¿Por qué los tipos seguirán bajos?
Los grandes bancos centrales están dando un golpe de timón inverso al de la “normalización” financiera que era su mantra
¿Por qué los tipos de interés seguirán bajos, e igual no suben durante todo el año?
Porque los grandes bancos centrales están dando un golpe de timón inverso al de la “normalización” financiera (alza de tipos, neutralización de la expansión cuantitativa), que era su mantra reciente. ¿Por qué pasan del rigorismo buscado a mantener la laxitud?
El primero en hacerlo fue la Reserva Federal. En 2018 subió cuatro veces los tipos hasta el abanico 2,25%-2,50%. Pero en enero optó de golpe por la “paciencia” —el lema de ahora— enfriando la expectativa de otras cuatro en 2019. Y estudiando la cesación de la reducción de los activos comprados.
¿Obedecía el cambio a la invasiva presión a su independencia a cargo del presidente Trump? Este declaraba no estar “nada contento” con haber nombrado a Jerome Powell para la Fed. Y la calificaba de “enloquecida” por no bajar tipos en una coyuntura boyante, lo que perjudicaba sus planes electorales de medio mandato.
Pero Powell resistió el envite. Solo cambió su estrategia a final de enero. ¿Qué había pasado? Un desplome de la Bolsa tras la última subida de diciembre, y los nuevos pronósticos del FMI sobre la economía mundial, más tristes. No era momento de un rigor monetario que provocase la recesión temida por algunos.
La Fed resaltó distintas incertidumbres: la guerra comercial, la desaceleración en la eurozona y China, un Brexit a la brava… Al final casi todo se reduce a la guerra comercial, concausa del mal aspecto de la coyuntura entre los más sensibles a esa guerra (Alemania y China). Así, la buena noticia del mantenimiento de tipos viene de la mala del empeoramiento económico mundial, y esta de la locura proteccionista de Trump.
El BCE, con algún retraso (apenas comenzaba su “normalización”), compartió —“¡paciencia!”— el sesgo, al verificar el crecimiento asténico de la eurozona a final de 2018 y una inflexión a la baja de la inflación. “La pregunta clave es si esta situación es temporal, especialmente en Alemania, o un cambio permanente”, se interrogaba el gobernador francés, François Villeroy (EL PAÍS, 17 de febrero). Buena parte de la respuesta la tiene Trump.
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