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Manuel Jove: un discreto carpintero ‘milmillonario’ y rey del ladrillo

El empresario coruñés vuelve a centrarse en lo que siempre supo hacer: el negocio inmobiliario

María Fernández
Manuel Jové, presidente de Inveravante.
Manuel Jové, presidente de Inveravante. Anxo Iglesias

Se levanta muy temprano, llega de los primeros a la oficina de A Coruña siempre que no tenga que viajar —para lo que dispone de un avión Gulfstream 550— sigue conservando el puñado de amigos de toda la vida y figura en la lista de los milmillonarios españoles. Coleccionista de muebles, amante de la carpintería, oficio que aprendió en el taller de su padre, Manuel Jove Capellán (A Coruña, 1941) enfila los 77 años, que cumplirá este verano, como uno de los 15 hombres más ricos del país, con una fortuna estimada por Forbes en 2.100 millones —similar a la de Florentino Pérez o Jaime Botín—. Desde que vendió Fadesa, la compañía que compró Fernando Martín justo antes de que la burbuja inmobiliaria estallase (y que en manos del madrileño protagonizó la mayor suspensión de pagos de la historia de España), Jove se ha alejado de los focos, aunque no de la actividad empresarial. Ya lo dijo cuando presentó su nuevo grupo (Inveravante), en 2008, que había hablado "para los próximos 15 años". Hace diez años de eso y está de vuelta. Porque tras una primera etapa de expansión, el veterano empresario se está centrando en lo que se le da mejor: la promoción inmobiliaria.

El giro que está dando a sus negocios comenzó hace cinco años y está lejos de finalizar. Para entenderlo hay que partir de la estructura de su imperio. Inveravante Inversiones Unipersonales se desarrolló como la matriz de un grupo formado ahora por un centenar de empresas y 1.480 millones de euros de patrimonio. Tiene 831 empleados y factura (2016) 150 millones al año. En este conglomerado entran promociones inmobiliarias, hoteles, viviendas en alquiler, centros comerciales, bodegas y hasta una quesería. Por poner solo un ejemplo de lo que atesora, Inveravante es dueño del parque Warner en Madrid, que alquila a Parques Reunidos, y de los terrenos que están alrededor del centro recreativo: 1,5 millones de metros cuadrados a media hora de la capital de España.

Pero el área con más peso en su cartera es, según las últimas cuentas depositadas por la sociedad, la actividad de energía, especialmente las renovables, que suponen el 59% de las ventas totales del grupo, mientras que el negocio inmobiliario y hotelero solo representa un tercio. El empresario hecho a sí mismo —emigró a Alemania con 19 años y con 24 se casó y montó una empresa de reformas en A Coruña— ha demostrado a lo largo de su vida tener un olfato fino para los negocios, aunque también es cierto que antes de Fadesa vio cómo quebraban sus dos primeras empresas. En cualquier caso, sus aciertos superaron con creces a los fracasos, en especial cuando vendió la inmobiliaria casi sin querer: "Yo no fui a vender la compañía, a mí me llamaron los de Morgan Stanley", dijo en una ocasión.

Sin un relevo claro

Sus hijos. Siempre en la prensa salmón, nunca en la rosa, sus dos hijos ocupan puestos clave: Felipa, de 49 años, en la parte más corporativa y en la presidencia de la Fundación con fines filantrópicos del grupo y Manuel Ángel, de 49, volcado en conseguir la rentabilidad del patrimonio. María José, vicepresidenta de sus negocios en 2002 y la persona más preparada para suceder a Jove, falleció de forma repentina con 37 años tras un derrame cerebral.

Sus ejecutivos. Jove cuenta con un equipo de confianza, fundamentalmente de la etapa Fadesa. Jaime de Lacalle es director financiero, Antonio de la Morena, del grupo empresarial; Alberto Rodríguez, director del Holding, y Luis García, de Energía. Fernando Rovira está al mando de las nueve bodegas, Bernardino Hernandez es su ejecutivo para el desarrollo de Suelo y Rocío Díaz es directora de Promoción Inmobiliaria.

Ahora Jove se mueve en la dirección opuesta, deshaciendo sus posiciones en el negocio energético y reforzando el ladrillo. ¿Cómo? En el año 2013 intentó vender Vectra, su petrolera con base en Colombia en la que tiene como socio al expolítico venezolano y expresidente de la OPEP Humberto Calderón Berti. Un apretón de manos por 128 millones de euros dio por hecha la operación de la enajenación del 75% de las acciones en manos de Jove, que iban a pasar a manos del propio Calderón y a dos fondos: Capital International Private Equity Fund VI y una filial del grupo Acon Investments LLC. El pago se escalonó: en 2016 vencieron 48 millones y en el 2017 otros 80 millones de euros sin que los compradores pusiesen un euro. Así que las acciones volvieron a manos de Jove, que reestructuró la compañía, enjugó la deuda y la volvió a poner a la venta, sin que por ahora haya tenido éxito.

Menos energías limpias

A ese movimiento se suma otro. Desde el pasado verano intenta desprenderse de su división de renovables. El pasado viernes anunció la venta a Endesa de cinco parques eólicos que tenía con Gestamp por 178 millones. Pero también explota megavatios en Canadá, Panamá, República Dominicana (donde construye el primer parque eólico autorizado en el país) y Brasil, con una central hidroeléctrica en Mato Grosso y un parque en Ceará. El movimiento no se comenta en el grupo —el hermetismo es el sello de la casa— aunque sí se anuncian en paralelo constantes hitos inmobiliarios.

Marruecos es uno de sus destinos preferidos. En primera línea de playa en Casablanca levantó una zona residencial de lujo, un centro comercial, un hotel de cinco estrellas que gestiona Four Seasons y apartamentos turísticos con el sello del arquitecto Norman Foster. En Tánger, gracias a una alianza con la cadena Hilton, que gestiona los hoteles y el complejo, replica el modelo: hoteles, centro comercial y viviendas de lujo con un espacio para oficinas. Su afán constructor se extiende al otro lado del océano. Hasta Paracurú, cerca de Fortaleza (Brasil) ha llegado para levantar un complejo turístico en primera línea de playa, un entorno ahora natural y escasamente urbanizado en el que posee 720 hectáreas. En México, entre otras ubicaciones eligió San Felipe, junto a la reserva de la biosfera del delta del río Colorado, para construir en 1.200 hectáreas hoteles "de primer nivel", apartahoteles y viviendas frente al Mar de Cortés. Rumanía, Alemania y otras zonas de México también están entre los objetivos del gallego. Y en España, su cartera residencial tiene suelo en varias ciudades. Además, con Anida, la filial inmobiliaria del BBVA, creó una empresa para promover viviendas en lugares céntricos y zonas de expansión.

Como señaló José Luis Matías, ex consejero delegado de Fadesa, durante el juicio que vio la demanda de Martinsa contra Jove (y que Fernando Martín perdió con costas), es un maestro, pero no por los activos que posee, "sino por su capacidad de adquirir bolsas de suelo, gestionarlas, construir y vender". En otras palabras, como señaló el periodista gallego Julián Rodríguez en su libro Señores de Galicia, "era uno de los puntos fuertes de Fadesa: comprar suelo cuando todavía era rústico, antes de que se recalificase y se convirtiese en urbanizable". Él mismo es un enamorado de las viviendas. Cada año ofrecía una gran fiesta a sus empleados en su chalé de Culleredo (A Coruña). También se construyó una vivienda que fue bautizada como "el ovni de Jove", por su parecido con una nave espacial en Oleiros, con vistas al mar. Pero él reside la mayor parte del tiempo en Coruña, aunque en el campo tiene un taller de carpintería en el que pasa los ratos libres.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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