Los aspirantes a heredar el ajuar de Thomas Cook
Los competidores empiezan a tomar posiciones después de la quiebra del turoperador británico. Los paquetes de viajes se resisten a desaparecer
La quiebra del segundo turoperador mundial, el grupo británico Thomas Cook, ha sembrado gran alarma en la industria turística española, su principal cliente. El pasado lunes cientos de miles de viajeros fueron abandonados a su suerte en 38 países (53.000 en España) detrás de una interminable lista de facturas pendientes después de fracasar un plan de rescate del grupo de 1.200 millones de libras. Es la mayor bancarrota vivida en el sector, sostiene el presidente de la patronal de las agencias de viajes (CEAV), Rafael Gallego, que ha sido testigo de unas cuantas debido a la transformación del negocio de los viajes con la irrupción de Internet y las líneas aéreas low cost.
Una tragedia para la industria, en palabras del vicepresidente del lobby Exceltur, José Luis Zoreda, que cuantifica la deuda de los tres últimos meses con las empresas españolas en 200 millones de euros. En toda la semana no han dejado de sucederse reacciones, propuestas para salvar el agujero que abrirá su desaparición en los destinos turísticos y, por supuesto, los primeros movimientos de la competencia para hacerse con la cuota de mercado de la compañía.
Las consecuencias inmediatas que tendrá la crisis del turoperador en los mercados donde trabajaba serán dos: la subida de las tarifas aéreas (como ocurrió tras las quiebras de Monarch y Air Berlin) y el descenso de las hoteleras, cuyos responsables tratarán de garantizarse así las 1,2 millones de plazas que tenía contratadas en España, según Hosteltur. Las Islas Canarias son un claro ejemplo de ello. Apenas dos días después del colapso de Thomas Cook Airlines, Ryanair aprovechó el momento para multiplicar el precio de sus billetes al archipiélago y Jet2, la línea de bajo coste del distribuidor británico de paquetes turísticos Jet2 Holidays, ha anunciado 50 vuelos adicionales a las islas. Al tiempo que los hoteleros, cuya dependencia de los paquetes turísticos para llenar sus camas es del 65%, según Tom Smulders, vicepresidente de la Federación de Hostelería y Turismo de Las Palmas, ya han anticipado su disposición a rebajar las tarifas.
Las islas Canarias son el epicentro del plan de choque que estudia el Gobierno para evitar el pinchazo de la industria y de uno de los principales destinos turísticos españoles para los extranjeros (cerca de 14 millones de visitantes en 2018, como Baleares, la segunda mayor afectada). Y también de las medidas que planean las empresas para asegurar el casi millón de turistas que llevaba Thomas Cook. Porque es ahora cuando arranca la temporada alta canaria. Garantizar las conexiones aéreas que se han ido al traste es la principal vía para sofocar la situación. Smulders, que sabe de las negociaciones para intentar salvar algunas de las filiales más saneadas del grupo (como ha ocurrido con la rescatada Condor Airlines), ve en EasyJet otro actor ágil para hacerse con parte de las rutas y asegura que “la muerte de unas empresas es la vida para otras”.
Y así lo demuestra la Bolsa, donde las acciones de EasyJet han subido un 3% esta semana, lo mismo que perdían en el mes hasta el pasado lunes, cuando también repuntaron las de IAG, otro de los posibles ganadores tras la liquidación del turoperador con 178 años de vida, según Credit Suisse, que suma a Wizz Air y Ryanair como posibles candidatos a ocupar su hueco.
Aunque si hay un actor que el mercado cree que puede sacar tajada de la quiebra de Thomas Cook, ese es el primer vendedor mundial de circuitos, TUI Group, cuyas acciones se han revalorizado un 11% esta semana. La empresa asegura que aún es demasiado pronto para medir el impacto que tendrá en la industria la desaparición de su archirrival y descarta pronunciarse sobre su interés por sus activos, si bien los expertos consultados dicen que ya ha empezado a jugar sus bazas. Como se espera lo haga EasyJet Holidays con los hoteles de la extinta Thomas Cook Reino Unido, en los que cadenas españolas como Meliá también se muestran interesadas, según André Gerondeau, su responsable de operaciones.
Porque si algo tiene claro la industria turística es que con la matriz de la firma británica no muere el negocio mayorista de la distribución de paquetes de viajes, muy tocado desde que los usuarios compran directamente viajes por Internet y desde la guerra de precios de las low cost. Situación que se agrava ahora por el Brexit y la desaceleración de Alemania. TUI y Thomas Cook han sido los últimos en adaptarse a los cambios en los gustos del cliente, a la digitalización, si bien la alemana dice que hoy el 70% de sus ganancias vienen de su red de hoteles, cruceros y excursiones. Pero el grueso de su negocio, que acumula pérdidas superiores a 320 millones de euros en los nueve primeros meses de su ejercicio fiscal, siguen siendo los circuitos, donde reconoce gran presión en los márgenes.
Puede que el negocio del viaje todo incluido baje un 10% en Canarias, estima Smulders, pero el paquete es más rentable y muy necesario en destinos de largo radio donde solo aterrizan los aviones de los turoperadores, como el Caribe o Asia, apoya Rafael Gallego. A España llegan entre el 25% y el 27% de los turistas internacionales a través de estos distribuidores, indica Juan Molas, presidente de la Confederación Española de Hoteles, que cree que las nuevas plataformas de venta pueden convivir con las tradicionales.
De hecho, Laura Hernando, socia de la consultora Colliers, apunta que los analistas no barruntan un fracaso del modelo y los inversores nacionales e internacionales están pidiendo información sobre los activos de Thomas Cook. La intermediación tiene un gran futuro en un sector como el turístico, que crece a ritmos de casi el 4% en el mundo, es decir, por encima del PIB global, concluye Javier Bellido, director general de eDreams España.
Altas comisiones
Booking y Expedia son otros contendientes en la batalla por los viajeros de Thomas Cook. Sobre todo ahora que el 80% de los europeos contratan ‘online’ y se alejan del modelo de catálogo anual para optar por vacaciones personalizadas y flexibles (los denominados “paquetes dinámicos”, cuyos precios varían en función de la demanda), según Javier Bellido, de eDreams.
El modelo mayorista tradicional se basa en negociar un cupo con los hoteleros y fletar los aviones. Los hoteleros se ahorran el canal de distribución con un contrato anual que les da tranquilidad, explica Laura Hernando, de Colliers.
Sus comisiones son opacas, según André Gerondeau, de Meliá, firma que diversifica riesgo usando su propio canal para el 30% de las ventas, las agencias ‘online’ en igual medida, los turoperadores para el 20% y el resto la venta corporativa. En las agencias ‘online’ las comisiones varían entre el 20% y el 25% del precio del viaje.
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