La velocidad del ascensor social varía en cada región
Un extremeño pasa a integrar la clase media con casi la mitad de los recursos que un vasco
Un extremeño pasa a integrar la clase media con casi la mitad de los recursos (9.071 euros anuales) que un vasco (17.315 euros). Las estadísticas no solo muestran desigualdades intraclase, sino que también evidencian las diferencias territoriales en España, basadas en sus diferentes niveles de renta. Ese multiplicador casi por dos se repite también para certificar el paso a la clase alta, aunque otros elementos que han caracterizado a la clase media, como la temporalidad o los estudios superiores, varían mucho en función de la comunidad.
“Un profesor de instituto en Madrid es casi pobre y uno de Cádiz es rico”, explica Joan Rosés, profesor de Historia Económica de la London School of Economics, para ilustrar las diferencias de poder adquisitivo existentes en España, origen de las divergencias que hay entre lo que se considera clase media en una comunidad autónoma o en otra. Su interpretación, no obstante, hace referencia a los diferentes niveles de ingresos existentes en cada comunidad autónoma, pero también a las diferencias en el coste de vida de cada región. “Tener el 75% de la renta media en Cataluña es mucho menos que tenerla en Andalucía”, resume el profesor de la London School of Economics.
Aunque el análisis de CaixaBank solo se centra en los niveles de ingresos, se podría alcanzar la misma conclusión. En el País Vasco y Navarra —dos comunidades con régimen foral de financiación— es donde los niveles de ingresos son más altos y, por tanto, donde las nóminas en la clase media —y su salida por arriba— requieren de más ingresos. Le siguen la Comunidad de Madrid y Cataluña, mientras que por la cola se sitúan a la cabeza Extremadura, Andalucía, Canarias y Castilla-La Mancha. Entre la región menos y más rica hay una diferencia de 8.244 euros y de 21.984 euros en los límites de entrada y salida de la clase media, un 91% en términos relativos.
Navarra es la comunidad que cuenta con una mayor proporción de clase media, un 71,6%, mientras que Canarias está a la cola, con solo un 51,1%.
Algunos datos confirman algunos tópicos que han servido tradicionalmente para definir a la clase media. Además de considerar que integra a personas con una vida financiera sólida y una buena calidad de vida, esas descripciones también tienen en cuenta altos niveles de formación y estabilidad en el empleo, aunque ese hecho ha cambiado con el tiempo y la denominada informalidad laboral está creciendo, sobre todo en países emergentes.
En España, la tasa de temporalidad está más vinculada a los niveles de renta de las comunidades que con el peso de los habitantes de clase media en el conjunto de la población. Y algo similar ocurre con aquellos habitantes que cuentan con algún título de educación superior, donde hay mayor concentración (por encima del 45%) en solo dos comunidades autónomas: País Vasco y Madrid.
Una de las grandes diferencias entre la clase baja y las superiores se encuentra en el régimen laboral de sus miembros. Mientras que en las clases superiores el 80% de la población activa son asalariados, en las clases bajas ese porcentaje cae hasta el 49%, lo que equipara rentas bajas con el régimen de autónomos. En el caso de quienes trabajan por cuenta ajena, la temporalidad es inferior en el caso del estrato social medio.
El último informe que ha elaborado la OCDE sobre la clase media concluyó que los jóvenes están topando con unas condiciones que les impiden ingresar en la clase media. El organismo apuntaba a un envejecimiento paulatino y se amparaba para demostrarlo en el hecho de que el porcentaje de la clase media en la actualidad (en el mundo) es del 60%, mientras que en la generación de los nacidos entre 1945 y 1965 era del 68%. Además, hay otro factor que puede estar relacionado: una mayor presencia ahora de pensionistas que no han perdido o han perdido menos ingresos.
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