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Tribuna patrocinada por Banca March
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Velocidad o nivel? Ambos serán importantes

En los últimos años, cualquier reunión de un banco central se centraba en dar explicaciones sobre las expectativas de inflación, e intentar ahuyentar el fantasma de la deflación, que sobrevolaba las economías desarrolladas tras la salida de la gran crisis financiera del 2009. Casi una década después, todavía debatimos – y lo seguiremos haciendo – sobre los efectos a largo plazo que tendrá esta crisis, unida a los cambios demográficos y tecnológicos actuales, sobre la inflación y la determinación del tipo de interés natural de las economías.

Sin embargo, algo comienza a cambiar; como consecuencia del mayor dinamismo económico, los estímulos fiscales de Donald Trump y el repunte de los costes energéticos, los mercados financieros empiezan a preocuparse por el aumento de la inflación y, sobre todo, por el riesgo de un repunte demasiado acelerado de los tipos de interés.

Una vez más, es la economía estadounidense la que lidera este proceso, y de la mano de la normalización de la política monetaria de la Reserva Federal, la rentabilidad exigida a su deuda pública a 10 años sobrepasó la barrera del 3% en las últimas semanas, niveles no vistos en un lustro y que representan una subida de 60 p.b. en solamente cuatro meses.

Dos variables son fundamentales al analizar los cambios económicos: velocidad y nivel. En el caso de las rentabilidades exigidas a la deuda, aunque ambas variables serán relevantes para la construcción del escenario macroeconómico, en el corto plazo preocupa especialmente la velocidad de la subida.

Los niveles de endeudamiento mundiales siguen muy elevados, y un rápido aumento de los costes de financiación frenaría el crecimiento: como ejemplo, entre las principales economías mundiales un incremento de 100 p.b. de los tipos de interés eleva los costes de servicio de la deuda para el sector privado entre 1% y 1,5% del PIB, a 12 meses vista.

En este entorno, la evolución vivida en los mercados financieros en abril, con importantes ventas en deuda soberana de largo plazo, podrá continuar en los próximos meses. La subida de los costes energéticos (el precio del barril de Brent roza ya los 75$) está empujando la inflación alza y con ella los tipos de interés. Se recomienda, por tanto, cautela en la exposición a los mercados de renta fija, donde a pesar del aumento de las rentabilidades exigidas a la deuda pública en los últimos meses, los actuales niveles todavía son bajos y tenderán a repuntar y normalizarse hasta cotas más acordes con el crecimiento del PIB y la inflación.

Nuestro escenario central es que este repunte de los tipos de interés sea gradual y que los bancos centrales logren ir paulatinamente retirando los estímulos monetarios sin provocar un fuerte deterioro de las condiciones financieras. Es aquí donde la velocidad del cambio al que estamos asistiendo en los mercados de deuda gana preponderancia sobre el nivel. De continuar este ritmo de escalada de los costes de financiación, las empresas tendrían mayores dificultades en adaptarse a este nuevo entorno y sus beneficios terminarían resintiéndose.

 Paulo Gonçalves es Analista de Estrategia de Mercados de Banca March

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