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Columna
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Perspectivas, riesgos y desafíos

¿Sería posible ahora, ante una crisis como la desencadenada en 2008, una respuesta global y coordinada como la que se gestionó entonces?

En las reuniones semestrales organizadas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial se ha tomado el pulso del escenario económico global, sus perspectivas, riesgos y desafíos. En las previsiones no hubo sorpresas. El Fondo revisó a la baja el crecimiento mundial, hasta el 3,7% en 2018 y 2019, y con algo más de dispersión que antes entre las principales áreas, señal de que lo mejor del ciclo actual ya quedó atrás. Las principales economías desarrolladas se desaceleran más o menos intensamente, con unas condiciones financieras en general acomodaticias aún, pero que van a serlo cada vez menos al ritmo que marque el anclaje de la inflación. Y el mundo emergente sufre en sus condiciones de financiación precisamente el impacto de la normalización monetaria en EE UU y el freno de China, que planea un aterrizaje suave para reducir su deuda.

Entre los riesgos se volvió a destacar la intensificación del proteccionismo comercial, una política impulsada ahora por EE UU que, a pesar de lo que enseña la experiencia histórica, vuelve otra vez como estrategia para cambiar unas reglas de juego que, según el análisis de su gobierno, le perjudican. Nada nuevo tampoco. Un escenario en el que se diesen efectivamente medidas anunciadas por EE UU (aranceles del 25% a todas sus importaciones desde China y al total de las importaciones de automóviles) y las consiguientes represalias, desencadenaría no sólo impactos por el puro canal comercial, sino que también reduciría el crecimiento por la mayor incertidumbre, amplificada además por los mercados financieros. Pero ese escenario, más o menos probable al albur de estrategias políticas, y de impacto macroeconómico más o menos severo, es sólo un riesgo. Un riesgo además de cuantificación muy incierta precisamente porque la evidencia reciente es inexistente.

El desafío de los responsables políticos nacionales y multilaterales no es sólo cortocircuitar la cadena de acción-represalia proteccionista, lo que se puede lograr con la firma de acuerdos sesgados hacia el mercantilismo y bilateralismo comercial de EE UU, un mal menor frente a la ruptura. El verdadero desafío incluye reforzar la gobernanza multilateral de la economía global, empezando por la del comercio, asegurando un campo de juego equilibrado para todos, eficaz en la resolución de conflictos, para que no sea necesario amenazar con romperlo o debilitarlo hasta hacerlo irrelevante construyendo alianzas regionales que, a la vez, tratan de dificultar la firma de acuerdos comerciales con China.

Un mundo de bloques enfrentados no ayuda a mejorar el nivel de vida, y ante una crisis es más vulnerable. Por ejemplo, ¿sería posible ahora, ante una crisis como la desencadenada en 2008, una respuesta global y coordinada como la que se gestionó entonces? Ese es el desafío, lograr que el mundo post-Lehman siga siendo multilateral.

J. Julián Cubero. BBVA Research

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