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El Gobierno de Mauricio Macri difunde el índice de inflación más bajo del año

El 1,2% registrado en junio coloca el acumulado semestral por debajo del 12%, pero aleja la posibilidad de cumplir la meta de 17% prevista para diciembre

Federico Rivas Molina
El presidente Mauricio Macri encabeza una reunión con sus ministros en Casa Rosada.
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La inflación cede en Argentina, poco a poco, pero no todo lo que el gobierno espera. El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) anunció que los precios acumularon en junio una subida del 1,2%. Celebró así el índice más bajo del año, luego de alzas del 1,3% en enero, 2,5% en febrero, 2,4% en marzo, 2,6% en abril y 1,3% en mayo. La cifra de junio ha sido auspiciosa, pero la realidad económica argentina tiene matices que pueden complicar el cierre del año. Julio será de malas noticias, sin duda. El traslado a precios del aumento del dólar de la última semana, la subida de 7,2% en el precio de los combustibles y ajustes en rubros sensibles como la medicina privada presionarán al alza la inflación de este mes. Si la tendencia se mantiene, Mauricio Macri podrá cerrar 2017 con una inflación cercana al 22%. Podrá decir que será la mitad que la registrada en 2016, cuando superó el 40%, pero lejos de la meta oficial del 17% anunciada por el Banco Central.

La inflación es la madre de todas las batallas en Argentina. Presiona sobre el poder adquisitivo de los trabajadores, reduce la competitividad de los productos exportables y, sobre todo, condiciona las políticas macroeconómicas del Gobierno en momentos en que el consumo se ha derrumbado y el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) es apenas sobre cero (0,3% en el interanual del primer trimestre). La última medición oficial de pobreza indicó, además, que el 30,3% de los argentinos no gana lo suficiente para vivir.

El kirchnerismo mantuvo a raya la inflación de una forma creativa: intervino el Indec y simplemente dibujó las cifras. La economía real, sin embargo, se acomodó a las reales, muy por encima de las oficiales, y todo funcionó mientras los salarios acompañaron las subidas de precios con aumentos que rondaron el 30%. Cuando Macri reestructuró el Indec, hace ahora un año, el primer índice mensual fue de 4,2%. Las comparaciones interanuales, realizadas en base a datos de consultoras privadas, indicaron entonces que la inflación argentina rondaba el 40%. Con ese techo enfrentó 2017. 

El inicio del año fue desastroso para la inflación: un 6,3% acumulado en tres meses, con un imprevisto 2,4% en marzo que hizo saltar todas las alarmas. El segundo trimestre no arancó mejor, con 2,6 puntos de subida en abril, la mayor del año, y 1,3% en mayo. La expectativa es que la bajada de junio se convertirá en una tendencia de larzo plazo. El Gobierno confió en que altas tasas de interés y una economía en recesión serían la clave para cerrar este año en torno al 17% de inflación. Pero lo cierto es que el primer semestre ya rozó el 12%.

El Banco Central mantuvo así sus tasas en torno al 26%, mientras la necesidad de financiación oficial para cubrir el déficit público ha creado un esquema de bonos de alto rendimiento que vació el mercado de inversiones productivas. El último indicador de actividad industrial, difundido para el mes de mayo, estableció una subida del 2,7%, una buena noticia pero impulsada por el sector automotor y la construcción, donde fue clave la inversión en obra pública. Del otro lado está el dólar. Quieto en torno a los 16 pesos durante meses, vivió tiempos tumultuosos durante las últimas dos semanas y alcanzó los 17,80 pesos. Luego volvió a bajar hasta estabilizarse en torno a los 17 pesos, pero la costumbre argentina de trasladar de inmediato las subidas del tipo de cambio a precios alcanzó enseguida a los combustibles. Con estos antecedentes, julio estará otra vez por encima del 1,5%. Serái una mala noticia para el Gobierno.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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