Los jefes de empresas cotizadas ganan 86 veces más que sus empleados
Los menores bonus e indemnizaciones provocaron que los sueldos de consejeros y directivos cayeran un 6,32% y un 1,98% en 2016
La lectura rápida de los sueldos de los consejeros y altos directivos de las empresas cotizadas arroja como conclusión básica que el pasado año se produjo una ligera caída de la retribución producto de los menores bonus e indemnizaciones. Un repaso más sosegado a las cifras, sin embargo, destila que la desigualdad salarial en las compañías, aunque se ha corregido algo, es aún significativa. Los ejecutivos mejor pagados del Ibex ganaron de media 86,59 veces más que sus empleados el pasado curso, frente a las 96,4 de 2015. En 2014 la brecha fue de 104 veces, mientras que en 2013 los jefes ganaron 75 veces más que sus empleados, según el análisis anual que elabora EL PAÍS con los informes de retribuciones que las empresas remiten a la CNMV.
Los sueldos de la élite directiva se supone que cuentan con diferentes filtros para que las cantidades que se pagan respondan a la lógica económica y liguen el salario de los ejecutivos a la evolución de la compañía. Algunos de estos filtros son internos —comité de nombramientos y retribuciones— y otros externos, como la contratación de consultoras internacionales de renombre para que avalen las políticas de remuneración. A pesar de disponer de estos tamices, en las nóminas de 2016 hay casos llamativos. Llamativos en el sentido de que podrían llegar a poner en cuestión el principio que inspira al regulador cuando, en el Código de Buen Gobierno, sugiere que la remuneración de los consejeros debe de ser la adecuada “para atraer y retener a los administradores del perfil deseado”, pero que, al mismo tiempo, tiene que incorporar los mecanismos precisos “para evitar la asunción excesiva de riesgos y la recompensa de resultados desfavorables”.
La persona que encabezó el ranking de los mayores sueldos del mercado español en 2016 fue Francisco Gómez. El exconsejero del Banco Popular recibió 1,84 millones entre salario e indemnización, a los que hay que sumar la aportación de 14,62 millones a su pensión cuando abandonó su cargo. En total, 16,46 millones en un ejercicio en el que la entidad registró pérdidas históricas por valor de 3.485 millones y cuyos accionistas tuvieron que soportar otra ampliación de capital (la tercera desde que empezó la crisis).
El pasado año también se evidenció que los finiquitos de oro pueden perdurar en el tiempo. Javier Monzón, expresidente de Indra, dejó el cargo en 2015, pero en 2016 recibió tres millones ya que su contrato contenía una cláusula que le compensaba por no irse a trabajar a la competencia. Indra concluyó el pasado año un importante expediente de regulación de empleo (ERE). Un caso similar se produjo en OHL. La constructora —que perdió 432 millones y ha planteado un gran recorte de su plantilla— compensó con dos millones a su antiguo ex consejero delegado, Josep Piqué, porque su contrato contenía una cláusula de no competencia (que no ha impedido que el exministro de Industria fiche como consejero de Seat). En el caso de Deoleo, que perdió 179 millones y tiene también un ERE encima de la mesa, indemnizó a su antiguo primer ejecutivo, Manuel Arroyo, con 900.000 euros.
Algunas compañías aún sufren los coletazos de la crisis. Un ejemplo es Reyal Urbis. En el último lustro, la inmobiliaria no ha salido de pérdidas ningún año y acumula números rojos por valor de 2.734 millones en el periodo. A pesar de esta situación, el sueldo de su presidente, Rafael Santamaría, se ha mantenido por encima del millón de euros en cada ejercicio. Santamaría tiene el 70% de las acciones.
Otro aspecto para la reflexión tiene que ver con los premios salariales de los directivos cuando sacan sus compañías a Bolsa. En 2016 debutó en el parqué Telepizza y su presidente, Pablo Juantegui, recibió un bono de 9,15 millones (5,35 millones en metálico y 3,8 millones en acciones). Esta recompensa, sin embargo, choca con la evolución posterior de la cotización. Los accionistas que acudieron a la OPV acumulan minusvalías latentes del 37%. El caso contrario se produce en Aena. El gestor aeroportuario salió a Bolsa en febrero de 2015 y desde entonces sus títulos se revalorizan un 160%. Los directivos de Aena no cobraron bonus en la privatización y su presidente, José Manuel Vargas, ocupa uno de los últimos puestos de toda la Bolsa, con una remuneración de 166.000 euros en 2016.
La última reforma de la Ley de Sociedades otorgó más poder a los accionistas. Todos los años se tiene que votar en la asamblea de propietarios el informe de retribuciones. El problema es que la votación solo es consultiva, lo que da carta blanca a las compañías para hacer oídos sordos, como se ha visto en el caso de Merlin Properties. En la junta del pasado año, el 53,17% de los asistentes votó en contra del sueldo que recibió el consejo en 2015. ¿Sirvió este castigo —el primer rechazo en una empresa del Ibex— para que los administradores rectificasen? Más bien lo contrario: en 2016 la remuneración del consejo de Merlin aumentó un 195%, situando a sus ejecutivos (Ismael Clemente y Miguel Ollero) entre los mejor pagados de España.
El efectivo sigue reinando
Mientras que en otros países, sobre todo los anglosajones, el pago en acciones y opciones sobre acciones está muy extendido con el fin de alinear los intereses de los consejeros con la evolución bursátil de la compañía, en los paquetes retributivos de las compañías españolas cotizadas el pago en metálico sigue siendo la opción preferida con bastante diferencia. En 2016 el salario en efectivo supuso el 76,14% del total de la masa salarial de las empresas, frente al 74,48% de 2014. Este dominio del cash es más significativo cuanto más pequeñas son las sociedades. En los grupos del Ibex el metálico representó el 69,39%, y en las empresas que están fuera del selectivo sumó el 89,5%.
El segundo componente con más peso en los paquetes retributivos fue el pago en acciones, con un peso del 10,42% sobre el total (en 2015 era el 11,01%). En tercer lugar se situó la aportación a los planes de pensiones, con una ponderación del 9,65% (un 10,86% en 2015). Por último, las opciones sobre acciones solo supusieron el 3,79%, cifra muy similar a la del ejercicio anterior.
Estas situaciones particulares se produjeron en un ejercicio en el que los consejeros de las compañías cotizadas ganaron de media 336.606 euros. Se trata de un descenso del 6,32% en relación con la remuneración de 2015. Este cálculo solo tiene en cuenta la retribución en metálico y el pago de acciones y opciones. Si se añade la aportación que hicieron las 107 compañías analizadas a los planes de pensiones de sus consejeros, la compensación media fue de 374.209 euros, un 7,19% menos.
La caída salarial fue más acusada entre los administradores de las empresas de menor tamaño. Mientras la retribución media de los consejeros del Ibex (sin aportación a pensión) se situó en 550.865 euros, solo un 1,7% menor a la de un año antes, en el caso del resto de compañías del mercado continuo el retroceso fue del 12,2%, situando el sueldo medio en 232.509 euros. Este descenso en los grupos fuera del Ibex hay que ponerlo en contexto ya que hay dos casos que distorsionan la comparativa interanual: los consejeros de Talgo recibieron en 2015 un bonus millonario por la salida a Bolsa; y FCC abonó ese mismo año una cuantiosa indemnización a su ex consejero delegado, Juan Béjar.
Los mejor pagados
El pasado año hubo en la Bolsa española 90 consejeros ejecutivos que recibieron una retribución total de más de un millón de euros. El líder fue el ya mencionado Francisco Gómez, ex consejero delegado del Popular, seguido por el presidente de Ferrovial. Rafael del Pino, que recibió 15,25 millones gracias sobre todo al ejercicio de opciones sobre acciones de la compañía. El tercer puesto en el escalafón fue para Pablo Isla (10,37 millones). El sueldo del primer ejecutivo de Inditex cayó un 15% ya que en 2015 cobró un bonus que no repitió en 2016.
En el top ten de las retribuciones figuran algunos nombres clásicos de la lista, como Ana Botín y José Antonio Álvarez, del Banco Santander, con 9,89 millones y 8,32 millones, respectivamente, entre sueldo y pensión; José Ignacio Sánchez Galán de Iberdrola, con 9,35 millones; o Carlos Torres, número dos del BBVA, con 8,23 millones. Junto a los habituales en el ranking, en 2016 se produjeron algunas incorporaciones significativas, como las de los ejecutivos de varias Socimi, todo un síntoma que recuerda a los años de la burbuja inmobiliaria. Luis López de Herrera-Oria, de Axiare, recibió 6,7 millones entre sueldo y acciones, e Ismael Clemente (Merlin) obtuvo 6,24 millones. También se coló en la cumbre salarial Juantegui (Telepizza) por el bonus de la OPV.
Los consejos más caros
La empresa que más gastó en remunerar a su consejo en 2016 fue Banco Santander. Incluyendo sueldos y pensiones, la entidad destino 30,6 millones de euros. En segundo lugar se situó el BBVA, con 19,2 millones, mientras que el tercer puesto fue para Mapfre que, como consecuencia de un plan de incentivos, se gastó 17,51 millones en remunerar a sus consejeros.
La testimonial presencia de las mujeres en los puestos de responsabilidad de las grandes empresas tiene su reflejo en la clasificación salarial. Solo dos ejecutivas figuran entre los 150 mejores sueldos de la Bolsa española. La primera es la ya mencionada Ana Botín (cuarto puesto). Para encontrar a otra mujer hay que descender al puesto 83º, donde figura la consejera delegada de Bankinter, María Dolores Dancausa.
Los ejecutivos mejor pagados de cada firma del Ibex 35 ganaron en promedio 4,44 millones de euros en 2016. Es decir, 86,5 veces más que el gasto medio por asalariado (se incluyen sueldos, cotizaciones, pensiones) que tuvieron esas mismas empresas el pasado año. En 2016 el coste por trabajador en el Ibex fue de 51.382, un 3% por debajo del gasto de 2015.
La empresa donde mayor desigualdad salarial hubo en 2016 fue Inditex. El salario de Pablo Isla equivale a 439,9 veces el gasto medio por empleado (23.575 euros) que el grupo textil tuvo el pasado curso. En segundo lugar en la clasificación de desigualdad se situó Telepizza. La brecha salarial en la empresa de comida rápida fue de 439,1 veces. Ferrovial se aupó al tercer puesto con una diferencia de 348,2 veces. En el capítulo de desigualdad también destacan Popular (195,5 veces), Banco Santander (172), BBVA (167) y ACS (149).
Además de los consejeros ejecutivos, el otro colectivo con sueldos muy por encima de la media de los trabajadores es el de los miembros de la alta dirección de las compañías. En su caso, la legislación no obliga a que las retribuciones se publiquen de forma individualizada, pero las cifras globales sugieren que muchos de ellos tienen plaza en el club del millón de euros. En las compañías cotizadas hay 928 personas catalogadas como altos directivos y en 2016 ganaron de media 549.944 euros, un 1,98% menos que un año antes. Los directivos mejor pagados fueron los del Santander (2,96 millones de media), Telefónica (2,21 millones) y Telepizza (2,21 millones).
Aportaciones de pensiones
Una política salarial que ha ido ganando peso en los últimos años es aquella que se basa en la aportación a los planes de jubilación de los consejeros. El engorde de la pensión había sido tradicionalmente una práctica vinculada al sector bancario, ya que sus principales ejecutivos no contaban en sus contratos con indemnizaciones en caso de despido y los ingresos periódicos a su sistema de ahorro a largo plazo lo compensaba. Sin embargo, este sistema de remuneración se ha ido extendiendo a otros sectores.
En 2016 las compañías cotizadas aportaron 45,7 millones de euros a las pensiones de sus consejeros. Esta cantidad supone una caída del 16% respecto al año anterior. El descenso se debió fundamentalmente a que en 2015 se hicieron aportaciones extraordinarias en el caso del BBVA por la prejubilación de su ex consejero delegado, Ángel Cano.
Al cierre del ejercicio, el importe acumulado por los administradores actuales de las grandes compañías cotizadas en materia de pensiones era de 487,52 millones. Además, las empresas tenían compromisos con exconsejeros por otros 231,5 millones. En total, el importe de los derechos acumulados suma 739 millones.
La mayor pensión del mercado le corresponde a Francisco González. Aunque el BBVA no hace aportaciones a su plan de ahorro desde 2009, cuando cumplió 65 años, el presidente de la entidad tiene externalizados en una póliza 79,7 millones. En la clasificación de jubilaciones doradas ocupa la segunda posición César Alierta. A cambio de renunciar a su blindaje, Telefónica le hizo en 2014 una aportación extraordinaria de 35,5 millones y, según el último informe de retribuciones, sus derechos suman ya 54,2 millones. Los siguientes puestos en el escalafón corresponden a dos de los consejeros ejecutivos del Banco Santander. La pensión de la presidenta, Ana Botín, alcanza 43,16 millones; mientras que Matías Rodríguez Inciarte acumula 48,2 millones.
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