El BCE lanza un bálsamo a los mercados al quitar límites a la compra de deuda
Draghi dice que para evitar una larga depresión hace falta aumentar la deuda pública y cancelar deudas de las empresas
Los mercados de deuda del Sur de Europa recibieron el jueves un regalo procedente de Fráncfort. Bastó con que el BCE dejara claro que su superpaquete de estímulo monetario contra el coronavirus tendrá una flexibilidad máxima para comprar deuda de un país u otro —en plata: que podrá ayudar más a quien más lo necesite— para que la prima de riesgo cayera en Italia y España unos 20 puntos. Con más fuerza aún bajó el sobrecoste que pagan por financiarse Grecia y Portugal.
Tras unos días tortuosos de turbulencias, Christine Lagarde lanzó la semana pasada un mensaje de tranquilidad a los mercados. “Los momentos extraordinarios requieren acciones extraordinarias. No hay límites a nuestro compromiso con el euro”, tuiteó la presidenta del Banco Central Europeo (BCE) el pasado jueves. No eran solo palabras. El tuit iba acompañado de un plan de compras de 750.000 millones de euros para este año.
El organismo con sede en Fráncfort ya dejó entonces claro que las adquisiciones de deuda se harían con flexibilidad. Y las condiciones del programa dadas a conocer en la noche del miércoles confirman esa flexibilidad absoluta. Según consta en el Diario Oficial de la UE, el Consejo de Gobierno del BCE establece que “para garantizar la eficacia” del programa contra la pandemia no se aplicarán las limitaciones aplicadas a sus anteriores programas de compra de deuda. Las primas de riesgo de los países del Sur de Europa —los que se verían más beneficiados por las compras— reaccionaron el jueves con bajadas significativas.
La idea de que los 750.000 millones que deben hacer de cortafuegos de la epidemia no tendrán las restricciones que otros programas similares del BCE ejerció como un bálsamo para los mercados, que temían, si no se levantaban esos límites, dificultades crecientes para que el organismo encontrara papel suficiente que comprar.
El mensaje ha llegado alto y claro al mercado de deuda. La prima de riesgo —el diferencial que paga un país para financiarse respecto a lo que hace Alemania, el considerado más seguro de la eurozona— cayó en Italia y España más de 20 puntos básicos, hasta el entorno de los 160 para Italia y 90 en España. Más importante fue el alivio en Grecia, con un bajón en su prima de riesgo de más de 60 puntos en un solo día. El contraste con lo ocurrido en las últimas semanas es importante: el riesgo de Italia y Grecia se había acercado peligrosamente a los 300 puntos.
Una de las normas impuestas por el BCE era no comprar en el mercado secundario más de un tercio de la deuda procedente de un país. Este límite estaba pensado para que no se le pudiera acusar de financiar directamente a los Estados, algo que prohíben las normas europeas. Pero esta limitación dibujaba un escenario en un futuro próximo en el que el organismo tuviera dificultades para seguir comprando deuda de determinados países, sobre todo de Alemania. Ahora queda claro que el nuevo programa contra la pandemia no chocará con esas carencias, y por lo tanto podrá prestar ayuda ilimitada a quien más lo necesite.
Estos últimos días, en el BCE se valoraba el nuevo programa contra la pandemia por ofrecer flexibilidad desde tres puntos de vista: en el tiempo —se usará este año, pero se puede alargar—, en el tipo de activos que se compre —tanto públicos como privados— y en la procedencia de los países. El diario de la UE oficializa ahora esos mensajes que se habían emitido.
La receta de Draghi
La intervención del BCE coincide con el primer pronunciamiento público sobre la crisis del coronavirus del hombre que presidió el organismo hasta el año pasado. En un artículo publicado en Financial Times, Mario Draghi considera “inevitable” que la pandemia provoque una “profunda recesión”. El italiano que navegó con éxito por las tormentas de la crisis del euro cree que los planes de estímulo multimillonarios aprobados por los Gobiernos son “valientes y necesarios” y reclama medidas para apoyarlos.
“El reto ahora es cómo actuar con una fuerza y rapidez suficiente para evitar que la recesión se transforme en una depresión prolongada”, escribe Draghi. El antecesor de Lagarde manda un mensaje importante: es evidente que la deuda pública de los Estados va a aumentar como consecuencia de sus planes contra el virus. Pero ese no es ahora el problema fundamental. “Unos niveles de deuda pública mucho más altos van a ser algo permanente en nuestras economías, algo que irá acompañado de cancelación de deudas privadas”, alerta. Aumentar la deuda pública, recuerda Draghi, es algo que se ha hecho en periodos de guerras, y es algo que hay que hacer también en la situación actual.
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