave para comprender la crisis de 2008 y también la actual.

En el modelo de sostenibilidad de deuda de Sebastian Edwards, la variable determinante es el stock de deuda externa deseado por los inversores internacionales. El problema de esa variable es que sigue una dinámica caótica no determinística imposible de predecir, como los huracanes o las pandemias.

En las crisis financieras se produce una salida masiva de activos con riesgos a activos libres de riesgo, principalmente deuda pública de EE UU, Alemania y Japón. El precio del resto de los activos cae con una correlación próxima a la unidad y los modelos de equilibrio de Harry Markowitz y William Sharpe, premios Nobel de Economía, no permiten analizar bien la realidad. En países emergentes la fuga de capitales agota las reservas de divisas y se ven abocados a pedir un rescate al FMI. Eso está pasando en Argentina, Ecuador y El Salvador, y sería necesario en Venezuela para evitar la peor crisis humanitaria de su historia.

Eso pasó en España en 1977 y forzó a los Pactos de la Moncloa para evitar una suspensión de pagos y un rescate. Eso fue lo que sucedió en 2012 y Mariano Rajoy fue incapaz de evitarlo. Dentro del euro la dinámica es diferente. La mayor parte de tu deuda externa está financiada en tu propia moneda y la banca tiene acceso ilimitado a la liquidez del BCE al 0%. Además, España ha reducido significativamente su deuda privada desde 2008.

Ahora el problema es la deuda pública. Italia, España y Portugal no son considerados activos libres de riesgo por los inversores internacionales y la fuga de capitales en marzo ha sido muy intensa y continúa. La intervención del BCE ampliando su programa de compras, 750.000 millones de euros, evitó un rescate de Italia. España y Portugal habrían ido inmediatamente detrás. Pero al ritmo de compras actual el programa se agotará este verano. Los eurobonos serán inevitables pero ha quedado claro que no llegarán a corto plazo y que la hoja de ruta pasa por un rescate del Mede.

España necesita emitir este año unos 300.000 millones de euros de deuda pública. El BCE comprará unos 100.000 millones. La banca española puede comprar otros 100.000 millones. Necesitamos convencer a los inversores internacionales para que nos compren otros 100.000 millones o no habrá dinero para pagar todas las medidas que está aprobando el Gobierno, incluidas las pensiones.

Lo que aprendimos de la Gran Recesión es que es necesario un diagnóstico acertado y planes de actuación diligentes. Y lo que deberíamos haber aprendido del rescate de 2012 es que es mejor tomar las medidas, que tener que negociarlas en medio de una fuga de capitales.

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