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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Europa necesita más, no menos competencia

La política de defensa de la competencia debiera ser independiente y responder a consideraciones sobre la eficiencia económica y la protección del proceso competitivo.

Una planta de Alstom en Francia
Una planta de Alstom en FranciaVINCENT KESSLER (REUTERS)

Este artículo, promovido por Massimo Motta (ICREA-Universitat Pompeu Fabra y Barcelona GSE) y Martin Peitz (University of Mannheim y MaCCI), ha sido suscrito por cerca de 40 economistas.

Hemos asistido con preocupación a las presiones políticas que se han ejercido sobre la Comisión Europea en relación con la fusión entre Siemens y Alstom, así como a las reacciones políticas que se están sucediendo tras la decisión de prohibirla. En particular, nos preocupa extremadamente el anuncio de que los gobiernos francés y alemán puedan promover medidas para relajar la política de defensa de la competencia europea con el fin de favorecer fusiones entre grandes compañías europeas. La política de defensa de la competencia debiera ser independiente de cualquier interferencia de naturaleza política basada en supuestos fines de política industrial, y responder a consideraciones sobre la eficiencia económica y la protección del proceso competitivo.

Es falso el argumento de que las concentraciones empresariales sean necesarias para aumentar la competitividad de las empresas europeas en los mercados internacionales. Siemens y Alstom ya son líderes en los mercados internacionales, y por ello ya se benefician de importantes economías de escala y alcance. No hemos encontrado argumentos en el debate público que permitan sostener que la fusión entre ambas empresas daría lugar a ganancias de eficiencia significativas (y la Comisión Europea sostiene, en su comunicado de prensa, que las empresas no han demostrado que tales ganancias fueran a producirse).

En ausencia de ganancias de eficiencia, la eliminación de la competencia entre Siemens y Alstom podría favorecer un aumento de sus beneficios empresariales, pero fomentaría un comportamiento menos competitivo por parte de la empresa fusionada, con el consiguiente detrimento para sus clientes (principalmente, las empresas de transporte e infraestructuras ferroviarias), que acabarían pagando mayores precios a cambio de una menor calidad e innovación, también perjudicando, en última instancia, a los consumidores finales. Por ello no sorprende que los clientes de Siemens y Alstom se hayan opuesto firmemente a la fusión (de haber esperado un comportamiento más competitivo por parte de la empresa fusionada, ellos hubieran sido los principales interesados en que la fusión se llevara a cabo).

La normativa comunitaria de competencia no prohíbe la creación de campeones nacionales o europeos, siempre que la fusión genere importantes sinergias y complementariedades entre las empresas fusionadas. De hecho, la Comisión Europea ha prohibido fusiones sólo en muy contadas ocasiones, cuando sus predicciones indicaban que la fusión traería consigo importantes efectos anti-competitivos sobre los consumidores, no compensados por las posibles ganancias de eficiencia.

La evidencia empírica parece indicar que se está produciendo un aumento del poder de mercado y de la concentración empresarial. Mitigar esta tendencia requiere que se refuerce la política de defensa de la competencia, atendiendo sólo a criterios de eficiencia imparciales, no al oportunismo político. Europa necesita empresas más eficientes, más competitivas, más innovadoras. Respaldar fusiones anti-competitivas conseguiría el objetivo contrario.

Massimo Motta (ICREA-Universitat Pompeu Fabra y Barcelona GSE)

Martin Peitz (University of Mannheim y MaCCI)

Natalia Fabra (Universidad Carlos III de Madrid)

Chiara Fumagalli (Università Bocconi, Milán)

Amelia Fletcher (University of East Anglia)

Christine Zulehner (University of Vienna)

Thibaud Vergé (ENSAE)

Thomas Rønde (Copenhagen Business School)

Giancarlo Spagnolo (SITE-Stockholm School of Economics, EIEF and Tor Vergata)

Christos Genakos (University of Cambridge)

Frank Verboven (KU Leuven)

Justus Haucap, (Düsseldorf Institute for Competition Economics-DICE)

Tomaso Duso (DIW Berlin and Technical University Berlin)

Giacinta Cestone (Cass Business School, City, University of London)

Yannis Katsoulacos (Athens University of Economics and Business)

Paul Seabright (Toulouse School of Economics)

Giacomo Calzolari (European University Institute)

Monika Schnitzer (University of Munich)

Volker Nocke (University of Mannheim y MaCCI)

Markus Reisinger (Frankfurt School of Finance & Management)

Pedro Pita Barros (Universidade Nova de Lisboa)

Juanjo Ganuza (Universitat Pompeu Fabra)

Jacques Crémer (Toulouse School of Economics)

Yossi Spiegel (Tel Aviv University)

Bruce Lyons (Centre for Competition Policy, University of East Anglia)

Gerard Llobet (CEMFI, Madrid)

Konrad Stahl (University of Mannheim and MaCCI)

Klaus Schmidt (University of Munich)

Jose L. Moraga (Vrije Universiteit Amsterdam y Rijksuniversiteit Groningen)

Maarten Pieter Schinkel (University of Amsterdam)

Vincenzo Denicolò (Università di Bologna)

Michele Polo (Università Bocconi, Milán)

Philipp Schmidt-Dengler (University of Vienna)

Rune Stenbacka (Hanken School of Economics y Helsinki GSE)

Philippe Choné (Centre de Recherche en Economie et Statistique, Paris)

Nicolas Schutz (University of Mannheim y MaCCI)

Emanuele Tarantino (University of Mannheim y MaCCI)

Otto Toivanen (Aalto University and Helsinki Graduate School of Economics)

Kai-Uwe Kühn (University of East Anglia)

Luis Cabral (Stern School of Business, New York University)

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