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Los grandes bancos pagaron multas en EE UU equivalentes al PIB danés

Las sanciones pactadas por la industria financiera global desde la crisis ascienden a 321.000 millones de dólares

Agentes en la Bolsa de Nueva York
Agentes en la Bolsa de Nueva YorkEFE

La mayor crisis financiera desde la Gran Depresión empezó a enseñar sus garras hace una década, cuando varios fondos del banco de inversión Bear Stearns que especulaban con hipotecas basura se derrumbaron incapaces de soportar las pérdidas. Fue el inicio de una espiral que tomó cuerpo con la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008 y que costó al sector financiero 321.000 millones de dólares en multas.

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Es el cálculo que acaba de publicar Boston Consulting Group en un informe en el que analiza los riesgos que sigue afrontando la industria. El total de las sanciones corresponden al uso abusivo que los grandes prestamistas hicieron con el dinero de sus clientes, empaquetando deuda insolvente, blanqueando dinero, manipulando el mercado o haciendo la vista gorda en transacciones con países sometidos a sanciones.

La suma de las multas equivale al producto interior bruto de un país como Sudáfrica, Israel o Dinamarca. Superaría cómodamente la riqueza que genera Irlanda, Finlandia, Portugal o Grecia. De ese total de sanciones, 42.000 millones se pactaron el pasado ejercicio 2016 e incluyen las reprimendas anuncias al final del mandato del presidente Barack Obama contra Deutsche Bank y Credit Suisse.

Es un incremento de casi el 70% cuando se compara con las sanciones que se impusieron en 2015, que fue un año relativamente tranquilo. Las mayores multas se desembolsaron en 2013 y 2014. Se concentraron esencialmente en los bancos estadounidenses JPMorgan Chase, que salió al rescate de Bear Stearns, y Bank of America, que tuvo que hacerse cargo de los litigios legales de Merrill Lynch.

Gerold Grasshoff, uno de los autores del informe publicado este jueves, explica que los cambios en la regulación adoptados para evitar los abusos que llevaron a la crisis forzaron a las grandes entidades globales a reconsiderar sus estrategias y operaciones. Y anticipa que los costes asociados a un control mayor sobre la banca irán creciendo “pese a los recientes desenlaces políticos en Estados Unidos”.

Boston Consulting Group se refiere al reciente decreto firmado por Donald Trump para que se empieza a revisar la Dodd-Frank Act, el conjunto de medidas legislativas que regulan el sector financiero en EE UU. La intención del presidente republicano es simplificarla para incentivar la concesión del crédito. Se trata, en cualquier caso, de un paso simbólico porque corresponde al Congreso enmendarla.

La consultora sí reconoce que los bancos europeos y los asiáticos serán los que estén bajo una mayor presión. También indica que casi una década después de detonar la crisis, el sector financiero global no logró recuperarse plenamente de las perdidas que sufrieron entre 2009 y 2015. Calcula el beneficio económico actual –ganancia operativa menos costes de capital- en 167.000 millones. Equivale al 18% de los activos.

Mientras que las grandes firmas financieras estadounidenses llevan ya tres años con ganancias, las europeas no lograron anotarse un solo ejercicio en positivo. El incremento de la regulación, insisten los autores del informe, debe considerarse como algo permanente, “no como la crecida de un tsunami que retrocede”. Eso forzará a la industria a ser más “efectiva”, “innovadora” y “eficiente” para poder sobrevivir.

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