Piezas ‘made in Spain’ para la joya de Airbus
La empresa, que genera el 63% del empleo aeronáutico en España, encara con optimismo los pedidos del A380, el avión más grande del mundo
“He participado en la construcción de siete aviones, pero este es el que más he disfrutado. Es como si lo hubiese parido yo”. A la sombra de los 40 metros del estabilizador de cola del avión más grande del mundo, el A380, el veterano José Ángel del Pino se confiesa. El gaditano es historia viva en la planta de Airbus de Puerto Real (Cádiz): de sus 59 años, 36 los ha dedicado a operario de la multinacional aeronáutica. Lo ha “estrenado todo”, como le gusta recordar: de la misma fábrica a cada uno de los aviones que han pasado por allí. Y el superjumbo de los cielos no iba a ser una excepción.
Del Pino es uno de los 55 obreros que, en la planta gaditana de 500 trabajadores, ya pueden respirar aliviados. Tras la incertidumbre por la falta de futuros encargos, la aerolínea Emirates anunció el mes pasado un pedido de hasta 36 aviones A380 (diez en firme y ampliable a 20 más). “El encargo supone cubrir el valle que había y garantiza entregas para los próximos diez años. Es muy importante, pero debo decir que, incluso cuando no se tenían noticias, los trabajadores nunca dejaron de esforzarse con ahínco”, asegura Ignacio Suárez, responsable del área de producción del superjumbo en Puerto Real.
Por estos “Lamborghinis de los aviones”, como a Suárez les gusta denominarlos, de 24 metros de alto, 80 de ancho y 72,7 de largo —el doble del tamaño de una ballena adulta—, Emirates pagará unos 13.100 millones de euros. El montante promete endulzar futuros balances justo en un año en el que el consorcio aeronáutico ha conseguido triplicar su beneficio. Airbus facturó 66.676 millones de euros y obtuvo 2.873 millones de beneficios en 2017. Fue gracias a la progresión al alza de pedidos (un 17%), impulsados por el tirón del 25% de encargos en la división de aviones comerciales: 143.361 millones y 1.109 unidades, frente a las 731 de 2016.
La incertidumbre acabó cuando Emirates encargó 36 superjumbos
Solo una mácula hay en su haber del pasado año. En su división militar, Airbus Defence, la compañía perdió 1.299 millones por el programa de aviones de transporte militar A400M, que se ensamblan en Sevilla, y cuyo ritmo de producción y entrega va peor de lo previsto. En 2017, salieron de la factoría sevillana 19 aparatos (frente a los 17 de 2016). La cifra estuvo por debajo del objetivo inicial de 20 y la previsión ahora es que se reduzca, tanto este año como el próximo.
Con todo, el gigante europeo —con más de 100.000 trabajadores en todo el mundo— genera en España a 12.698 empleos directos, lo que supone “el 0,07% de la ocupación nacional y el 63,5% en construcción aeronáutica y espacial”, según un informe de la consultora PwC.
De los nueve centros que la empresa tiene en el país, el de Getafe es el más grande, con unos 5.900 trabajadores y se coordina con el de Illescas (Toledo) y el de Puerto Real para construir las partes del A380 que acaban ensambladas en Toulouse (Francia), en un inmenso puzle de cuatro millones de piezas. Pese a que Airbus ha salvado los muebles de su superavión, al menos hasta 2028; en Cádiz hace tiempo que optaron por la diversificación.
“El A380 es aún un modelo válido. Si se llena —tiene capacidad para más de 500 pasajeros— es una máquina de hacer dinero, pero ¿y si no?”, explica Antonio Rueda, director de la planta. Por ello, desde que Rueda aterrizó en Puerto Real en 2015, la carga de trabajo del superjumbo ha pasado del 65% al 20%. Hoy, en la planta está presente la fabricación de piezas de los cuatro modelos comerciales de la compañía. “La prioridad era conseguir el A320, ya que es nuestro best seller”, añade Rueda.
“Me tocó la lotería al poder trabajar aquí”, dice una joven ingeniera gaditana
Apuesta por la robótica
Eso fue posible con la innovación: Puerto Real consiguió la producción automática y robotizada de los timones de cola del A320, una línea que estaba externalizada para abaratar costes. La idea es que, a partir de mediados de 2018, la factoría sea la única proveedora en el mundo de estos timones. “¿Cómo se puede competir con países de bajo coste? Haciendo las cosas como ellos no saben. Por eso apostamos por la robótica. Por primera vez, conseguimos internalizar un proceso con beneficios”, resume Alberto Álvarez, responsable de ingeniería de la planta.
Es el devenir de los tiempos en una factoría que, trasladada desde Cádiz, Del Pino vio nacer en 1988. De por medio, en estos 30 años, muchos cambios y nuevos compañeros, como Irene Castro, ingeniera de organización industrial, incorporada a la plantilla hace cuatro años. “Me tocó la lotería al poder trabajar de lo mío, en mi tierra y en una empresa así”, reconoce. Airbus Puerto Real sigue creciendo. Y lo que le queda, como remacha orgulloso Rueda: “Sin ser los más grandes, demostramos que somos los mejores en muchas cosas”.
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