Presiones a la baja sobre el petróleo
La caída del precio del crudo del tercer trimestre contrasta con las expectativas que tenía el mercado
En el mercado petrolero se ha vuelto común observar cambios bruscos en los precios. De octubre a la fecha, el precio del brent cayó un 30%, ubicándose en alrededor de 59 dólares por barril, el nivel más bajo desde octubre del año anterior.
Esta caída contrasta con la expectativa de subida que el mercado tenía en el tercer trimestre. Hoy, por el contrario, los precios del petróleo parecen encaminarse hacia niveles que, si bien benefician a los consumidores, alejan a los países desarrollados de sus objetivos de inflación y ponen en riesgo la estabilidad de las regiones y empresas productoras alrededor del mundo.
Entre las razones que explican este cambio de tendencia está el giro inesperado que la Administración de Trump dio a la aplicación de sanciones contra Irán. Al otorgar excepciones a ocho países importadores de petróleo iraní —entre ellos los dos principales compradores, China e India—, la probabilidad de que las sanciones derivaran en un balance deficitario crónico disminuyó significativamente. La medida sorprendió a quienes ya se habían posicionado para lo que creían sería una aplicación estricta de las sanciones. A lo anterior se suma el efecto de una mayor producción de la OPEP, concentrada principalmente en Arabia Saudí e Irak, así como fuera de la OPEP, particularmente en Rusia y Estados Unidos.
Por otra parte, las cosas no pintan bien por el lado de la demanda. El crecimiento económico mundial está dando señales de desaceleración. Las tensiones en materia comercial entre China y Estados Unidos se han agravado. La fortaleza del dólar ha encarecido el costo del petróleo para los países importadores, en especial para aquellos que han experimentado una depreciación significativa de sus monedas como Turquía e India.
Es muy probable que, en su próxima reunión plenaria, la OPEP, en coordinación con Rusia y otros socios, decida recortar la oferta por una suma de entre 1 y 1,5 millones de barriles diarios, y con ello frenar la caída de los precios.
No obstante, frente a la perspectiva de una producción estadounidense en continuo aumento y una demanda menos dinámica, las posibilidades de una nueva escalada de precios se reducen significativamente.
A todo esto, habría que agregar la presión cada vez más explícita que el presidente Donald Trump ha ejercido sobre la OPEP para mantener los precios “bajos”. Sin embargo, lo que para el presidente es una suerte de “recorte impositivo” para las familias, es al mismo tiempo una carga para los productores de Texas y otras regiones del país.
Por todo lo anterior, un escenario de precios que oscile entre 60 y 70 dólares por barril nos resulta más viable en el corto y mediano plazo, sin descartar un sesgo a la baja.
Marcial Nava, de BBVA Research.
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