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Así puedes conseguir una beca deportiva para estudiar en Estados Unidos

Los costes de la universidad pueden ascender a 40.000 euros. Cada año, 800 alumnos españoles compiten en los campus estadounidenses

Partido universitario de baloncesto en Saint Joseph's University.
Partido universitario de baloncesto en Saint Joseph's University.

La lista de ventajas de estudiar en una universidad de Estados Unidos puede parecer infinita: inmersión total en el inglés durante cuatro años, una experiencia en el extranjero cada vez más apreciada en el mercado laboral, estudios en uno de los sistemas universitarios mejor valorados del mundo... Pero al otro lado, en la columna de los inconvenientes, figura el principal obstáculo: el coste. Vivir el sueño americano en uno de los más de 4.000 campus del país puede costar entre 21.000 y 43.000 euros por curso, según datos de la organización College Board. Tratar de conseguir una beca académica es el camino obvio, pero para los alumnos deportistas que quieren seguir compitiendo mientras estudian —o que buscan abrir la puerta al mundo profesional—, formar parte de un equipo universitario y conseguir una beca por ello es otra opción posible.

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Ochocientos estudiantes españoles compitieron y estudiaron en los campus estadounidenses en el curso 2015-2016, según los últimos datos disponibles de la National Collegiate Athletic Association (NCAA), la asociación que organiza la mayoría de las competiciones deportivas universitarias en EE UU. La mitad de ellos juegan al tenis, aunque hay alumnos que compiten en golf, baloncesto, fútbol, voleibol, waterpolo… “La mezcla del talento deportivo y académico, desarrollado desde una edad temprana, abre la posibilidad de intentar acceder a una universidad con una beca”, explica Jaime Scott, director general de W2A Management, empresa especializada en conseguir ayudas académicas y deportivas para alumnos que quieren estudiar en EE UU. “El principal problema es el desconocimiento para poder acceder a esas becas”, añade.

Navegar en la maraña de ayudas económicas del sistema universitario estadounidense exige tiempo y paciencia. Las becas pueden concederlas el Gobierno, las propias universidades u otro tipo de entidades, como organizaciones privadas o sin ánimo de lucro, aunque los estudiantes extranjeros solo pueden solicitar las que otorgan instituciones, no las públicas. Al mismo tiempo, las ayudas al estudio son de dos tipos: por un lado, las need-based aid, que se otorgan en función de las necesidades económicas del alumno y su familia; y por otro, las merit-based aid (o scolarships), que premian méritos académicos, artísticos o deportivos. La tarea se complica porque no hay un sistema reglado de requisitos: cada universidad decide a quién da las ayudas, con qué criterios y en qué cuantía.

En el caso de las becas deportivas, “cada disciplina tiene un presupuesto asignado por la NCAA y es el entrenador del equipo universitario quien lo maneja y lo reparte entre sus jugadores”, explica Álvaro Corrales Valenciano, director-gerente de AGM, la consultora pionera en España para deportistas que quieren estudiar en EE UU. El coach, o entrenador, es el primer y principal punto de contacto de un proceso que funciona como un mercado de fichajes: estudiantes, tanto nacionales como de cualquier parte del mundo, envían sus solicitudes para jugar en un equipo concreto y el entrenador decide a quién ficha, si le da beca y por cuánto.

Celia de Pablo no tenía ni idea de que su talento para jugar al fútbol podía abrirle las puertas de una universidad en EE UU. La intención de esta burgalesa de 18 años, que estudió en un instituto público y en España jugaba en segunda división, era irse a Salamanca para cursar Fisioterapia o Medicina. Pero descubrió la posibilidad de pedir una beca en EE UU, lo hizo y recibió la oferta de varios campus. Se decidió por el Daemen College, en Amherst (Nueva York), y ahora prepara la pretemporada con sus compañeras de equipo, antes de comenzar su segundo año de Fisioterapia.

Más oportunidades para las chicas

Las universidades estadounidenses están obligadas por ley a destinar el mismo presupuesto de becas para el deporte masculino que para el femenino, explica Álvaro Corrales Valenciano, de la consultora AGM. "Hay deportes como el fútbol americano, que es exclusivamente masculino, que concentran un gran número de becas solo para chicos", explica el experto. "Esto provoca un desnivel, por lo que suele ocurrir que, para cumplir la ley, en los deportes mixtos se den más ayudas para mujeres o en algunos incluso solo se concedan becas para ellas".

Ello, unido a que el número de chicas que practican deporte es menor que en el caso de los chicos, aumenta las probabilidades de conseguir una beca deportiva para las jóvenes que lo intentan. "En fútbol o en atletismo, por ejemplo, no tenemos suficientes chicas para nutrir a los entrenadores que nos piden deportistas", asegura Corrales Valenciano.

Su caso ejemplifica que el principal aliciente de estos alumnos es poder competir a un buen nivel mientras estudian. “Tengo amigas en regional, sin ningún tipo de ayuda, que han tenido que dejar el fútbol para seguir estudiando”, explica De Pablo. “En España, llegas a una edad, con 23 o 24 años, que con las prácticas, los exámenes… tienes que dejarlo. Pero a esos años todavía tienes fuerza física para seguir. Es duro compaginar el deporte con los estudios, pero en EE UU te dan muchas más facilidades”.

El proceso para acceder a una universidad en EE UU con una beca deportiva es largo y tedioso. Lo recomendable es empezar en 3º o 4º de ESO. Los expertos señalan que lo fundamental es investigar a fondo las posibles universidades y cerrar una lista de cinco o siete centros que puedan encajar con lo que el alumno quiere, pero también con sus posibilidades: coste, programa académico, nivel del equipo, ubicación del campus… “Cuando se habla de estudiar en EE UU, se piensa en la élite. Pero hay universidades para todos”, asegura Jaime Scott, de W2A Management. Álvaro Corrales Valenciano, de AGM, añade: “Probablemente las top encuentren talento suficiente dentro de EE UU, por lo que alguien de fuera tiene que tener mucho nivel para impactar. Pero hay 2.000 universidades que dan becas deportivas y entre ellas hay una clase media que no cubre los puestos con los alumnos del país”.

Nanor Demirjian, asesora académica de EducationUSA, una red dependiente del Gobierno de EE UU, aconseja estudiarse a fondo la sección athletics que las universidades suelen tener en su web para hacerse una idea del equipo al que se va a optar: “¿Dan becas? ¿Completas o parciales? ¿Hay jugadores que jueguen en el mismo puesto que tú que se vayan a graduar pronto? ¿Tienes el nivel para competir en ese equipo?”. Después, lo habitual es preparar un currículum deportivo, con vídeos, cartas de recomendación y logros, para enviar a los entrenadores. Si el coach está interesado, hará una oferta para que el alumno se incorpore a su equipo.

El proceso de admisión

La parte académica, igualmente necesaria, va en paralelo. “Los entrenadores no se ocupan de la admisión a la universidad”, advierte Demirjian. “Además de contactar con el entrenador, es necesario solicitar la admisión al centro”. Para ello, los estudiantes extranjeros deben superar dos exámenes —el SAT o el ACT, que son las pruebas estándar de acceso, y el TOEFL o el IELTS, que acreditan el nivel de inglés—, así como presentar sus notas académicas, cartas de recomendación y un ensayo de carácter personal.

Con todo, no es habitual que las becas cubran el total de los gastos. De hecho, para el 66,5% de los universitarios extranjeros en EE UU la familia es la principal fuente de financiación de sus estudios, según el Institute of International Education. Álvaro Corrales Valenciano, de AGM, señala que los padres deberían contar con un presupuesto mínimo de 15.000 euros por curso. Y dependiendo del deporte, puede ser casi imposible conseguir un puesto en un equipo universitario, aun menos una ayuda económica. “El deporte más difícil, que además es para el que más solicitudes recibimos, es el baloncesto masculino”, añade.

En ese caso, se recomienda intentar conseguir una beca académica. Es el camino que siguió David Velasco, de 18 años y de Ponferrada (León), que acaba de empezar su primer año en la universidad Embry-Riddle, en Daytona Beach (Florida). Va a estudiar Ingeniería Aeroespacial y jugará en el equipo de baloncesto masculino. Consiguió una ayuda académica que cubre el 25% del coste, pero dependiendo de cómo rinda en la cancha, su coach podrá darle también una beca deportiva. Todavía no sabe si en el futuro intentará dedicarse profesionalmente al deporte, pero sí tiene claro que de momento quiere seguir jugando: “Me voy para poder estudiar una buena carrera y, al mismo tiempo, poder competir a un buen nivel. Aquí en España es casi imposible”.

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