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El consejo de CaixaBank decide trasladar la sede de Barcelona a Valencia

El máximo órgano de la entidad utiliza un decreto a medida aprobado por el Gobierno

Íñigo de Barrón
La hasta ahora sede de Caixabank, en la Avenida Diagonal número 621 de Barcelona
La hasta ahora sede de Caixabank, en la Avenida Diagonal número 621 de BarcelonaLuis Sevillano

CaixaBank, una entidad que llevaba sus 113 años de historia en Barcelona, ha cambiado su sede a Valencia por la intranquilidad originada por el proceso secesionista. Fuentes de la segunda entidad por presencia en España aseguraron el jueves que Palma sería la sede, pero el consejo optó por Valencia. CaixaBank  aprovechó el decreto que esta misma mañana ha aprobado el Gobierno para facilitar el cambio exprés de sede solo con la decisión del consejo, sin necesidad de convocar junta de accionistas.

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Entre el miércoles y el jueves, los pasos dados por la Generalitat hacia la independencia traspasaron las líneas rojas de la desconfianza de clientes e inversores. Esta situación se tradujo en la retirada de depósitos, ventas en Bolsa y desconfianza manifiesta de los inversores institucionales para adquirir deuda de los bancos radicados en Cataluña.

Tras la retira del Sabadell de Barcelona a Alicante el jueves pasado, toda la presión cayó sobre CaixaBank. Este viernes por la tarde celebró un consejo de administración extraordinario, de algo más de tres horas de duración, y acordó el cambio de su sede social de Barcelona a Valencia. La decisión fue una sorpresa porque la entidad había comentado el jueves pasado que sería Palma.

Sin embargo, en el consejo quedó claro que podía ser una ciudad no bien vista por buena parte de la clientela. El debate pasó entonces a Valencia o Madrid, con partidarios de las dos ciudades. La capital se consideraba un cambio muy brusco políticamente para una entidad que es un emblema de Cataluña, en donde tiene 68.000 millones en depósitos. Se temía una reacción desmesurada en su territorio de origen, aunque algunos consejeros insistieron en que era el mejor camino para acabar con la desconfianza generada en clientes e inversores por toda España. Finalmente, ganó Valencia, un cambio más suave, un traslado a los vecinos del sur, dentro del ámbito lingüístico y cultural común.

En la nota oficial, CaixaBank dijo que, “siendo prioridad de toda entidad financiera la protección de sus clientes, accionistas y empleados, y con el objetivo de salvaguardar plenamente la seguridad jurídica y regulatoria consustancial al ejercicio de su actividad, el Consejo de Administración ha decidido, por unanimidad, ante la actual situación política y social en Cataluña: Adoptar las medidas que sean necesarias para trasladar el domicilio social a la calle Pintor Sorolla, 2-4, de Valencia”.

Esta dirección es la sede del quebrado Banco de Valencia, que acabó en manos de CaixaBank tras recibir casi 6.000 millones.

Decreto del Gobierno

CaixaBank ha aprovechado el decreto que este viernes por mañana aprobó el Gobierno en el Consejo de Ministros para facilitar el cambio exprés de sede solo con la decisión del consejo, sin necesidad de convocar junta de accionistas. CaixaBank ha salvado así el escollo que planteaban sus estatutos, que sí exigía que los accionistas dieran su aprobación a ese traslado en junta, en un proceso que hubiera supuesto cerca de un mes de trámites.

El consejo de la entidad deberá volver a reunirse este sábado porque el decreto aprobado por el Gobierno no entra en vigor hasta que se publique en el BOE. Esta publicación debería producirse este sábado, según avanzó Luis de Guindos, ministro de Economía.

En el comunicado, CaixaBank apunta que esperará a la publicación del BOE “para adoptar definitivamente los acuerdos oportunos” y los cambios se reflejarán en Ley de Sociedades de Capital, según anunció a la CNMV la entidad que preside Jordi Gual.

La medida no fue fácil de tomar para algunos consejeros de CaixaBank. “Ha sido como un desgarro”, explicaron fuentes del consejo que pidieron el anonimato. Ahora la duda es si la semana próxima se calmarán las oficinas y los inversores.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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