El plan para convertir los faros en hoteles encalla por falta de inversores
En cuatro años solo ha abierto un alojamiento en Lugo y los tres proyectos que aún están en trámites son impulsados por una única empresa alemana
En 2013, en plena búsqueda de gasto público que recortar, los responsables del Ministerio de Fomento creyeron encontrar una proposición a la que los inversores no podrían renunciar. ¿Quién no querría explotar un hotel de lujo a pie de costa, en un paraje hermoso y solitario, vetado al sector inmobiliario y con el edificio ya construido? Con este gancho nació el programa Faros de España, que invita a las empresas a presentar propuestas de uso hotelero en las torres de señalización marítima en desuso que, en caso de ser aceptadas, darían paso a una concesión administrativa con una duración de varias décadas.
Bajo el mando de Ana Pastor, al Ministerio de Fomento le pareció un plan perfecto porque el Estado dejaba de gastar dinero en estos recintos y las empresas les sacaban rendimiento. Pero la iniciativa no ha ido como preveía. El organismo Puertos del Estado, que cifra en un 80% de los 187 faros de España los que podrían tener uso turístico, admite que “no ha habido la demanda que se esperaba”, y apunta a la crisis económica como una posible causa, según fuentes oficiales. Cuatro años después, solo se ha abierto, entre un mar de problemas, un faro-hotel, el de Isla Pancha en Ribadeo (Lugo), adjudicado a un empresario local, exdirigente del PP.
Tras recibir la propuesta de José Luis López-Braña Freije, la Autoridad Portuaria de Ferrol-San Cibrao dio alas a su tramitación. Sin embargo, en mayo pasado, solo un mes después de recibir a sus primeros clientes, el alojamiento fue clausurado por el Ayuntamiento de Ribadeo por irregularidades en las obras y no pudo reabrirse hasta septiembre. Además, tras una denuncia de la plataforma vecinal Por nuestro faro, que critica la “privatización de una isla muy vinculada a la vida social y cultural” del pueblo, el Defensor del Pueblo ha emitido dos informes en los que censura la falta de controles ambientales en un procedimiento que afecta a un paraje integrado en la Red Natura.
Después de que quedase desierto el concurso para convertir en hotel el faro de Punta Insua, en el municipio coruñés de Carnota, Puertos del Estado cita otros cuatro faros en Andalucía, Canarias, Asturias y Cantabria que han emprendido la singladura para convertirse en exclusivos alojamientos en una fecha que nadie se atreve a fijar. Todos ellos tienen detrás al mismo inversor, una empresa alemana llamada Floatel GmbH, que explota negocios similares en Alemania e Italia.
La firma ha puesto el ojo en la torre marítima de Punta Cumplida, en la isla canaria de La Palma, donde están a punto de empezar las obras de reforma para construir tres suites “casi diáfanas” con cocina y salón. También tiene un proyecto para el emblemático faro de Trafalgar, en Barbate (Cádiz), inmerso aún en los trámites previos a la concesión; y en el de Cudillero (Asturias), pendiente solo del visto bueno del Consejo de Ministros tras reunir informes favorables de distintos organismos. Según informa la Autoridad Portuaria de Santander, la sociedad ha presentado una propuesta para el faro del Pescador, en Santoña, aunque el papeleo aún no ha arrancado porque el Puerto todavía debe aprobar el plan de usos urbanísticos del edificio.
En todos estos casos, la tramitación está siendo más larga y compleja que en Isla Pancha, admiten los promotores de los proyectos, aunque desde Puertos del Estado defienden que ninguna empresa se ha echado atrás por “retrasos” burocráticos. En la canaria Punta Cumplida la propuesta se presentó en julio de 2015 y Floatel acaba de recibir la licencia de obra para reformar el recinto, pese a que se suponía que sería el proyecto más rápido porque la zona “no tiene protección ambiental”, explica Olimpia Isla, arquitecta de la firma. En Trafalgar, se han alargado durante año y medio los trámites ante la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía por la cercanía del faro a la histórica torre almenara levantada allí en el siglo XVI para vigilar la llegada de piratas a la costa gaditana.
El interés de Floatel por España empezó en Mallorca. En la isla balear intentó en 2014 abrir hoteles en seis faros pero, según relata la empresa alemana, las críticas recibidas desde distintos frentes les llevaron a suspender los planes. “No entiendo por qué la gente ve negativo el plan Faros de España. Estos edificios increíbles están en muy mal estado y hay que rehabilitarlos y darles uso o los perderemos”, señala Isla.
La tramitación más compleja a la que se enfrenta Floatel es la del histórico faro de Trafalgar, el único proyecto por el que ha tenido que concurrir a un concurso público. “Todo está siendo supermeticuloso, les hemos enviado fotos hasta de los clavos que vamos a usar”, defiende Miguel Ramos, socio local de Floatel en el negocio, que incluye una concesión de 30 años más diez de prórroga. Además de convertir las viviendas de los antiguos fareros en habitaciones de hotel, el plan en Trafalgar incluye un “centro de interpretación de los faros y de la batalla”, pero ha recibido críticas de organizaciones ecologistas porque consideran que "desnaturaliza y privatiza el litoral". “Tenemos que huir de presentar este proyecto como un hotel, porque la gente piensa en el Algarrobico y esto no tiene nada que ver”, afirma Ramos.
Dos nuevos concursos en dos parajes de la costa de A Coruña
La Autoridad Portuaria de Vilagarcía de Arousa asegura haber detectado entre las empresas "especial interés en el aprovechamiento del potencial turístico" de los faros gallegos de Corrubedo (Ribeira) y Punta Insua (Carnota), ubicados en dos parajes espectaculares de la costa de A Coruña. Por ello sus responsables preparan la convocatoria de sendos concursos públicos para antes de que acabe el año.
La entidad ya sacó a concurso la conversión en hotel de la primera de estas instalaciones a finales de 2016, pero la convocatoria quedó desierta. Según informa el Puerto arousano, con el objetivo de hacer la concesión más atractiva para las empresas en esta ocasión se modificarán algunas cláusulas, aunque no detalla cuáles. Además se ampliará el plazo de presentación de propuestas. "Consideramos que el plazo del anterior concurso quizás fue demasiado ajustado para una concesión de estas características, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de un ámbito novedoso en el que hay escasos antecedentes, no solo en esta Autoridad Portuaria, sino en toda España", explican desde el organismo.
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