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‘Start-up’, la fórmula de éxito

Cinco emprendedores de éxito explican cómo se han formado para montar sus negocios

Javier Andrés, cofundador de Ticketea.
Javier Andrés, cofundador de Ticketea.

“Me sigo preparando de manera autodidacta, leyendo todo lo que puedo”

Javier Andrés. Cofundador de Ticketea

Ticketea nació en 2010 como proyecto final de un máster en negocios digitales que Javier Andrés, consejero delegado de la plataforma de venta de entradas, cursó en IE Business School en 2008. Este logroñés de 38 años llegó a Madrid en 1998 para estudiar Administración y Dirección de Empresas en ICADE. “Dudé si irme a Deusto, en Bilbao, que estaba más cerca de casa, pero me dije que, si lo normal es que termine trabajando en Madrid, mejor dar el salto cuanto antes”, recuerda. Confiesa que se matriculó sin una vocación clara en una carrera con una salida profesional abierta. El último año pasó un semestre en Estados Unidos, donde le anidó el gusanillo del emprendimiento, aunque aún no era consciente.

Se licenció sabiendo lo que no quería —“Ni banca, ni recursos humanos”—, pero sin mucha idea de a qué le gustaría dedicarse. Hasta que entró a trabajar en una consultora. “Es una muy buena escuela, ves muchos proyectos diferentes en poco tiempo y te estructura la cabeza”. Y cayó en sus manos un proyecto de Terra, que quería valorar la viabilidad de algo similar a YouTube. “Me enamoré de aquel proyecto”, dice. Y descubrió que él de mayor quería explorar y explotar Internet. Así que fue a aquel máster, surgió la idea de Ticketea y se lanzó. “Con 29 años, sin hipoteca ni hijos… Vi que era el momento”. Dejó su empleo y se puso a trabajar en su negocio, que acaba de comprar el gigante estadounidense Eventbrite para impulsar su crecimiento en Europa. Él será el nuevo director para España y Portugal. Mientras sigue formándose de manera autodidacta, “leyendo todo lo que puedo”.

“Mi carrera era muy condensada, me dio mucha disciplina”

Marta Nicolás. Cofundadora de SamyRoad

Marta Nicolás, ­Patricia Ratia y Juan ­Sánchez, cofundadores de SamyRoad, coincidieron en ICADE, en Madrid, arrancando el siglo XXI, pero hasta 2014 no nació su start-up, orientada a poner en contacto influencers con marcas de moda. En medio, Marta (santanderina de 31 años) terminó Empresariales Internacionales —“era una carrera muy condensada que me dio mucha disciplina”— con prácticas en 2º (en BBDO) y en 4º, en Nueva York, en Lehman Brothers, que le ofreció un contrato en Londres justo una semana antes de quebrar. Corría 2008 y le tocó ser, de nuevo, la becaria en el departamento de marketing de L’Oréal en Madrid, donde continuó hasta tirarse a la piscina de SamyRoad.

“Siempre recomiendo trabajar en una multinacional, porque ahí es donde ves lo que tu futuro cliente necesita”. Ella no se convirtió en emprendedora para ser su propia jefa o tener horario flexible. “Me parece un mal enfoque; siempre vas a tener jefes, que son quienes te hacen los encargos, y vas a trabajar el triple”. Simplemente creía en la idea. Comenzaron a poner su comunidad de influencers al habla con firmas como LVHM, Corona, Roche, Pfizer, KIA, Microsoft, Samsung, ­BBVA o Santander. ¿Necesitaron formación en redes sociales? “Hubiera sido una opción, pero decidimos contratar a alguien que cubriera el hueco. Nosotros nos dedicamos al plan de negocio”, dice. No se ve de vuelta a ningún aula. Dice que sus socios y ella complementan sus habilidades, que han ido perfilando con el sistema ensayo-error. Y que ha entrenado su capacidad de resiliencia.

“Siempre quise estudiar varias cosas, aprender idiomas y vivir en otro país”

Martin Andersen. Cofundador y líder de EasyOffer

Detrás de EasyOffer, la plataforma que une bufetes de abogados con posibles clientes y que el año pasado llegó a un acuerdo con Airbnb para gestionar las sanciones a sus usuarios, asoman dos hermanos daneses, Martin y Thomas Andersen. Fue Martin, el mayor (35 años), quien inició la aventura, después de estudiar Ingeniería Agrónoma y mudarse a Londres a hacer Administración y Dirección de Empresas. “Siempre quise formarme en varias cosas, aprender idiomas y vivir en otro país”, explica. “Mi padre ha sido un emprendedor en serie, en casa hemos estado involucrados en los negocios”, añade. En Inglaterra siguió formándose, en Cass Business School, y a continuación se mudó a Madrid cuando le surgió un trabajo en una consultora de EE UU.

A los cuatro años de trabajar en el sector financiero, tras un bagaje formativo y laboral y con la madurez suficiente, decidió emprender. Para ello llamó a su hermano pequeño, que había vuelto a Dinamarca tras un tiempo en EE UU. Los dos, ya reunidos en Madrid, arrancaron Easy­Offer en 2015. “Es un concepto que funciona en los países nórdicos, pero no existía en España. Había mercado y era una puerta hacia Sudamérica”. De sus carreras utilizaron conocimientos de finanzas o matemáticas. Aunque “lo que estudias en la universidad es muy teórico”. De sus años como consultor le resultó muy útil su experiencia en planificaciones, presentaciones, ­trabajo en equipo o creación de flujos de caja. Y luego “aprendes probando, viendo si funciona o no”, apostilla. En 2016 EasyOffer inició el crecimiento nacional, y en 2018, el internacional.

“Mi experiencia profesional previa me ha dado herramientas”

Ana Eulate. Fundadora de Cuento de Luz

Ana Eulate escribe cuentos desde los seis años, pero se licenció en Geografía e Historia en Madrid y trabajó como agregada comercial en la Oficina Económica y Comercial de la Embajada de España en Río de Janeiro (Brasil), para posteriormente ocupar un puesto en Bruselas, en la Dirección General de Relaciones Exteriores de la Comisión Europea. La niña lectora que había en ella despertó en 2010, en plena crisis. “Creé la editorial Cuento de Luz en el garaje de mi vivienda unifamiliar, convertido en oficina para reducir gastos”. Desde el principio, todos los títulos se editaron en español y en inglés, idioma que Ana dominaba.

Enseguida participaron “en una feria internacional en EE UU”, un mercado donde se han asentado, comenta Ana, que viaja mucho allí, pues su sello cuenta con un gran reconocimiento y varios premios. El 70% de los casi 80.000 libros que Cuento de Luz venderá en 2018 irá a ese país. Es su principal mercado, seguido de España, Canadá, Países Bajos, Suecia, Grecia, China o Corea del Sur.

“Mi experiencia profesional en Río de Janeiro me llevó a realizar labores de promoción comercial y apoyo a la internacionalización de empresas españolas en Brasil; mi trabajo en la Comisión Europea me formó en relaciones económicas internacionales”, desgrana. Sin embargo, no tenía experiencia en el sector editorial, pero sí una gran motivación “por trabajar en lo que realmente me apasionaba”. En su opinión, es algo que un emprendedor ha de tener, junto con “la intuición para reconocer las oportunidades y el ingenio para vencer los obstáculos”.

“Es más importante el nivel de inglés que la titulación que tenga un aspirante”

Pedro Espinosa. Fundador de Llaollao

Mientras estudiaba Ingeniería Industrial en ICAI (Madrid), el murciano Pedro Espinosa, de 33 años, contaba que quería montar un restaurante. “Mis padres son emprendedores, lo de trabajar por cuenta propia es algo que se vivía en casa”. Se licenció y fichó por una multinacional un par de años, y después vio una oportunidad de negocio en el yogur helado. En 2009 abrió la primera tienda Llaollao. “Mi carrera, herramientas útiles me dio pocas. Creé una empresa sin saber hacer un modelo de Hacienda. He ido aprendiendo equivocándome. Pero me amuebló la cabeza y me enseñó a solucionar problemas, que es la metodología que aplico en mi negocio. ¿Que no sabía de contabilidad o de laboral? Me buscaba la vida, me informaba”… También hizo un curso de dirección en IE. “Claro que me apetece reciclarme; el problema es de tiempo”.

Reconoce que lo más difícil es “la parte de las personas”. Y que le queda por mejorar en liderazgo y gestión de equipos. “En las escuelas de negocios te pueden dar píldoras, pero solo el día a día te hace ser líder”, opina. Sobre todo cuando tienes mil empleados. Su marca, que se ha expandido con franquicias (aunque últimamente potencia los locales propios en España), está presente en más de 20 países y este años facturará más de 60 millones de euros. “El inglés es fundamental en mi día a día. Lo aprendí, junto con el francés, haciendo parte de la carrera fuera de España”. Fue en esas inmersiones donde su nivel aumentó. “En la selección de personal, para mí es más importante el dominio del idioma que la carrera; valoro el inglés, y si hay un segundo idioma, mejor”.

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