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La realidad virtual cambiará nuestra vida

Los asistentes a ‘EL PAÍS con tu futuro’ vaticinan la inclusión de este entorno en el día a día

Un grupo de estudiantes hablan en un descanso de 'EL PAÍS con tu futuro'.
Un grupo de estudiantes hablan en un descanso de 'EL PAÍS con tu futuro'. Inma Flores

Dentro del sector de la tecnología, este año que se cierra será el de la realidad virtual. Si bien no es nueva, sí ha experimentado un resurgir gracias a dispositivos más avanzados y económicos y también a nuevos usos. Según el estudio de Teche Trends 2017 y revistas como Forbes, no se frenará aquí, sino que se convertirá en una tecnología de consumo masivo en poco tiempo. El futuro estará por tanto ligado a este entorno. Ayer tuvo un protagonismo destacado en las charlas de EL PAÍS con tu futuro, un encuentro entre profesionales y estudiantes que se clausuró en Kinépolis Madrid Ciudad de la Imagen, después de dos jornadas con más de 70 ponente y 4.000 jóvenes.

La realidad virtual y aumentada se ha convertido en aliado de muchos campos. Uno de los que ayer despertó más admiración es el de la salud. Charo Ortín, que dirige el Centro de Rehabilitación neurológica Foren, explicó al auditorio cómo ayudan a pacientes con problemas motores a, por ejemplo, volver a caminar gracias a la realidad aumentada. Cuando una pierna se mueve lo hace porque el cerebro envía una señal. Si el movimiento se realiza, el cerebro lo percibe y esto provoca una estimulación en él que favorece la creación de conexiones neuronales. Sin embargo, en los pacientes con lesiones medulares el cerebro no obtiene el recibido de que la acción se ha efectuado, con lo que esa estimulación final no se produce. Este factor juega en contra de la rehabilitación del paciente. En el centro de Ortín los lesionados utilizan gafas de realidad aumentada para “engañar” a su cerebro y que este crea que sí se está moviendo, favoreciendo la renovación neuronal. “Se ven a sí mismos moviéndose, caminando”, ejemplifica.

La división entre ciencias y letras se desdibuja

La finalidad de EL PAÍS con tu futuro, organizado con la colaboración de Banco Santander, Telefónica, Universidad Alfonso X el Sabio, Universidad Castilla-La Mancha, Bayer, Inserta Empleo e IE University, es despertar vocaciones. El profesor José Manuel López, doctor en Ciencias Químicas, expuso en su ponencia Iniesta de mi vida cómo las ciencias están presentes en todos los ámbitos de la vida, "en las gafas que llevamos, los fármacos que tomamos, la alimentación, la ropa, la tecnología... y también en las aficiones. "Si un chaval alejado de las ciencias (porque dice que se le dan mal o no le interesan) ve que un conjunto de ciencias están presentes en el fútbol, lo que más le gusta, interioriza que todo es ciencia y despierta la vocación", apunta. Los empleos científicos son indispensables, pero los estudiantes han comprobado en EL PAÍS con tu futuro que se enfrentan a un mapa laboral mucho más diversificado, donde las diferencias tradicionales entre ciencias y letras se desdibujan. "La limitación de estos campos está aquí", dijo Verónica Lorrio, dedicada a la transformación y marketing estratégico de empresas, señalándose la cabeza. Las salidas profesionales se transforman y "hay que tener la mente abierta" y ser versá- tiles para poder ver las oportunidades.

La realidad virtual y también la inteligencia artificial, de la que habló el experto Alfonso Rodríguez, van a pasar a formar parte de nuestro día a día, mejorando nuestra vida. Lo enfatizó también Jonathan Mulas, dentista y emprendedor, que ha montado junto a su hermano una startapp que combina odontología y realidad aumentada. La primera parte es la clásica, pero gracias a unas gafas conectadas a un ratón los pacientes pueden entretenerse en Internet, ver una pelí- cula o leer una revista mientras reciben un tratamiento. También comunicarse con el doctor. “Pueden decirte que se están mareando o preguntar cuánto faltan solo con pulsar un botón”, puntualiza Mulas.

El odontólogo expuso también el trayecto que ha recorrido para llegar a tener su propia empresa y recordó a los estudiantes que hay muchas posibilidades, “aunque te digan que no puedes ganarlas”, de sacar adelante un proyecto. En su caso, lo logró gracias a un concurso de innovación. El mundo digital plantea también problemas, como el de la seguridad.

El hacker Deepak Daswani dio algunas pautas para aquellos que quieran navegar por este terreno laboral, invitando a los participantes a formarse también por su cuenta. Aprovechó la ocasión para desterrar la imagen prototípica de su profesión y aclaró que todas las profesiones tienen hackers, pues estas son personas expertas en una materia. Quienes roban datos en Internet, dijo, son solo ciberdelincuentes. “Nada es fácil, pero nada es imposible, lo más importante es aprovechar el tiempo. Podemos ser ‘hackers’ de cualquier cosa, pero sobre todo de nuestras vidas”, animó a los estudiantes.

“Aquí te enseñan que si te equivocas, puedes volver a intentarlo”

Cientos de estudiantes se pasean agitados entre las salas de conferencias. Tienen tres opciones: No lo tengo claro, Soy de humanidades y Soy de ciencias. “Yo no sé qué hacer, así que voy probando cosas y espero que el evento me ayude a decidirme”, confiesa Treisi Castro, que se va corriendo porque empieza la ponencia a la que quiere asistir.

Elegir la carrera equivocada es el mayor miedo al que se enfrentan los alumnos; sin embargo, los ponentes les han dicho una y otra vez que el fracaso es parte de la enseñanza. En el taller de Laura Marcela, de la Universidad de Alfonso X el Sabio, los chicos han escrito sus miedos en un CD, lo han roto y, con las piezas, han compuesto una manualidad. “Con creatividad —les dice Marcela— se resuelven todos los problemas”.

El profesor Rafael Alonso, del colegio Laude Fontenebro de Madrid, confirma que los chicos se toman la elección de su carrera muy en serio y que conocer la experiencia real de profesionales les da tranquilidad porque ven que equivocarse no es el final. Alonso añade que es “una perspectiva diferente a la del aula” y que “les impulsa a tener sus propias iniciativas y vivirlas con pasión”.

Samir Ouahin tiene 18 años. Cuenta que ha llegado a EL PAÍS con tu futuro sin tener las cosas claras, pero con la mente puesta en el grado superior de Deportes y Educación Física. Ha descubierto que la Ingeniería Informática puede ser su vocación. “Aquí nos han motivado y te enseñan que si te equivocas no pasa nada, siempre tienes la opción de cambiar y volver a intentarlo”.

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