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Bruselas quiere que España sea más contundente ante el fraude de los motores diésel

La Comisión pone de ejemplo los esfuerzos de Alemania, Francia y Holanda por reducir las emisiones

Álvaro Sánchez

Bruselas cree que España no está siendo lo suficientemente contundente para frenar la circulación de vehículos cuyas emisiones superan los límites legales. En una carta enviada el mes pasado al Gobierno español a la que ha tenido acceso este diario, la comisaria de Industria, Elzbieta Bienkowska, cita a Alemania, Francia y Holanda como ejemplos a destacar de entre los ocho países que homologaron la circulación de vehículos excesivamente contaminantes, y omite el nombre de España entre los alumnos aventajados en el manejo de la crisis del diésel.

Manifestantes contra las emisiones de vehículos diésel en Berlín, Alemania.
Manifestantes contra las emisiones de vehículos diésel en Berlín, Alemania.Kay Nietfeld (AP)

El ruidoso silencio de Bruselas al no citar a España entre los países que están tomando medidas efectivas frente a la crisis del diésel supone en el calculado uso del lenguaje del que hacen gala las autoridades comunitarias una sutil invitación a que Madrid actúe.

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“Algunos países me han informado de sus fructíferos esfuerzos que han permitido reducir significativamente los niveles de NOx de los vehículos afectados. Observo con especial interés que Alemania y Francia han ordenado recuperaciones obligatorias”, señala la misiva dirigida al Gobierno. La carta también alaba el trabajo de las autoridades holandesas, pero no cita a España, Italia, Luxemburgo, Irlanda ni Reino Unido, los otros países que han homologado la circulación de coches contaminantes.

Los precedentes no son favorables para España. Bruselas le abrió en diciembre un procedimiento de infracción por la falta de sanciones a Volkswagen y pidió un estudio de las emisiones de varias marcas que arrojó como resultado que todos los vehículos analizados por España superaban las emisiones permitidas. “Tenemos que eliminar del mercado y de la circulación los vehículos no conformes tan pronto como sea posible”, exige Bienkowska en su escrito.

Berlín y París han obligado a los fabricantes a contactar con los clientes para pedirles que visiten el taller y modificar los vehículos cuyas emisiones infringen la ley. Alemania, que en los últimos meses maniobró para suavizar las nuevas reglas europeas de emisiones y proteger así su poderosa industria automovilística, ha pasado de la confrontación a la colaboración. Se ha plegado a la presión de Bruselas para evitar la circulación de los automóviles que emitan demasiado ante la creciente amenaza de una desaparición prematura de los coches diésel de las carreteras. Berlín trabaja ahora para limitar los daños: la última cumbre del Gobierno germano con las principales marcas se saldó con el compromiso de una llamada a revisión de 5,3 millones de vehículos para instalar un nuevo software que garantice una reducción de partículas de óxido de nitrógeno (NOx). Bruselas no termina de fiarse. “Investigaremos si las actualizaciones de software propuestas son suficientes para reducir las emisiones de NOx por debajo de los límites”, advirtió un portavoz

Cartel de fabricantes

La costosa medida busca salvar la tecnología diésel en un momento en que su credibilidad está en mínimos después de las últimas revelaciones de Der Spiegel. Según el semanario alemán, Volkswagen, Audi, Porsche, BMW y Daimler formaron un cartel durante más de dos décadas en el que acordaron, entre otras cosas, reducir el tamaño de los tanques destinados a eliminar los gases contaminantes. Los sucesivos escándalos encadenados por la industria desde que hace dos años se descubriera que Volkswagen utilizó un dispositivo que le permitía contaminar más sin ser detectado en los controles han acelerado los planes para dejar atrás combustibles potencialmente dañinos para la salud.

Bruselas da por hecho que el diésel reducirá su cuota en el parque automovilístico europeo, pero enmarca esa evolución en el largo plazo. Estima que si se prohíben los coches más contaminantes precipitadamente, habrá menos dinero para desarrollar los limpios. “Privaría a la industria de los fondos necesarios para invertir en vehículos cero emisiones”, advierte la comisaria.

La vía es, por tanto, la de retocar. Bruselas espera que los fabricantes investiguen y se aseguren de que los vehículos que no cumplían las normas han sido reparados o retirados de la circulación tan pronto como sea posible, en lugar de adoptar medidas más drásticas, aunque recriminan a las marcas el daño causado a los consumidores.

Los Gobiernos aceleran el adiós al gasóleo

El goteo de países que ponen fecha a la prohibición de comercializar vehículos no solo diésel, sino también de gasolina, ha crecido en fechas recientes. Noruega y Holanda tienen como objetivo hacerlo en 2025, el mismo año en que capitales como París, Madrid, Atenas o Ciudad de México restringirán la circulación de los coches más contaminantes. Barcelona aseguró que vetará en 2019 el acceso a los vehículos anteriores a 2019. India ha marcado en el calendario el año 2030, y en las últimas semanas los ministros de Medio Ambiente de Reino Unido y Francia han propuesto la prohibición de vender vehículos que no sean híbridos o eléctricos para 2040.

Bruselas apoya el cambio a combustibles limpios, pero quiere una transición suave ante los grandes intereses en juego en países como Alemania. “Aunque estoy convencida de que en Europa debemos avanzar hacia los vehículos de emisiones cero, ni a los responsables políticos ni a la industria les interesa que las prohibiciones locales de circulación hagan que se desplome el mercado europeo del diésel”, detalla la comisaria Bienkowska en su carta.

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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