_
_
_
_
OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La difícil rentabilidad bancaria

A pesar de la fuerte reestructuración del sector bancario desde 2012, el mercado sigue entendiendo que hay notables desafíos y amenazas por delante

Santiago Carbó Valverde
Varias sucursales bancarias en una calle de Sanchinarro, Madrid.
Varias sucursales bancarias en una calle de Sanchinarro, Madrid.JAIME VILLANUEVA

Los resultados para 2018 de los bancos españoles se han conocido en la última semana. En su conjunto, han mejorado significativamente respecto a 2017. Paradójicamente, tras unas primeras semanas de enero de evolución bursátil positiva del sector, la reacción del mercado tras conocer los datos de beneficios fue negativa. No se deben sacar lecturas exageradas de un dato coyuntural bursátil, pero parece oportuna una reflexión respecto a la tensión sobre las acciones bancarias desde hace algún tiempo. A pesar de la fuerte reestructuración del sector desde 2012, el mercado sigue entendiendo que hay notables desafíos y amenazas por delante.

Apremia un análisis metodológico. Aunque los resultados totales del sector han mejorado, cuando se emplean indicadores de rentabilidad relativos, que son de más interés para los inversores —como, por ejemplo, el ROE (beneficios sobre recursos propios)—, se observa que la imagen que se obtiene no es tan feliz, ya que no se llega en muchos casos a cubrir el coste del capital. Algo que no es un fenómeno nuevo. La fuerte regulación es determinante en este contexto. Hay buena masa, pero es muy difícil levantar un suflé así. Además, hay una sensibilidad de las Bolsas —con cierta ponderación a corto plazo— a cuestiones corporativas y reputacionales muy puntuales.

El bancario es uno de los sectores económicos más transversales, si no es el que más. Conectado con otras actividades productivas a través de los flujos financieros. Cualquier desaceleración del PIB se hace sentir inmediatamente en el negocio bancario. Es la voz de la banca. Si falla algún instrumento o está mal acompañada, se escucha menos. Es el sector que recibe más impactos cuando la economía muestra debilidades en su crecimiento —entiéndase, ahora— o cuando hay amenazas externas. En este último caso, cualquier duda (o suma de ellas) sobre aspectos institucionales como la resolución del Brexit, la integración europea, la Unión Bancaria o la resiliencia económica y financiera de un país cercano (véase, Italia) repercute en las entidades financieras de todo el continente. Más aún cuando se trata de una banca como la española, con tanta presencia europea y mundial. Los emergentes han hecho también mella más de una vez.

Otros dos factores importantes. Uno, dada la desaceleración de la economía de la eurozona, un número creciente de analistas cree que, aunque el Banco Central Europeo inicialmente podría mantener la subida de tipos de interés hasta final de verano, es probable que, como poco, deba alargar los plazos de la hoja de ruta para sucesivos aumentos de tipos o retiradas de estímulos. Los márgenes financieros se mantendrían muy estrechos. Se prolongaría la presión estructural a la baja sobre los ingresos bancarios. Segundo desafío: la sempiterna digitalización. La competencia de nuevos operadores más tecnológicos, con mucha menos estructura y actividad mucho más “desregulada”, pueden erosionar aún más el negocio y el valor de las acciones bancarias. Curiosamente, no cabe otra respuesta que continuar apostando por más digitalización, pero también demandar una equiparación de la regulación con los nuevos competidores.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_