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MARGRETHE VESTAGER | Comisaria europea de Competencia

Vestager: “Tiene sentido que las empresas paguen a los usuarios por sus datos”

La comisaria europea de Competencia alerta de que el impacto de las redes sociales puede llevar a "desactivar la democracia"

Lucía Abellán
Margrethe Vestager, comisaria europea de Competencia, este jueves en Bruselas.
Margrethe Vestager, comisaria europea de Competencia, este jueves en Bruselas.DELMI ÁLVAREZ

Dos motivos llevaron a la comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager, a cerrar su cuenta personal en Facebook (posee, en cambio, un perfil oficial). El primero es familiar: “Como danesa, considero que los padres no deben ser amigos de sus hijos en Facebook; hay que dejarles su espacio”. El segundo deriva de la propia naturaleza del negocio de esta compañía: la absorción de datos. “Cuando leí las condiciones de uso, las encontré excesivas en comparación con el servicio que me daban”. El argumento, desbrozado durante una entrevista concedida el pasado lunes a EL PAÍS y otros cuatro diarios europeos, va más allá de la anécdota. El uso de datos por parte de las empresas tecnológicas y el enorme poder que atesoran inquietan a la guardiana de la competencia en la UE.

¿Deberían pagar las firmas a los usuarios por almacenar —y emplear con fines comerciales— esa valiosa información? “Desde luego, tiene todo el sentido; supone romper la ficción de que todo esto que nos ofrecen es gratis. Hasta ahora la gente ha mostrado bastante entusiasmo al pagar con sus datos”, responde.

La rotundidad que emplea la danesa Vestager al hablar del problema en general se aplaca cuando se le pregunta qué puede hacer su departamento frente al gigante de las redes sociales en particular. “No tenemos un caso Facebook. Si iniciáramos algo, tendría que basarse en denunciantes. Estamos mirando lo que hace Alemania, que ha probado posición de dominio. Pero hay diferencias entre las normas alemanas y las europeas. No es un problema ser una gran empresa en Europa. Y está muy bien tener éxito. Lo que no se puede es abusar de esa posición”, alega la comisaria, sin despejar si llegará a actuar contra la compañía por posible abuso de esa hegemonía. En realidad, Bruselas ya ha multado a Facebook, pero por un asunto diferente: por proporcionar datos engañosos cuando adquirió WhatsApp.

Las grandes tecnológicas estadounidenses ocupan un puesto destacado en la cartera de Vestager. El caso Google es, hasta el momento, el más emblemático de su mandato en la Comisión, que comenzó en noviembre de 2014. También Apple le ocupa tiempo. “El modelo de Apple todavía está muy basado en hardware, pero la combinación de datos desempeña un papel importante. Ahora en el control de fusiones de empresas hacemos mucho más análisis de datos porque es importante comprender cómo funcionan. Hay algunos de poco valor, pero otros son una fuente de innovación y te pueden dar la entrada al mercado”, razona, en referencia a la investigación que ha abierto por la compra que el fabricante del IPhone ha hecho de Shazam, la aplicación de reconocimiento de canciones.

Vestager abunda en uno de los aspectos más controvertidos del procesamiento de datos: la manipulación, especialmente la que tiene fines electorales. De entrada, intenta ironizar: “Es muy probable que los humanos mientan. Lo han hecho siempre. Hay que ser consciente de eso y tener varias fuentes de información, para saber en qué se puede confiar y en qué no”. La comisaria, que antes de aterrizar en Bruselas fue viceprimera ministra de su país, dice defender “el periodismo de calidad” y asegura que su departamento, encargado de escrutar cualquier ayuda de Estado que pueda distorsionar la competencia, “no pone objeciones en que se apoye a los medios si se hace para garantizar la pluralidad”.

A partir de ahí, la política liberal adquiere un tono más grave. “Una de mis principales preocupaciones es que desactivemos la democracia, que nos metamos en nuestra propia burbuja sin que el espacio público pueda contradecir lo que pensamos. El modelo de democracia se basa en que nos ponemos de acuerdo sobre el mundo en que vivimos y entonces identificamos los problemas y las posibles soluciones. Pero si no estamos de acuerdo en eso, es difícil decidir qué problemas queremos resolver”, reflexiona.

Esa tecnología que cambia algunas reglas de la democracia también ha revolucionado su cartera. “Nuestras economías se han digitalizado completamente. ¿Cómo asegurarnos de que se mantiene la competencia? Si buscas un producto por Internet, ¿deberías encontrarte con cinco resultados generales o con los cinco que más pagan por el anuncio? La tecnología nos permite hacer cosas diferentes. Y es un reto para la competencia”.

La responsable de ese dosier, el puesto de mayor poder e independencia de Bruselas, ha ido adquiriendo un perfil más político a medida que avanzaba la legislatura europea. Su nombre suena como posible candidata a presidir la próxima Comisión, con el apoyo del presidente francés, Emmanuel Macron. Ella asegura querer repetir en la misma cartera. Del resto prefiere no hablar. “Faltan 18 meses. En política es un siglo”, zanja con una sonrisa.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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