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Opinión
Columna
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Luces rojas

La causa del frenazo del empleo en España, principalmente, viene de fuera

José Carlos Díez
Oficina del Servicio Andaluz de Empleo y del Ministerio de Empleo y Seguridad Social hoy en Sevilla.
Oficina del Servicio Andaluz de Empleo y del Ministerio de Empleo y Seguridad Social hoy en Sevilla.PACO PUENTES (EL PAIS)

La afiliación a la Seguridad Social confirma una desaceleración intensa del empleo. El pasado mes se registró la mayor destrucción de empleo en un agosto desde 2008. En los tres últimos meses, eliminando el efecto estacional se crearon menos de 50.000 empleos. En el primer trimestre se crearon casi 200.000. La causa del frenazo del empleo en España, principalmente, viene de fuera. La guerra comercial iniciada por Trump en 2017 ha parado en seco las exportaciones mundiales. La producción de coches en Alemania se ha desplomado hasta mínimos de 2009. Y los indicadores industriales adelantados anticipan que todo es susceptible de empeorar en los próximos meses.

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Junto al automóvil, el turismo ha sido el sector que más empleo ha creado en la última década. La posible recesión del Reino Unido y Alemania, nuestros principales clientes, y la depreciación de la lira turca, ha entorpecido la llegada de turistas y del empleo en el sector.

A estas dos perturbaciones hay que sumar errores domésticos de política económica. En pleno frenazo de las ventas de miles de empresas, el Gobierno decidió subir el 22% el salario mínimo, lo cual reduce los márgenes y afecta negativamente a su decisión de invertir y crear nuevos empleos. La creación de nuevas empresas se ha estancado el último año.

Las ventas de coches de particulares se han desplomado un 15%, mientras crecen las ventas de coches de segunda mano con más de 20 años de antigüedad. Anunciar desde el Gobierno que el diésel tiene los días contados cuando la alternativa del coche eléctrico no es accesible por precio para el 90% de los españoles ha sido otro grave error.

En 2018 la construcción explicó uno de cada cuatro empleos creados. En 2019 la inversión pública se ha detenido tras las elecciones municipales y autonómicas y la construcción de viviendas se ralentizará pronto. Las ventas de viviendas usadas han comenzado a caer este año y con mucha intensidad en varias comunidades autónomas: Canarias, 15%; Baleares y Málaga, 10%; Madrid y Alicante, 8%; Barcelona, 5%. Las viviendas iniciadas son la décima parte de 2008. Por lo tanto, el empleo destruido será muy inferior.

La política monetaria es ultraexpansiva con el euríbor a un año al -0,35%, en 2008 estaba al 4,5%. En 2007, el euro estaba a 1,4 contra el dólar y ahora está a 1,1, lo que favorece nuestras exportaciones. En 2007 España tenía un superávit fiscal del 2%, la deuda pública neta en el 22%. Ahora el déficit es del 2,5%, la deuda pública neta del 84%. Por lo tanto, no hay margen para una política fiscal anticíclica.

La crisis económica de 2008 ha mutado en una crisis política e institucional. Los españoles en el CIS ya sitúan a la clase política como el segundo principal problema, solo por detrás del desempleo. Y ningún partido tiene un plan para España que ilusione a una mayoría de españoles. Toca poner las largas y adaptar nuestra economía a la era de la tecnología global. Pero España es Macondo y el largo plazo es mañana.

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