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Champán, yates y negocio: el festival internacional del ladrillo se celebra en Cannes

La ciudad francesa acoge cada año Mipim, una feria que reúne a los mayores inversores del mundo

José Luis Aranda
Los yates de algunas empresas asistentes a Mipim 2019, amarrados junto al Palacio de Festivales de Cannes.
Los yates de algunas empresas asistentes a Mipim 2019, amarrados junto al Palacio de Festivales de Cannes. VALERY HACHE (AFP)

La música sube de volumen en los yates amarrados en la marina. Proliferan los cócteles en las terrazas y balcones del bulevar de La Croisette. Conforme desaparece el sol, no demasiado tarde porque todavía es invierno, Cannes exhibe todo su encanto a ritmo de festival. Pero esto nada tiene que ver con el cine. Aquí la máxima estrella es el arquitecto Jean Nouvel, comandante de la Orden de las Artes y las Letras de Francia, y quienes le rodean son básicamente aquellos que cerrarán próximamente (si no lo acaban de hacer) una gran operación urbanística o la construcción de un rascacielos del que oirá hablar. Han venido al rincón sureste de Francia para asistir a Mipim, una cita anual obligatoria para los grandes inversores mundiales del ladrillo. Si es imposible llevar la cuenta de las copas de champán que se mueven de mano en mano, más complicado es hacerlo con las tarjetas que se intercambian. Porque todos recuerdan que aquí se viene sobre todo a trabajar. Y mucho.

Vista aérea del recinto ferial y la ciudad de Cannes.
Vista aérea del recinto ferial y la ciudad de Cannes.Lancelot Tintignies (Image & Co) - MIPIM

La mitad de los 100 mayores fondos de inversión inmobiliaria de todo el planeta pasan por Cannes durante Mipim, según sus responsables. También 80 de las 100 mayores compañías de gestión de inversiones, con una cartera de activos que ronda los 2.600 millones de euros. A la feria asisten promotoras, consultoras, despachos de abogados, cadenas hoteleras o bancos, aunque la mayoría de expositores son de ciudades y países. “Es el encuentro anual de las ciudades con la industria inmobiliaria”, señala Filippo Rean, director de la División Inmobiliaria de Reed Midem, la empresa que organiza el evento y que ha invitado a EL PAÍS a asisitir. Londres, París, Moscú o Estambul marcan el paso con grandes carpas junto al Palacio de Festivales. Ciudades que compiten por la maqueta más grande o la máxima financiación para sus proyectos. A veces es solo suelo, otras un edificio concreto o la reordenación de una nueva área urbana. Pero allí donde cierra un acuerdo, se pone una banderita roja. Vendido.

Mipim, que ha celebrado su 30º cumpleaños entre el 12 y el 15 de marzo, no siempre fue así. “Hace 30 años era un evento muy centrado en la inversión y muy focalizado en Francia, Reino Unido y Alemania”, explica Rean. 29 ediciones de la feria contemplan a Mark Dixon, fundador de la firma especializada en espacios compartidos de trabajo IWG (Regus). “Era joven cuando empecé”, bromea este inglés de 60 años con una fortuna estimada en 1.150 millones de euros según Forbes. Para Dixon, que a las reuniones de negocios añade labores de conferenciante y una apretada agenda de atención a los medios, lo más interesante es que la cita se ha convertido en un “crisol de las cosas nuevas”. En suma, como coinciden casi todos los que vienen, un sitio donde captar las tendencias del mercado y las nuevas oportunidades de negocio.

Casinos en Japón, cannabis en Malta

A los stands se une un abigarrado programa de conferencias y Tokio hace gala de planificación presentando sus proyectos para la resaca de los Juegos Olímpicos de 2020. Uno de ellos son los resorts integrados, un concepto nuevo en el sector, que un ponente aclara casi excusándose: “La razón para hablar de resorts integrados es que los casinos tienen mala imagen entre los japoneses”. En la misma sala, apenas unas horas después, el ministro de Economía de Malta, Christian Cardona, explica las posibilidades que está abriendo en la isla la producción de cannabis para uso terapéutico con destino a Canadá e Israel. El único tema espinoso es la política. Cuando Jean Nouvel acaba de presentar un proyecto para la ciudad de São Paulo (Brasil), unas 300 personas salen en estampida y dejan casi vacío uno de los auditorios más grandes del palacio. ¿La siguiente conferencia? El futuro de la inversión inmobiliaria en Reino Unido en el contexto del Brexit.

Por Mipim 2019 han pasado 26.800 personas, todos profesionales del sector. La entrada, que vale para los cuatro días y da acceso a una extensa base de datos de los participantes, cuesta más de 2.000 euros. El Ayuntamiento de Cannes calcula que la feria genera más de 71.000 pernoctaciones hoteleras y tiene un impacto económico de 104 millones de euros. El Festival de Cine, cuya duración triplica la del encuentro inmobiliario, genera 90.000 pernoctaciones y 196 millones de impacto económico total. El Ayuntamiento rehúsa comparar ambas citas porque “el Festival es sobre todo un evento cultural”, pero destaca que la oferta de ocio de la ciudad “permite un networking (hacer contactos laborales) permanente más allá de los límites del recinto ferial”. Marine Courte, de 56 años y vecina de la ciudad desde hace 13, lo confirma. “Yo nunca había visto tanta gente en la ciudad como ayer”, dice en alusión a los bares que rodean el Palacio de Festivales. Courte habla desde su puesto, a pleno sol, en un mercadillo vintage que esta semana cambia las fechas para intentar aprovechar el tirón. ¿Es esto como el festival de cine? “Depende, pero yo prefiero a la clientela de Mipim”.

240 empresas españolas

La presencia española en la feria crece cada año, aunque está a años luz de los países pioneros y, dicen los expertos, de lo que representa internacionalmente el mercado inmobiliario español. La edición que acaba de celebrarse ha contado 491 asistentes (un 9,6% más que en 2018) y 240 compañías (un 19% más). Básicamente, la apuesta se divide entre dos polos: el puesto de Barcelona-Catalonia y el Spanish Pavillion. El stand catalán ya tenía cierta tradición y sus responsables (la Generalitat a través de Incasòl, el Ayuntamiento de Barcelona y el Área Metropolitana de Barcelona) decidieron mantener su ubicación en el interior del Palacio cuando se planteó la idea de levantar un pabellón español en una de las terrazas exteriores. “Nuestro objetivo es vender suelo, pero también vender un relato propio en urbanismo y modelo de país”, indica Roger Rosich, miembro del gabinete de dirección de Incasòl, el instituto catalán del suelo.

A efectos prácticos, ambos espacios funcionan de manera similar. Acogen a una serie de instituciones o empresas interesadas en captar inversores, a quientes presentan sus proyectos en mesas de reuniones. En el pabellón español, destacan los 25 metros cuadrados que ocupa el Ayuntamiento de Málaga, aproximadamente un tercio del total. El Consistorio destina 70.000 euros para disponer de ese espacio y desplazar a seis personas a Cannes. A 700 euros la noche de hotel, toca dormir en Niza y viajar cada día. Un visor muestra los más de 60 proyectos que buscan financiación privada en la ciudad andaluza. “Mipim nos ha generado muchos contactos con empresas, en los dos primeros días han pasado unos 30 interesados”, explica José Cardador, coordinador general de Urbanismo y Vivienda.

Enfrente, Manuel Enrich, director de relaciones con inversores de Sareb, saca del bolsillo un taco de tarjetas variadas. “Esto es así cada día”, aclara. El organismo que absorbió el ladrillo tóxico de la banca tras el estallido de la burbuja inmobiliaria todavía tiene más de 35.000 millones en activos por colocar. “No nos podemos permitir no estar en cualquier evento donde haya un cliente potencial para vender”, asegura Enrich. Y hacer negocios en Mipim, cuentan todos los que se dedican a ello, implica estar dispuesto a caminar desde el puerto deportivo, donde numerosas empresas instalan sus cuarteles para la feria, hasta suites con vistas a la playa. A veces, cuenta bajo condición de anonimato alguien que lleva muchas ferias a sus espaldas, hay que desayunar con un cliente en un yate y volver a desayunar con otro en un hotel. Y la jornada laboral se extiende casi siempre hasta la cena. O incluso más allá.

Un 22% de mujeres

Cualquier vista general de Mipim da como resultado un mar de trajes oscuros. Las mujeres son clara minoría en una feria que concentra no solo un público profesional, sino sobre todo de rangos directivos. Los organizadores de la feria señalan que en la edición de 2019 la proporción de mujeres asistentes ha sido del 22%, el mismo porcentaje que el de mujeres que han participado en el programa de conferencias, incluyendo una dedicada a la diversidad de género en el sector. Su objetivo es llegar al 25% en dos años. Alejandro Campoy, director general de Savills Aguirre Newman en España, aporta una pista: "En el mercado inmobiliario hay pocas mujeres, pero en el sector de la consultoría hay muchas".

En general, todos los asistentes coinciden en que la situación ha mejorado en los últimos años. "Recuerdo ser la única mujer en la mayoría de cenas y eventos", señala Sandra Daza, directora general de Gesvalt. Esta veterana de la feria, con 11 participaciones, asegura que observa en ese sentido "una evolución clara". Desde la organización, Philippo Rean también habla de "tendencias positivas". Pero evita poner excesivos paños calientes a un tema que sabe que es sensible: "22% sí es poco, es demasiado poco".

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Sobre la firma

José Luis Aranda
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS, diario donde entró a trabajar en 2008. Escribe habitualmente sobre temas de vivienda y referentes al sector inmobiliario. Es licenciado en Historia por la Universitat de València y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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