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Sogrape ensaya con uvas fuera de la Península Ibérica

El grupo portugués que elabora el Mateus Rosé apuesta por ampliar su producción de vinos en Argentina, Chile y Nueva Zelanda

Sogrape es dueño de Bodegas Lan en España.
Sogrape es dueño de Bodegas Lan en España.

El parque nacional de Cão no fue creado para los carros, con motor o sin él. Sus montes agrestes solo se cortan por la insistencia del Duero, que a duras penas se abre camino con curvas y contracurvas. No se ve en el valle ni una casa que merezca tal nombre, solo las de aperos y los blancos palomares, que rompen el verde de los viñedos. Aquí nace Barca Velha, el vino 100, el vino perfecto según la revista Wine Entusiast.

En el Alto Duero, más cerca de Salamanca que de Oporto, la Quinta da Leda, del grupo vinícola Sogrape, produce caldos tranquilos (sin carbónico), como la cosecha de 2008 de Barca Velha; de otra decena de fincas salen los vinos verdes, los blancos de Duero y los oportos. Hace unas décadas que la empresa dejó de depender totalmente de su icono mundial, el Mateus Rosé creado, como la empresa, en 1942. Aún así continúa siendo un símbolo.

“Las modas cambian y ahora estamos asistiendo al resurgir del vino rosado”, explica Fernando Da Cunha Guedes, nieto del fundador y presidente ejecutivo de Sogrape.

Las ventas de Mateus Rosé han crecido un 8%, suponen el 15% de la facturación de la empresa. Más de 20 millones de botellas vendidas en más de 100 países. “España, después de Portugal y Reino Unido, es el tercer mercado, pero nuestra misión es adaptarnos a los gustos de la gente y atraer a nuevos públicos. Elaborar diversos vinos para los diferentes paladares o circunstancias”.

La segunda generación de la familia se empeñó en reducir la dependencia del Mateus Rosé. Compró terrenos en diferentes regiones de Portugal para sacar vinos distintos. El objetivo era ser líderes en cada denominación de origen, lo que han conseguido. Así llegó el vinho verde Gazela (1984), la compra de la mítica bodega Ferreira (1987), con la que entraron en el mundo del Oporto y los vinos del Duero y la no menos famosa Sandeman (2002).

“La tercera generación nos hemos embarcado en el salto a los países del nuevo mundo vinícola, como Australia o Sudáfrica, que hacen vino de una sola variedad”, señala el actual presidente ejecutivo. “Apostamos por Argentina, Chile y Nueva Zelanda, que con su uva sauvignon blanc nos aporta la sal y pimienta que necesitábamos para nuestra estrategia de diversificación y captación de nuevos públicos”.

Sogrape cerró 2017 con una facturación de 340 millones de euros, con 13,6 millones de euros de beneficios, el doble que en 2016. Un millar de personas trabajan en la decenas de fincas con casi 1.500 hectáreas de terrenos distribuidas por cinco países y tres continentes. Si el 70% de sus vinos se venden fuera de la península ibérica, el 80% se produce dentro de ella.

En Estados Unidos, el principal segmento consumidor se encuentra entre los 21 y los 38 años de edad, una franja que en la península ibérica se identifica más con la cerveza. Allí, los gustos son otros. “Durante 30 años han predominado vinos que llenaban el paladar, que explotaban en la boca, vinos de los que no podías tomar dos copas. Fue una influencia del crítico Robert Parker y los vinos californianos. Desde hace cinco años estamos volviendo a vinos más leves, más elegantes, menos alcohólicos”. Y eso favorece a los productores europeos.

“Privilegiamos las castas autóctonas”, señala Da Cunha Guedes. “Si nos queremos reafirmar en los mercados debemos fomentar las variedades autóctonas para preservar nuestro patrimonio. El mundo está un poco harto de esa dualidad merlot-cabernet sauvignon. Portugal tiene 200 variedades de uva diferentes; tenemos cepas únicas en el mundo, como la touriga nacional y la touriga blanca y el arte del blending, de la combinación de uvas para conseguir vinos que nos diferencien”.

Da Cunha Guedes ve el futuro del grupo en la búsqueda de la perfección, como su Barca Velha. “Tenemos que ser muy buenos en lo que hacemos. Solo la excelencia sobrevivirá, por eso debemos centrarnos más: en países, España y Portugal son fundamentales, y en marcas, de las 30 que tenemos, priorizaremos Ferreirinha, Mateus Rosé, Gazela, LAN y Sandeman. Finalmente, la garantía del éxito es la marca”.

Oportunidades para España

España es el cuarto país por hectáreas vinícolas de Sogrape, solo Nueva Zelanda tiene menos. Sin embargo, el valor de mercado que proporciona al balance del grupo (9%) ocupa el tercer lugar de los 120 países en donde trabaja, por detrás de Portugal (29%) y Estados Unidos (15%).

“Para nosotros España es fundamental. No pensamos en él como en otro país, como si tuviéramos una frontera”, explica Da Cunha Guedes. ”No solo es una cuestión económica o geográfica; compartimos historia, cultura, tradiciones, el mismo respeto por la tierra y el vino”.

Pese a la afinidad de la cultura vinícola, a Sogrape le costó adquirir bodegas en España, tercer productor mundial de vino. Antes entró en Argentina (1997), Nueva Zelanda (2007) y Chile (2008). La oportunidad llegó en 2012 con las bodegas riojanas LAN y este mismo año con las bodegas Aura en Rueda, “un blanco premium. De momento tenemos presencia en las cuatro ‘erres’ españolas, Rioja, Rueda, Ribera de Duero y Rías Baixas con la marca Santiago Ruiz”. La estrategia del grupo es replicar el modelo de Portugal, donde son líderes en cada una de sus denominaciones de origen.

Seis años después de la apuesta española, los números empiezan a salir. De un volumen de negocio de 18,7 millones de euros de LAN se ha subido a 22 millones. Sus exportaciones, gracias a la red de distribución del grupo, han aumentado diez puntos, del 30% al 40%, con especial despegue en Estados Unidos, Canadá y Reino Unido. El negocio ‘español’ suma en el balance del grupo 207 millones, con un EBITDA de 35 millones (deuda líquida de 10 millones y CAPEX de 11 millones).

Sogrape no ha puesto su punto y final en España. “Nuestra intención es seguir creciendo y estar atentos a nuevas oportunidades”, afirma el presidente ejecutivo de Sogrape, “pero no es fácil encontrarlas”.

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