“El Banco Mundial y el FMI tienen que revalorar las altas deudas de países como Argentina”
La jefa de la comisión económica de Naciones Unidas para la región señala que el crecimiento regional caerá al menos 1,8% como consecuencia del coronavirus
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, funciona con teletrabajo a raíz de la crisis sanitaria del coronavirus. A sus oficinas en Santiago de Chile apenas llega un puñado de funcionarios, entre los que se encuentra Alicia Bárcena (Ciudad de México, 1952), su secretaria ejecutiva. En un país con más de 1.100 contagiados y tres muertos, que ha decretado estado de excepción de catástrofe y toque de queda, la diplomática trabaja a contrarreloj para medir el impacto de la pandemia y formular recomendaciones económicas y sociales a los países de una región pobre y desigual.
Pregunta. ¿Qué efectos tendrá esta pandemia en las economías de América Latina y el Caribe?
Respuesta. Estimamos que tendrá efectos devastadores a nivel global y, desde luego, a nivel regional. Será muy distinta a la crisis financiera, porque esta es una crisis de personas y apunta a uno de los bienes públicos globales más preciados: la salud humana. No sabemos qué tan rápido se puede lograr una recuperación. No va a ser la clásica, como sucedió en 2008 y 2009, cuando hubo una caída y luego una recuperación gracias a los estímulos fiscales o monetarios. En este caso, es una crisis que impacta en la oferta y la demanda, con severos efectos en ambos sentidos.
P. La región creció a una tasa estimada de 0,1% en 2019 y, de acuerdo a los últimos pronósticos de CEPAL de diciembre, en 2020 habría un crecimiento de 1,3%. Ahora, nuevamente, la comisión revisa a la baja…
R. América Latina y el Caribe es una región muy dependiente de lo que ocurre en el contexto. Siendo conservadores, estimamos una caída del 1,8% del producto interno regional. La medición solamente considera los impactos externos, es decir, los impactos en China y en Europa, dos de nuestros principales socios comerciales. Vamos hacia una recesión global de doble dígito que puede durar hasta el tercer trimestre. Será una recesión cuyo único referente sería la depresión de los años 30 del siglo pasado.
P. ¿Cuáles son los canales que explican la crisis en esta zona del mundo?
R. Un primer canal tiene relación, justamente, con el efecto de la disminución económica de China y de nuestros principales socios comerciales. Somos altamente dependientes de las exportaciones y si cae el mundo, va a impactar en América Latina y el Caribe. Un segundo punto: la caída de los precios de los productos básicos –que también está dada por la contracción en la demanda mundial de China–, que va a generar un deterioro en los términos de intercambio y, por lo tanto, en los niveles de ingreso de las economías. Un tercer punto es la ruptura de las cadenas de valor, que tiene relación con la oferta. Hay muchas empresas en problemas por la disrupción de cadenas de suministro por proveedores chinos.
P. ¿A qué países afectará en especial este punto?
R. En nuestra región va a afectar a dos países muy fuertemente: México y Brasil. Al área automotriz y a la parte electrónica, que también es muy importante. Incluso al sector farmacéutico. Pero existe un cuarto canal: la intensificación de la aversión al riesgo y el empeoramiento de las condiciones financieras mundiales. Con una menor demanda de activos financieros de América Latina y el Caribe se produce una fuerte depreciación de las monedas.
P. Y está la debacle del turismo…
R. El turismo va a tener un impacto muy fuerte. Si el escenario de caída de los ingresos del turismo es del 10%, el PIB caería 0,8% en el Caribe, 0,3% en México, 0,1% en Centro América y un 0,1% en América del Sur. Pero si la caída fuera de un 30%, en el Caribe, por ejemplo, caería un 2,5% del PIB. En el Caribe, el turismo emplea a alrededor de 2,4 millones de personas y representa el 15,5% del PIB. Es un golpe muy fuerte a las pequeñas y medianas empresas, a los hoteleros, a los restaurantes.
P. ¿Qué ocurrirá con el comercio?
R. Hicimos un escenario más o menos moderado y uno más agravado. En el moderado, el comercio caería -4,6% el valor de las exportaciones y, en el extremo, -10,7%. Hay que prepararse.
P. ¿Qué sucederá con el desempleo?
R. Si el PIB cae -1,8%, podría llevar a que el desempleo en la región suba un 10%. Si pasara esto, las personas que viven en la pobreza pasarían de 185 a 220 millones aproximadamente. La pobreza extrema, en tanto, se iría de 77,4 millones a 90,7 millones de personas.
P. ¿Cuáles son las vulnerabilidades particulares de la región en el marco de esta pandemia?
R. Esta región tiene muy altas tasas de informalidad y muchas personas que trabajan por cuenta propia (53%). Es un tema muy de fondo, porque esa gran población enfrentará muchas dificultades por las restricciones por las cuarentenas y la bajada de la actividad económica. Segundo: solamente hay seis países de la región que tienen un seguro de desempleo (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Uruguay). Además, el 43% de la población no tiene un seguro de salud. Un aspecto relevante tiene relación a las desigualdades de género entre hombres y mujeres. Son las mujeres las que llevan una carga mayor ahora que los niños han dejado de ir a la escuela (70 millones de alumnos, desde el nivel preescolar hasta el terciario) y no pueden tener la misma competitividad en el teletrabajo.
P. ¿Se notarán más las asimetrías entre las naciones desarrolladas y en desarrollo?
R. Naciones Unidas está haciendo un gran llamado al G20 para que haya medidas colectivas, porque los países desarrollados tienen mayores posibilidades de salir adelante. Pero, ¿qué pasa con los países pobres? ¿qué pasa con los países como los nuestros, que tienen sistemas de salud fragmentados? Es la razón por la que creo que el Banco Mundial y el Fondo Monetario tienen que revalorar las altas deudas en las que está la región, en países como Argentina, por ejemplo. También creo, sinceramente, que se deberían retirar, aunque sea temporalmente, las sanciones económicas impuestas a Venezuela y a Cuba. Con el tremendo problema que está enfrentando, Cuba está mandando médicos a Italia. Impresionante.
P. ¿Están dadas las condiciones políticas para repensar el levantamiento de sanciones a Venezuela y Cuba en este momento?
R. Yo creo que sí. Nosotros no podemos permitir que por estas sanciones económicas un pueblo como el venezolano o el cubano se vean infectados y no tengan acceso a los mínimos de bienestar, de comida, de energía, de medicamentos. Es un llamado que debemos hacer desde todas las perspectivas y Naciones Unidas además tiene mecanismos para apoyar a estos países desde la perspectiva humanitaria. Definitivamente, se deben abrir estos canales. Es un momento crítico de la humanidad en donde debemos realmente pensar de otra manera y tener un poco más de solidaridad. Esto no es político, esto es verdaderamente una urgencia de carácter humano.
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