La cumbre europea de reconstrucción o el sudoku de encajar 27 puntos de vista
Alemania se abre a un instrumento de deuda temporal mientras Italia lucha por una respuesta común más enérgica ante la pandemia
La cumbre que el jueves reunirá a los 27 jefes de Estado y de Gobierno de la UE será clave para buscar una salida a la profunda crisis en la que el coronavirus ha hundido al continente. España se presentará con su propuesta de un fondo de 1,5 billones financiado con la emisión de deuda perpetua. Pero no lo tendrá fácil. Se encontrará con la resistencia de los países del Norte a cualquier instrumento que suponga cargar entre todos con la deuda de los Estados. Y, por otra parte, el grupo de países comandado por Italia reclamará medidas más audaces.
Más flexibilidad en Berlín. La resistencia de Berlín a los eurobonos no remite, pero Alemania sí muestra últimamente cierta flexibilidad para alumbrar instrumentos de deuda, limitados en tiempo y finalidad, y anclados en los tratados europeos. La canciller Angela Markel resumió la posición alemana el lunes, cuando advirtió que la solidaridad europea debe enmarcarse en los tratados de la Unión, excluyendo de facto opciones de mutualización de deuda como los eurobonos. Pero, como novedad, Merkel abrió la puerta a deudas compartidas y limitadas en el tiempo. Habló de un instrumento con la forma de “bonos con garantías de los Estados”, de los que podrían beneficiarse países por corto periodo de tiempo. Merkel, que puso como ejemplo el dinero destinado a los ERTE, mencionó un artículo del tratado de la Unión que dice que “en caso de serio riesgo de dificultades graves en un Estado miembro, ocasionadas por catástrofes naturales o acontecimientos excepcionales, el Consejo podrá acordar una ayuda financiera de la Unión al Estado miembro en cuestión”. Días antes, la propia Merkel había equiparado el coronavirus con una catástrofe natural.
Pese a su eterno rechazo a los instrumentos de mutualización, Berlín ha jugado en esta crisis un papel mediador de la mano de Francia para ablandar la posición de Holanda, más alejada todavía de las demandas de los países del Sur. Berlín considera que la pandemia es una crisis simétrica, que afecta a los países al margen de su política económica. Al contrario que en la crisis del euro, ahora no se trata de castigar a derrochadores ni de exigir reformas por supuestos excesos del pasado.
Berlín cuenta además con el presupuesto plurianual europeo para ejercer de colchón más allá del paquete de 500.000 millones acordado por los ministros de Finanzas. Ese presupuesto se negociará en el segundo semestre del año, precisamente bajo la batuta alemana, que ejercerá a partir de este verano la presidencia de turno de la UE. “Este presupuesto tendrá un aspecto diferente” al inicialmente previsto, dijo Merkel, quien precisó que la diferencia radicaría sobre todo en los primeros años posteriores al brote de la pandemia. “Alemania participará en respuestas solidarias más allá de los 500.000 euros que ya tenemos”, dijo la canciller.
La bisagra francesa. Francia llega a Bruselas dispuesta a ejercer de bisagra entre los países más afectados por el coronavirus, como Italia y España, y los más reticentes en las negociaciones sobre cómo financiar la recuperación económica tras la crisis sanitaria, especialmente Alemania y Holanda. Al igual que Madrid, París apoya firmemente la idea de un fondo de recuperación que “permita financiar un aumento de ciertos programas del presupuesto de la UE destinados a preparar y apoyar la reactivación de la economía y que irá en ayuda prioritaria a los Estados más afectados por la crisis”. Pero, en vista sobre todo de las dudas manifestadas por Berlín, el Gobierno francés prefiere no fijar un precio para este fondo que, eso sí, debe ser “temporal, focalizado y dotado de un tamaño que permita responder a la magnitud del choque sin precedentes” que supone el coronavirus.
En alguna ocasión, el ministro de Economía, Bruno Le Maire, ha manejado la cifra de un billón de euros, que se acerca a la propuesta del presidente Pedro Sánchez. Pero en su postura oficial, el Gobierno de Macron se limita a señalar que es “difícil por el momento evaluar las inversiones que serán necesarias cuando pase la crisis” y que, por tanto, el monto que requerirá ese fondo, cuya autoría reivindica París, solo podrá ser calibrado “cuando se pueda tasar mejor el impacto en nuestras economías”. Aun así, ya adelanta que serán necesarios “varios cientos de miles de millones de euros”.
Fuentes de Economía no han querido pronunciarse sobre si París respaldará la propuesta española de una financiación del fondo con deuda perpetua. Pero además de puntualizar que se trataría de un programa “temporal”, Francia insiste en que prevé un “reembolso gradual” de los préstamos.
Además, ante las reticencias de algunos países a propuesta de eurobonos o coronabonos, que por ahora parece aparcada, París subraya específicamente que en el caso del fondo de recuperación no se trata mutualizar deudas nacionales, “ni las pasadas ni las futuras”. “Solo se mutualizaría la financiación de las medidas vinculadas a la crisis y las medidas de recuperación a nivel europeo”, sostiene.
Sin veto italiano al fondo de rescate. Italia llega a la cumbre del jueves con la convicción de que el club comunitario no conseguirá alcanzar el acuerdo definitivo para un mecanismo común de ayuda para superar la crisis. Pero también con la esperanza de que de la reunión salga “un camino político claro en la única dirección razonable”, como señala el primer ministro, Giuseppe Conte, que advirtió ayer en el Senado de que no aceptará de Europa un “compromiso diluido”. Y ha apuntado: “O ganamos todos o perdemos todos”.
Italia es el socio que más ha insistido en los coronabonos, la emisión de deuda común europea para financiar la respuesta a la pandemia, rechazados por Alemania y Holanda. El país transalpino apoya claramente la propuesta de Francia de un fondo de recuperación europeo financiado por deuda común para cuando pase la pandemia.
Las líneas de crédito del fondo de rescate (Mede) siguen despertando recelos en la opinión pública italiana y en el Movimiento 5 Estrellas. Pero Conte ha anunciado, sin demasiado entusiasmo, que no vetará la activación del Mede, porque otros países han dicho estar interesados en utilizarlo. Su negativa, tajante hasta el momento, podría transformarse en un sí cuando se aclare definitivamente si la puesta en marcha de este mecanismo tendrá asociadas condiciones o no y si se trata de un Mede renovado. “Creo que Italia necesita otra cosa”, puntualizó Conte.
Además apuntó que podría llegar incluso a secundar, “con algunas variaciones”, la propuesta de España de un gran fondo de hasta 1,5 billones de euros financiado con deuda perpetua, que se repartiría como transferencias, y no como deuda, entre las economías más afectadas. Conte cree que el futuro de la Unión dependerá de su respuesta a esta crisis. “La UE no puede permitirse el lujo de cometer los errores de la pasada crisis financiera”, dijo.
El ‘no’ holandés. Países Bajos mantiene su rechazo a los eurobonos o coronabonos, en cualquiera de sus modalidades que signifique mutualizar la deuda. El primer ministro, el liberal de derechas Mark Rutte, cuenta con el apoyo del Parlamento para sostener su negativa. Fuentes políticas señalan que en La Haya se escudriñará con gran interés las razones aducidas por los socios comunitarios que pidan abultadas inyecciones monetarias en nombre de la actual crisis. De fondo subsiste la idea de que las finanzas internas de cada país deben estar en orden, porque cualquier petición de ayuda externa repercute en el contribuyente neerlandés.
El Gobierno considera injusto que se señale a Países Bajos por su presunta falta de solidaridad, cuando su negativa se ciñe a los eurobonos, pero no a otro tipo de ayudas en el propio seno de la UE. También lamentan las críticas de Italia y Portugal. “Han dolido mucho”, según las mismas fuentes, en un país contribuyente neto de la UE, además de socio fundador. Rutte lamenta la imagen errónea que, en su opinión, se presenta de Países Bajos porque el coronavirus también ha arrasado en su tierra, que suma ya casi 4.000 muertos.
Portugal: aplauso a la propuesta española. Portugal apoya ligar el fondo de recuperación, del orden del billón de euros, al presupuesto para el periodo 2021-2027. Se trata, según su ministro de Exteriores, Augusto Santos Silva, de “una solución muy inteligente que permite a la vez resolver la aprobación del nuevo presupuesto y encontrar un fundamento jurídico sólido para el nuevo fondo de recuperación”. El Gobierno portugués defiende que la propia UE contraiga el préstamo de ese fondo para que los países puedan aprovecharse de mejores condiciones de financiamiento. El ministro de Exteriores considera esencial que del plan de recuperación no surjan asimetrías entre los Estados miembros.
Con información de Ana Carbajosa (Berlín), Silvia Ayuso (París), Lorena Pacho (Roma), Isabel Ferrer (La Haya) y Javier Martín del Barrio (Lisboa).
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